Málaga

Sin vacuna para los atracos

  • La botica de la Rotonda de Suárez ha sido asaltada cinco veces en un año, la última, el martes · La farmacéutica se lamenta de que denunciar no sirve para nada

Siente pánico, pero los nervios hacen sonreír a Claudia cuando relata los cinco atracos que ha sufrido su farmacia en un año. El último se produjo el martes, a las 17:30, cuando un individuo que tapaba su cara con una camiseta entró en el local, cuchillo en mano, y se llevó el dinero que había en las dos cajas registradoras. No le frenaron ni las dependientas que atendían a esa hora en el mostrador ni los clientes. Las cámaras de seguridad han grabado el golpe, igual que las cuatro veces anteriores, pero las denuncias presentadas ante el Cuerpo Nacional de Policía no han dado ningún fruto.

La farmacia está en la Rotonda de Suárez, en una zona muy populosa. Está abierta al público todos los días del año, de 9:00 a 22:00, excepto los domingos. Claudia Ruiz-Capilla Gil llegó al barrio hace dos años y medio procedente de otra farmacia de Pedregalejo -allí nunca le asaltaron- y desde enero de 2008 no gana para sustos. El día 1 del año pasado sufrió el primer robo, y el Día de Reyes, el segundo. Las nueve personas que hay empleadas en el negocio sospechan de que se trata de la misma persona. El ladrón llevaba la cara cubierta con un pasamontañas y portaba un arma blanca. El modus operandi de todos los golpes ha sido similar, en horario de atención al público y con el local lleno de gente. "No es por mí, es que el usuario está desprotegido, atracan cuando hay madres con niños en carritos", explica Claudia tras lamentarse de la escasa respuesta policial que ha tenido pese a las denuncias presentadas.

El tercer robo se produjo unas semanas más tarde. En esta ocasión, el atracador se cubrió con un casco de moto y tenía a un compinche esperándolo en la puerta para huir en una motocicleta. Fue el más espectacular de todos. El caco entró en la farmacia, saltó el mostrador, intimidó con el arma antes de coger el dinero y huyó tras llevarse por delante las latas de comida infantil.

Tras unos meses de tranquilidad, los asaltos regresaron el 9 de enero. Eran las 19:30. El ladrón se tapaba la cara con un jersey, pero las imágenes grabadas por la cámara de seguridad permiten a la farmacéutica describir algunos de sus rasgos: alto, como de 1,85 metros; moreno y muy delgado; con ojos castaños, nariz aguileña y muy delgado. Tanto ella como sus empleadas sospechan de que es la misma persona del último atraco, el del martes, cuando tuvo "la desfachatez" de entrar, recorrer toda la farmacia y colarse por detrás del mostrador. Esta vez, sin embargo, las prisas le hicieron cometer un fallo. La camiseta que envolvía su cabeza para no ser reconocido se le cayó mientras huía y la prenda ya está en manos de la Policía Científica.

La denuncia está presentada en la Comisaría de La Palmilla, como todas las demás, aunque la farmacéutica es escéptica, vistos los resultados que ha obtenido hasta ahora. "Nos sentimos desprotegidos y nadie nos da soluciones", ni la Policía Local ni la Nacional, decía ayer. Ha hablado con el concejal responsable del Distrito, Manuel Marmolejo, y no cesará hasta reunirse con el alcalde, Francisco de la Torre, si hace falta para ser oída. "Yo no digo que me pongan un policía en la puerta, pero sí que haya más presencia policial, que los agentes patrullen la zona para disuadir a los ladrones", replica.

"¿Qué hago? ¿Cierro y me voy? No me planteo hacer eso porque no puedo, y lo único que me queda cuando me roben es poner otra denuncia y decirles a mis trabajadores que no se encaren con el atracador".

A lo que Claudia Ruiz-Capilla no está dispuesta es a seguir las recomendaciones que ha recibido de los dos cuerpos de seguridad. O que contrate a un vigilante de seguridad o que blinde el establecimiento. "Esto es un centro sanitario y tiene que estar abierto a los usuarios; yo pago mis impuestos y por más que pido ayuda, no me dan soluciones".

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