Cultura

Un libro retrata la afición taurina malagueña del XIX

  • Manuel Muñoz Martín, Cosme Rueda Padilla y Enrique Recio Quijano investigaron durante seis años para poder relatar la historia de esta tradición

¿Conocemos en profundidad las raíces de la afición taurina malagueña? Ésta es la pregunta que se plantearon Manuel Muñoz, Cosme Rueda y Enrique Recio hace ya más de seis años y que han conseguido dar respuesta en el libro La afición taurina malagueña en sus plazas de toros. Historia de una tradición. La obra, que fue presentada ayer, recoge no sólo la afición taurina de Málaga en el siglo XIX, sino que hace un recorrido por las plazas de toros existentes antes de La Malagueta.

"De las Cuatro Calles al Circo de la Victoria, pasando por las plazas de El Carmen, Pescadería y Álvarez". Así resumen Cosme Rueda, profesor de inglés y uno de los autores del libro, el recorrido histórico que recoge en la obra. "Al principio teníamos pensamiento de investigar sobre La Malagueta, pero su historia nos obligó a mirar más atrás", resaltó el profesor.

Cosme, que se describe como "gran aficionado taurino" comentó que se le ocurrió la idea de dar a conocer a los malagueños "la Málaga taurina de antes de la Guerra". A partir de ese momento se puso en contacto con su amigo Enrique Recio, amante del mundo de los toros, y comenzaron con la investigación.

Durante el desarrollo de la misma, conocieron al tercer autor, Manuel Muñoz, quien ya había escrito documentos sobre la historia de la plaza de La Malagueta, que se inauguró en el año 1876.

Una vez hechas las presentaciones, en agosto de 2002 estos tres hombres se pusieron a investigar en su tiempo libre y tras seis años, dieron a luz un libro sobre la tradición taurina.

Cosme destacó que la faena taurina del siglo XIX y la actual son "muy diferentes". "Antes los llenos de una plaza de toros tenían relación directa con la ganadería, a lo que añadió que "las grandes estrellas" no eran los matadores, sino los picadores porque se exponían al peligro "sin ningún tipo de protección".

De las plazas de toros que existieron en aquella época, Cosme destacó la de Álvarez. "En 1840 se construyó la plaza de toros Álvarez que tenía una altura de cinco plantas de los pisos actuales y capacidad para 12.000 espectadores. Fue una de las grandes plazas de la capital en aquella época y, en ella, se celebraron grandes corridas". Entre ellas, el autor resaltó la que se celebró el 24 de octubre de 1862, que fue presidida por la reina Isabel II, que consiguió un lleno completo.

Otra de las diferencias que resaltó fue que antes la gente disfrutaba tanto con el primer tercio, el de varas, como con el tercero -el de matador-. "La faena de la muleta no existía en aquella época, por lo que matar al toro era todo un espectáculo para los aficionados".

El libro está ilustrado con diferentes carteles taurinos de diversas colecciones privadas. Uno de los que destaca Cosme es el de 1796 de una corrida en la plaza de toros El Carmen, ya que es "la única imagen que existe del siglo XVIII".

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