Patrimonio Ante la falta de nuevas religiosas, la hermana presidenta de la congregación ha ordenado el traslado

Un convento que se despide de cuatro siglos de historia

  • La Orden del Císter comenzó ayer a desmantelar el lugar de residencia y oración de cuatro monjas de clausura · Los bienes muebles viajan en camiones a La Rioja

En 1604 fue fundada la Abadía de Santa Ana de Recoletas Bernardas del Císter en el convento de Jesús y María, junto a la parroquia de San Juan. Después de varios cambios de ubicación, en 1617 se emplazó en una de las casas de la plazuela del Conde, más tarde llamada del Císter, como explica la Guía Histórico-Artística de Málaga dirigida por la catedrática de la UMA Rosario Camacho. Las hijas del insigne artista Pedro de Mena profesaron como "religiosas de velo negro" y el mismo escultor fue enterrado a los pies de la iglesia. Cuatro siglos de historia y vinculación de un convento con su ciudad comenzaron a desmantelarse ayer a primeras horas de la mañana.

Armarios, sillas, consolas, sagrarios, cuadros, imágenes... embaladas en cajas, plastificadas, tapadas con mantas para proteger su fragilidad iban llenando dos camiones de mudanza ante la triste e incrédula mirada de algunos Caballeros y Damas de la Orden del Císter, una asociación creada en los 60 para asistir a las religiosas. "La madre presidenta de la congregación ha ordenado el traslado de estos bienes a Santo Domingo de la Calzada, en La Rioja", comentaba ayer el presidente, el doctor José Luis Narbona López. "Ha sido prácticamente una sorpresa, mucho más rápido de lo que nos podíamos imaginar", añadía.

Aunque ayer simplemente se estaban llevando el mobiliario, "el traslado de las monjas y el cierre del convento es inminente", comentaban otros miembros de la orden, el vicepresidente Andrés Piédrola y el tesorero, Miguel Nogués Pérez. Las dos religiosas más antiguas son la hermana María Auxiliadora, abadesa perpetua, y la hermana Josefa. Una de ellas tiene 87 años y es de Mollina, la otra, de 82, nació en Córdoba pero lleva seis décadas en Málaga, "está impedida y ahora a la pobre se la van a llevar a vivir al norte", señaló Carmelina Herrero de Nogués, vocal de las Damas de la Orden. "Me parece que esto es algo que pierde Málaga sin necesidad alguna, desde el norte le tenían ganas a estas cosas, son demasiado bonitas", añadió Carmelina.

Para ella la falta de vocación en la actualidad no es una verdadera excusa para cerrar el convento, ya que la misma orden tiene a una docena de monjas en el Atabal, que podían haber sido trasladadas a este inmueble que fue ampliado y restaurado en los años 90 gracias al proyecto del arquitecto César Olano. Su Museo de Arte Sacro Cisterciense volvió a abrir sus puertas en 2007 tras una verdadera puesta en valor y musealización del patrimonio que atesora. No obstante, el museo pertenece "a la ciudad de Málaga", según los Caballeros de la Orden, y sus bienes no corren peligro.

Lo que no está tan claro es la titularidad del edificio y, por ello, lo que podría pasar con la pinacoteca si la congregación decide vender el inmueble. Si se diese esta circunstancia, la Hermandad del Sepulcro tiene opción de compra. Sus hermanos celebran su misa en la abadía un viernes al mes y aquí querrían trasladar sus imágenes titulares.

"Lo que queremos es que no se desmantele un convento, ya que se podrían traer monjas de otro sitio", recalcaron desde la orden. Para ellos, el convento y el museo existen gracias al empeño y el cuidado de la hermana María Auxiliadora, ya que las religiosas eran las que se encargaban del patrimonio histórico-artístico antes de que se hiciese cargo el Ayuntamiento de Málaga. "Los vecinos dicen que es una pena que se cierre un convento de 400 años, se trata del más antiguo de Málaga", afirmaron el vicepresidente y el tesorero de la asociación que hoy en día reúne a unos 200 hombres y algo más de medio centenar de mujeres.

Médicos, abogados, arquitectos, farmacéuticos, catedráticos forman parte de esta orden cuya razón de ser es la asistencia a estas religiosas que en poco tiempo abandonarán las instalaciones que con tanto mimo han protegido. El voto de obediencia les impide hacer ningún tipo de comentario sobre el asunto. Sin embargo, seguro que no cerrarán gustosas las puertas del que ha sido su hogar y lugar de oración durante toda la vida.

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