El clavo ardiendo del Auditorio
El alcalde sale al paso del Gobierno y la Junta y mantiene su apuesta por conservar el consorcio del Palacio de la Música, aunque sea sin dotación y hasta con menos miembros


En el Paseo Marítimo Antonio Machado, a la altura del Muelle de San Andrés, un gran cartel sigue anunciando la construcción del "nuevo Auditorio de Málaga". Pero este elemento no es el único que se resiste a la eliminación del consorcio público para la puesta en marcha del mismo, prevista en la reforma de la Ley de administraciones públicas aprobada el pasado mes de junio. Desde entonces, el alcalde, Francisco de la Torre, ha mostrado su preferencia por mantener vivo el consorcio, diga lo que diga el Consejo de Ministros; y lo sigue haciendo, si cabe, con una mayor determinación. El pasado viernes, el alcalde mantuvo una reunión con el gerente del consorcio del Auditorio, Francisco López, y el equipo de la Oficina municipal de Coordinación de Infraestructuras Básicas. En este encuentro, según apuntó ayer López a este periódico, De la Torre se mantuvo tajante y firme en su empeño en que el consorcio siga adelante, incluso sin dotación económica por parte de las tres instituciones que lo integran (Ayuntamiento, Junta de Andalucía y Ministerio de Cultura) e incluso, según el mismo alcalde había apuntado ya en alguna ocasión, sin la presencia del Ministerio de Fomento en el consorcio, del que forma parte únicamente en virtud de la cesión de la parcela del Puerto donde debía alzarse el edificio, de 46.000 metros cuadrados de superficie. Es más, desde que el Gobierno decidió eliminar el consorcio no han faltado agentes directamente implicados que han apelado al pase de página; pero De la Torre parece no dudar en sobreponerse a estos argumentos, como si se agarrara a un clavo ardiendo.
La decisión incluida en la reforma de las administraciones públicas no es un capricho, sino que responde a una evidencia: la de que las instituciones que integran el consorcio no pueden, ni juntas ni por separado, hacerse cargo de los 120 millones de euros (más del doble de los inicialmente previstos) en los que está actualmente tasada la construcción del Auditorio. La apertura de una línea de financiación público-privada, que en su día promovió la Junta incluso con un calendario de plazos, también ha quedado definitivamente descartada. Ante el peso de la realidad, los distintos portavoces institucionales han apelado al pragmatismo: el subdelegado del Gobierno, Jorge Hernández Mollar, reconoció recientemente que es "difícil" que el Ejecutivo "se eche atrás en la decisión de suspender el consorcio", e incluso sugirió que ante tal posición había que ser "realistas". En similares términos se expresó este pasado verano el consejero andaluz de Cultura, Luciano Alonso, quien se mostró favorable a no gastar esfuerzos en proyectos que no son viables económicamente. Pero De la Torre hace oídos sordos y hasta desvincula la existencia del consorcio a la carencia de recursos: el primero, afirma, debe prevalecer aunque no existan los segundos.
En la reunión celebrada el pasado viernes, el alcalde dejó entrever los motivos de esta postura: su idea, según expresó ayer Francisco López, es que "una vez que se anule el consorcio resultará muy difícil volver a trabajar en el proyecto del Auditorio, incluso aunque en un futuro fuese posible acceder a alguna financiación. Clausurar el consorcio sería dar el portazo definitivo. Pero, mientras exista el consorcio, será más fácil retomar el asunto cuando sea posible". Preguntado por el margen que dejaría la reforma de las administraciones públicas a esta maniobra, López respondió que lo que hizo el Consejo de Ministros en junio "fue dar por bueno un informe en el que se recomendaba la eliminación de diversos consorcios de este tipo en toda España. Pero todavía no ha habido una decisión ejecutiva en este sentido, así que, en teoría, no hay inconvenientes legales para la continuidad del consorcio; al menos, hasta que esa decisión se produzca".
Lo cierto es que el consorcio mantiene un remanente de inversiones derivadas de los presupuestos de cada una de sus instituciones (el Ayuntamiento ha invertido desde 2007 entre 700.000 y un millón de euros anuales) y López sigue siendo su gerente. El último en salir, que cierre la puerta.
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