Málaga

"Debimos controlar más el precio de los pisos porque quemamos la demanda"

  • El ex directivo de la patronal que engloba a los constructores malagueños reconoce que se cometieron desmanes en el momento de auge, aunque asegura que "todo el mundo ganó mucho dinero"

Hablar del sector de la construcción en Málaga es hablar de Juan Moreno. Entró hace treinta años como secretario general de la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP) y, como se suele decir, se ha comido todos los marrones. Desde las crisis cíclicas del sector hasta las largas negociaciones con los sindicatos pasando por la mala imagen que han solido tener los constructores. Está jubilado desde el pasado 1 de junio. También a él le ha llegado el descanso del guerrero, aunque seguirá inmerso en la negociación de la tabla salarial que llevó el pasado miércoles al sector a la huelga.

-Treinta años en la ACP y ahora se jubila. ¿Está contento con la retirada o siente añoranza?

-Estoy contento porque me desligo de una responsabilidad que a cierta edad ya pesa. Hay compañeros que me sustituyen con la misma profesionalidad e ímpetu que yo tenía cuando entré aquí con 35 años. Hay un momento en el que hay que irse.

-¿Se ha quedado con la espina de no haber hecho algo?

-Lo único que me ha quedado es arreglar el convenio actual, que se ha encasquillado y que ha provocado una huelga esta semana. Yo llevo treinta años negociando ese convenio. Hemos discutido siempre con lealtad, pero cada uno defendiendo sus posiciones. Creo totalmente en el diálogo porque así siempre se llega al final a un acuerdo y eso es lo que ha faltado en esta última ocasión. En los últimos treinta años hemos tenido situaciones mucho peores que ésta, en las que parecían irreconciliables las posturas, pero al final todos cedíamos.

-¿Cómo fueron sus inicios en la ACP?

-Llegué en 1980 por una casualidad. Era ingeniero de caminos y trabajaba para una constructora de Rumasa. En ese momento empezó una crisis que comparada con la actual era pequeña, pero la empresa no tenía obras en Málaga y me querían trasladar a Galicia para hacer una facultad en Santiago de Compostela. En aquel momento salió esta plaza en la ACP y la conseguí. Eran unos años difíciles, convulsos. Empezaban los primeros ayuntamientos democráticos y todos estaban revisando sus planeamientos urbanísticos. Era algo desconocido. La expresión más común entre los empresarios era 'que vienen los rojos, ¿qué va a pasar con nosotros?'. Recuerdo que en el primer ayuntamiento democrático en Málaga, con Pedro Aparicio, el concejal de Urbanismo era Luis Asenjo, que era del Partido Comunista. Eso provocó en la ACP una situación de continua peregrinación porque los constructores no sabían qué iba a pasar. Era tremendo.

-Los sindicatos también eran nuevos.

-En aquellos momentos la relación con los sindicatos era de confrontación, no como ahora en el que colaboramos. Era una lucha total. El IPC estaba en el 20 ó el 30% y las subidas de los convenios eran del treintatantos por ciento. Además, esos convenios estaban vacíos de contenido, no había logros sociales. Todo eso se ha ido haciendo en estos treinta años y ahora ya hay un convenio muy ajustado y es difícil poner cosas nuevas, como mucho negociar un punto o dos más sobre el IPC, pero antes no había nada.

-¿Y cómo era la relación con las administraciones?

-La administración era mucho más cerrada de la que tenemos ahora. Nos miraban con recelo.

-En aquella época al constructor se le veía como especulador.

-Sí, esa medalla la seguimos teniendo. Todavía no hemos sido capaces de quitárnosla. De todas formas la sociedad sí se está dando cuenta de que, aunque en el discurso político y sindical, e incluso en algunos medios de comunicación, aún se cuelga ese cartel de especulador, el empresario es forjador de riqueza y de empleo. Si al empresario le va mal, al trabajador le va mal.

-Ahora se está viendo con la crisis y el aumento del paro.

-Exacto. Hemos sido criminalizados por todo lo que ha ocurrido en casos puntuales de corrupción que nos han hecho mucho daño. Creo que Málaga ha crecido mucho y eso ha podido crear recelo en algún sitio, porque podía poner en evidencia ciertas carencias de otros sitios. No quiero pensar que alguien nos haya querido frenar, pero sí es cierto que las administraciones han visto que el desarrollo privado en Málaga ha ido a mucha más velocidad que el público. Ha habido un intento de que esa distancia que se estaba creando entre la iniciativa privada y la pública se acortara.

-¿Cuándo o cómo cree que se habría podido producir esa paralización?

-Por ejemplo, una consejera de la Junta de Andalucía decía que faltaban infraestructuras para el desarrollo que estaba teniendo Málaga y yo le decía que las infraestructuras las tienen que hacer las administraciones, pero ellas se ven inoperantes al ritmo de la iniciativa privada.

-Imagino que se refiere a la ex consejera de Obras Públicas Concepción Gutiérrez, con la que siempre han tenido una relación, digamos, tensa.

-Sí, doña Concepción a Málaga no le dio muchas satisfacciones.

-Trajo el Metro.

-Por supuesto que no todo fue negro. También hubo muchas luces. Lo que pasa es que nosotros [los constructores] nos fijábamos más en las sombras.

-Obligar a construir el 30% de vivienda protegida en las urbanizaciones ¿fue lo que más les fastidió a los empresarios?

-Sí, fueron varias cosas. Lo del 30% de VPO. También hubo una pelea grande por el desarrollo de los campos de golf porque eso hacía daño a la Costa. Cuando llegaba a Málaga y decía que había campos de golf hechos en patios de vecinos no nos beneficiaba. Ella quería desligar la creación de campos de golf a la ejecución de viviendas, pero nosotros le decíamos que no se podía rentabilizar un campo sólo con los ingresos del campo como tal.

-Volviendo otra vez la vista unas décadas atrás ¿tuvieron muchos problemas con los compradores de las viviendas?

-Al principio no es que hubiera especuladores, es que había delincuentes. Había gente de coge el dinero y corre. Ya no ocurre eso. Hay problemas de desarrollo urbanístico, de empresas que entran en concurso de acreedores, pero ya no es eso de hace 30 años. Y la mayoría de las veces que los empresarios se llevaban el dinero eran promotores de fuera de Málaga. En este sector, cuando llega una época de bonanza, acuden muchos pseudoempresarios en aluvión que no son profesionales porque se gana dinero rápido pero cuando vienen las cartas mal dadas todos salen corriendo a sus casas. Yo defiendo a las promotoras que llevan años de trayectoria.

-¿Cómo ha cambiado la forma de construir viviendas en estos 30 años?

-La mayor diferencia es que ahora hay empresas especializadas. Antes una constructora tenía 500 trabajadores y ahora cada firma hace una cosa. Han cambiado más los materiales y su calidad que la forma constructiva.

-Lo que parece que no ha cambiado es el tema del ruido. En los pisos de ahora se sigue escuchando todo lo que hace o dice el vecino.

-Bueno, ya no es igual. Avanzamos poco a poco. Ahora hay mucha legislación nueva, pero cada vez que se mete una aumenta el precio. Vamos teniendo casas mejores, con menos ruido, más posibilidades de comunicación... Pero es más caro. No podemos pedir viviendas más baratas si cada vez las estamos haciendo mejores.

-Estamos en plena crisis. ¿Por cuántas ha pasado usted?

-Yo he pasado por cinco. Las peores han sido las de 1990-1995, que para nuestro sector fue fatal, y la de ahora. La diferencia es que en la de 1990-1995 el único sector afectado era el nuestro. La banca nos puso un punto rojo a los constructores de Málaga y no nos daban un duro, pero seguía dando créditos al resto de sectores. Ahora no se los da a nadie, por lo que la crisis es total. Ahora nos está haciendo mucho daño porque no le dan créditos a los compradores y los sigue habiendo. Hemos perdido a los inversores pero la gente se sigue casando, divorciando, etcétera y le hace falta pisos. Ahora es un momento idóneo para comprar porque los empresarios están dejando su beneficio para poder dar salida al estocaje. Ahora encima tenemos la competencia desleal de los bancos que sólo dan créditos a las viviendas que ellos venden procedentes de sus morosos.

-Las corrupciones urbanísticas tampoco han ayudado.

-Cuando en Europa se habla de Marbella se dice que en Málaga no se puede comprar pisos porque te engañan, y eso nos afecta a todas las empresas y a todas las localidades. Ha sido un palo gordo, pero confío en que la Costa del Sol va a resurgir ordenadamente. Los promotores no queremos un frenazo, sino crecer de forma ordenada, porque somos los más perjudicados cuando hay un desorden urbanístico pues se aprovechan los tres listos de turno y el resto sale perjudicado.

-En cualquier caso, ¿se les fue la cabeza a los promotores en los años de bonanza?

-Sí. No vamos a esconder la responsabilidad de cada uno. Todos tenemos culpa. Muchas veces el promotor tenía que haber controlado más los costes y el precio de las viviendas porque al final no todo tiene salida. Pero todo el mundo ha ganado dinero. Los trabajadores, los empresarios, los notarios, la Junta de Andalucía, los concesionarios de coches, el que vende las cortinas, los electrodomésticos... En los últimos 15 años el desarrollo de los viveros ha sido tremendo. Pero como las vacas eran gordas nadie reparaba en los costes. Ha habido promotores que se han robado unos a otros los camiones de ladrillos y los trabajadores pagando mucho más. El precio de la vivienda aguantaba esos incrementos de costes pero estábamos quemando la demanda.

-No era normal que una vivienda de una misma promoción subiera tres o cuatro millones de pesetas de un mes para otro.

-Claro, por eso digo que nadie puede eludir responsabilidades. Fue un maremagno en el que nos vimos envueltos todos. Ahora pedimos que esto se tranquilice y que los promotores profesionales sigan su ritmo como lo han hecho hasta ahora.

-Todo el mundo se pregunta qué han hecho los promotores con el dinero que ganaron.

-Es fácil de responder. Una parte fue a los accionistas y el resto han ido a inversiones, a la compra de suelos, etcétera. El dinero no se pierde.

-Lo digo porque muchos no entienden que ahora se despidan trabajadores.

-Pero las empresas funcionan así. Por mucho dinero que hayas ganado no puedes tener una plantilla parada. Ahora mismo los empresarios serios están sólo cogiendo trabajos para mantener las plantillas. No hay beneficios porque un buen empresario considera que su mejor activo es su plantilla.

-Se habla de que hay 30.000 viviendas en stock en Málaga, ¿qué haría usted con ellas?

-La sociedad malagueña puede absorber esas viviendas en un año y medio siempre que haya financiación y más ahora que los precios están bajando. Por eso instamos a la Junta de Andalucía a que agilice los PGOUs de todos los municipios para que dentro de dos años se puedan construir nuevas viviendas.

-La reclamación de los PGOU la llevan haciendo años ¿tan difícil es aprobarlos?

-Sí, porque la Junta de Andalucía se ha hecho un embrollo de legislaciones con el POT, los POTA, el Potaum y todo eso ha hecho que ayuntamientos que ya tenían medio revisado su PGOU han tenido que empezar otra vez porque han salido leyes nuevas. También pedimos a las administraciones, en general, que no utilicen el urbanismo como arma política. Que sea al revés, que se pongan todos las pilas y vayan en un mismo sentido, con los controles que tenga que haber, pero que no haya luchas políticas porque frenan el desarrollo.

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