Crónica de la protección del Conjunto Arqueológico a lo largo de tres siglos
Desde el conocimiento de los dólmenes impulsado por las reales academias instauradas en el siglo XVIII hasta la gestión de la Junta de Andalucía, la conservación de los monumentos obedece a una larga historia
A la hora de contar la historia del Conjunto Arqueológico de los Dólmenes de Antequera, es necesario retroceder en el tiempo y efectuar un análisis de las instituciones que, a lo largo de la Historia Moderna y Contemporánea, ha contado, en mayor o menor medida, con la facultad de intervenir en su protección y conservación.
A lo largo de la Edad Moderna, podemos afirmar que los dólmenes subsistieron gracias a las características de su construcción, su solidez, su cubrición en forma de túmulo. El dolmen de Menga, conocido desde este periodo, ha sido el único que ha sufrido la carencia de instituciones que se encargasen de su custodia y conservación a lo largo de siglos, padeciendo el más absoluto abandono durante los siglos XVII y XVIII. La creación en este último de la Real Academia de Historia, con su Gabinete de Antigüedades, y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, permitió a las instituciones gubernativas conocer la importancia de determinados inmuebles diseminados por el territorio nacional.
El siglo XIX trajo consigo varios intentos de legislar y actuar sobre el patrimonio, aunque este interés sólo se centró en la protección aislada de determinados monumentos, sin tener en cuenta su contexto. Pero en 1886, finalmente, se produjo la declaración de Monumento Nacional del dolmen de Menga, lo que supuso un hito dentro del panorama de la ciudad de Antequera. A partir de entonces, la conservación del dolmen se encontraba en manos de tres poderes: el Ministerio de Fomento, la Comisión Provincial de Monumentos de Málaga y el Ayuntamiento de Antequera.
En 1903, los hermanos Antonio y José Viera descubrieron un nuevo dolmen en las inmediaciones de Menga, hallazgo que fue muy divulgado en la época. Ya en 1587 se mencionaba la existencia de otro dolmen cercano, a cuyo interior no se podía acceder. Este descubrimiento llevó a las instituciones que se encargaban de velar por la conservación de Menga a encargar una serie de estudios. Así, intervinieron las instituciones y academias antes citadas. Por esas fechas se crearon, dispersas por el territorio nacional, una serie de comisiones enfocadas a casuísticas particulares en función de las necesidades observadas en cada contexto. Es así como se creó la Comisión de Monumentos Megalíticos de Antequera, el primera organismo especialmente comprometido con la tutela de los dólmenes de Menga y Viera.
La importancia de esta Comisión se hizo notar cuando, ante el mal estado en el que se encontraba el dolmen de Viera y la pasividad de sus propietarios, instó al gobierno a que iniciase los procesos oportunos para su expropiación. En 1923, la catalogación de Monumento Nacional se amplió también al dolmen de Viera. A partir de 1944, la gestión y conservación de los dólmenes estuvo en manos del Museo de Antequera, ubicado en el Palacio de Nájera. Se empezaron a organizar visitas tanto a los dólmenes de Menga y Viera como al tholos de El Romeral. En 1973 se integró el conjunto en el Patronato Nacional de Museos mediante su vinculación al Museo de Málaga. Este mismo año se realizó la Declaración de Conjunto Histórico Artístico del casco antiguo de Antequera, por lo que los dólmenes quedaron protegidos por el planeamiento municipal.
Esta vinculación de los Dólmenes de Antequera se prolongó hasta 1984, cuando la Junta de Andalucía se hizo cargo de la gestión del conjunto tras efectuarse las transferencias de las competencias de Cultura a la Junta de Andalucía. La tutela y valorización de los dólmenes comenzó a ser ejercida por la Consejería de Cultura a través de la institución del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, creada como unidad administrativa en 1986. En 1992, Fernando Arcas Cubero, delegado provincial de Cultura, solicitó al Ayuntamiento de Antequera la documentación necesaria para la creación del Conjunto Arqueológico de los Dólmenes de Menga, Viera y El Romeral. Entre 2003 y 2004 se encargó el proyecto de un Centro de la Prehistoria de Andalucía, así como la gestión de las actividades que se desarrollen en el Conjunto Arqueológico, a la Empresa Pública de Gestión de Programas Culturales. En 2004, Bartolomé Ruiz fue nombrado director del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, siendo el primer responsable nombrado a tal efecto.
Desde entonces, las actividades de proyección y divulgación de los dólmenes ha sido incesante. Su declaración como Patrimonio Mundial por la Unesco significaría el colofón necesario para garantizar el futuro de los monumentos.
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