Málaga

"No la querían en su equipo de fútbol, decían que al ser china veía menos"

  • Alumnos del instituto Portada Alta describen los conflictos entre compañeros en los que han mediado

Pedro es de los alumnos mayores dentro del programa de mediación entre iguales del instituto Portada Alta, por lo que se encarga de solucionar los conflictos más graves que se producen dentro del centro entre compañeros. "El año pasado tuve un caso de racismo con una estudiante china", recuerda como uno de los más importantes en los que ha intervenido. El problema surgía a la hora de la clase de Educación Física cuando los compañeros de esta alumna extranjera se negaban a incluirla en sus equipos de fútbol y siempre la dejaban para la última. Pedro explica el trabajo que le costó ganarse la confianza de la alumna marginada para llegar a la raíz del asunto, que resultó estar en un grupo de compañeras, a las que el resto de la clase seguía, y que llegaron a decir incluso que los chinos "no veían igual" que los españoles, relata Pedro. Finalmente, bastó hacerles comprender a estas estudiantes la sensación que les produciría encontrarse en la misma situación para que el problema se extinguiera.

Al igual que Pedro, los alumnos mediadores del IES Portada Alta se encargan de velar por la convivencia dentro y fuera de las aulas y de solucionar los conflictos que surgen, la mayoría de ellos relacionados con motes, insultos y rumores, aunque algunos son más graves, al detectarse en ellos brotes de racismo, xenofobia e incluso violencia de género. Por ello, existen dos niveles de mediación, el primero formado por alumnos de 2º y 3º de ESO; y el segundo, en el que participan alumnos de 3º y 4º de ESO, con una formación más específica. La resolución de todos los conflictos requiere el seguimiento de un protocolo supervisado por los tutores de mediación, una tarea de la que se encargan de forma altruista algunos profesores del centro. Una vez que el problema se soluciona, las partes firman una especie de contrato con unos compromisos que deben cumplir y pasadas dos semanas son comprobados por los mediadores.

Entre los casos más graves está en el que el año pasado Ana se vio obligada a intervenir, especialmente difícil porque se dio fuera del instituto e implicaba a un alumno del centro y a una persona de fuera. Una tarde, al salir de clase, de repente se originó una pelea entre estos dos chicos en la que tuvo que intervenir la Policía. "¿Cómo haces mediación con alguien que no pertenece al instituto?", se preguntó Ana en ese momento. Así que intentó al menos esclarecer las causas de la agresión hablando con su compañero. Al parecer ni siquiera se conocían, por lo que llegaron a la conclusión de que lo esperaba a la salida del instituto porque "era gay y lo había visto por el instituto con su pareja".

Para María Jesús la mediación entre iguales no ha hecho más que empezar. Acaba de terminar su formación y hace unos días resolvió su primer caso, junto a una mediadora con más experiencia, porque como explica una de las tutoras de mediación, Vicky Grund, siempre intervienen dos alumnos, para que los que llevan más tiempo en el programa sigan formando a los que se inician. María Jesús medió en un conflicto entre dos compañeras de clase de nivel uno en el que dos compañeras de clase se habían peleado porque una de ellas decía la otra "la miraba mal". Así que la intervención consistió en hacerles ver a las dos que todo era un malentendido, como ocurre la mayoría de las veces en las que los alumnos se ven envueltos en un conflicto de este tipo.

En los casos en los que están implicados alumnos con alguna discapacidad, lo prioritario es darles "confianza para que se sientan cómodos en la mediación", resume Juan Antonio, que tuvo que intervenir porque insultaban a una chica que estaba en silla de ruedas, en la que ésta aseguraba que "la querían tirar de la silla".

Pero no todos los problemas se resuelven, Pedro explica que dos días después de una pelea en el patio, los dos implicados llegaron de nuevo a las manos en el aula de mediación del centro. Aunque se deja pasar un tiempo para iniciar la mediación, suficiente para calmar los ánimos, pero sin dejar que el conflicto vaya a más, en este caso se vieron obligados a derivarlo a la jefatura de estudios.

Además de la mediación entre iguales, está la llamada mediación de aula. Lucía y Mahmud son dos de los encargados y a diario velan porque exista un buen clima en el aula y en los pasillos. También ayudan a los nuevos alumnos o a compañeros con necesidades especiales para que se integren en la clase y son lo encargados de detectar posibles conflictos en los que sea necesario mediar. "En este instituto hay niños discapacitados y es sobre todo a ellos a quienes ayudamos", asegura Lucía, que es la segunda generación de mediador de su familia, ya que su hermano ya formó parte de este programa.

Cuando los mediadores llegan a Bachillerato pasan a ser tutores personales, "como si fueran hermanos mayores", explica Vicky Grund, porque "se pierde un poco el sentido de la mediación entre iguales, al verlos los alumnos demasiado mayores". Aún así continúan ligados al programa acompañando a compañeros, asesorándolos e incluso sirven como apoyo en la resolución de conflictos.

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