Tráfico ilegal El Seprona desmantela en Málaga una red que los vendía por internet

Perros de 30 euros que se venden a mil

  • La venta ilegal de cachorros procedentes de los países del Este se hace sin controles sanitarios y con la falsificación de la documentación para eludir la prohibición de comercializar con los menores de tres meses

Recién nacidos, hacinados y en la mayoría de los casos enfermos llegan diariamente de los países de Europa del Este pequeños cachorros que luego son vendidos en España con documentación falsa, sin ningún control veterinario y a precio de oro. Es un negocio redondo. Los intermediarios apenas pagan entre 20 y 50 euros por unos perros que luego en el mercado llegan a venderse hasta por mil euros.

La red de comercialización suele estar perfectamente estructurada. Los perros son criados en macrogranjas clandestinas en países como Eslovaquia o Hungría, donde a los pocas semanas de nacer son separados de sus madres para emprender un largo viaje hacia España por carretera. Y son muchos los que mueren en el camino.

Son tan pequeños que en raras ocasiones han sido vacunados cuando salen de sus países de origen. La legislación prohíbe la circulación intracomunitaria de cualquier perro que tenga menos de tres meses para evitar precisamente el contagio de enfermedades. Pero aún así se hace.

Tratan de esquivar los controles viajando de noche y durante los fines de semana, y una vez en España comienza su distribución y el enriquecimiento de unos pocos a costa de comprar hasta 15 perros por menos de 600 euros y luego venderlos por unos 700 u 800 euros cada uno.

Es una práctica muy habitual y la red de venta ilegal de cachorros que la patrulla urbana del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en Málaga descubrió hace apenas dos meses en la provincia así lo demuestra.

En este caso los perros procedían de Eslovaquia y un intermediario los distribuía desde Tarragona por todo el levante español. Málaga era uno de los principales puntos de venta. Desde aquí una empresa llamada Todo Perros y ubicada en un polígono industrial de Alhaurín de la Torre hacía las entregas a tiendas especializadas, sobre todo, de centros comerciales y particulares. Se anunciaban en internet y enviaban los perros mediante una empresa de mensajería a cualquier punto del país, explicó a este periódico el sargento de la patrulla, José Benito.

La trama se destapó por la inspección de una furgoneta sospechosa que una patrulla de la Guardia Civil encontró un domingo merodeando por el polígono La Moraga de este municipio. Lo más sorprendente es lo que encontraron en su interior. Unos 32 cachorros de varias razas metidos en jaulas a punto de ser distribuidos.

Pero no tenían certificado sanitario intracomunitario para el transporte y el pasaporte de los perros levantó ciertos recelos entre los agentes. Los tres ciudadanos procedentes de los países del Este que estaban al cuidado de los cachorros insistieron en que habían cumplido los tres meses, algo que la patrulla urbana no creyó y los intervino.

A raíz de ahí se destapó lo que resultó ser una auténtica trama de venta ilegal que dirigía una joven pareja, que fueron detenidos aunque puestos en libertad con cargos por los presuntos delitos de falsedad documental, estafa e intrusismo profesional.

Pero antes los agentes tuvieron que realizar una ardua investigación que comenzó en las tiendas especializadas de perros donde se comprobó que el principal proveedor de perros era siempre la misma empresa. El motivo es que ésta ofrecía unas condiciones muy ventajosas a los comerciantes, ya que les cedían los perros por los que no tenían que pagar nada hasta que no los vendieran y a unos 100 euros por debajo del precio de mercado.

Lo más grave es que los dos cabecillas de la red falsificaban también las cartillas veterinarias de estos cachorros con el sello de un veterinario de Algeciras que denunció los hechos. Como la mayoría no estaban vacunados, muchos morían a los pocos días de haberlos vendidos. El Seprona tiene constancia al menos de que falsificaron 140 cartillas y vendieron más de 300 cachorros en apenas un año.

La inspección de la nave industrial desde donde se movían los hilos no hizo más que confirmar la realidad del oscuro negocio.

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