Cultura

Musas libres entre rejas testimoniales

  • Para la conversión de la antigua Prisión Provincial en centro cultural, Málaga dispone de numerosos modelos dentro y fuera de España Más allá de la poética, la clave es la singularidad

En la transformación de cualquier cárcel antigua para la promulgación de uso social late un evidente trasfondo de poética libertaria. Que una prisión ya abandonada devenga en centro cultural, vecinal, artístico o creativo, en la más amplia acepción de los términos, suscita una emoción irracional que da la razón a Foucault cuando el pensador desarmaba las razones de la perseverancia del sistema penitenciario tradicional. Málaga se dispone a convertir la antigua Prisión Provincial de la Cruz de Humilladero, un lugar altamente sensible por su emblemática reserva de la Memoria Histórico y su vínculo a los episodios más oscuros de la dictadura franquista, en una suerte de laboratorio para jóvenes creadores. Y, más allá de que ésta sea realmente la mejor solución posible (mucha tela habría que cortar al respecto), lo cierto es que el proyecto malagueño dispone de numerosos modelos, materializados dentro y fuera de España en las últimas décadas, que podrían servir de inspiración a sus actuaciones. De entrada, la primera conclusión a la que cabe llegar es que las improvisaciones no son buenas aliadas. Para transformar los 14.000 metros cuadrados del equipamiento (9.000 de ellos construidos) en un espacio realmente atractivo para la sociedad a la que se quiere devolver la vieja cárcel, lo mejor es tener bien definido el proyecto desde el principio: qué se quiere ofrecer, con qué filosofía y bajo qué concepto, de manera singular y altamente reconocible. Si sólo se piensa en hacer de la prisión un lugar de paso con ciertos atractivos culturales, el desastre estará servido.

Un ejemplo proverbial es el que ofrece la Domus Artium de Salamanca, un museo de arte contemporáneo inaugurado en el marco de la Capitalidad Europea de la Cultura en 2002. El centro ocupa la sede de la antigua Prisión Provincial, levantada en 1930 con dimensiones similares a la de Málaga (9.500 metros construidos). Además de las salas de exposiciones, la conocida como DA2 cuenta con una biblioteca, un centro de documentación, una sala de conferencias, una tienda, una cafetería, un restaurante y un parking (instalaciones aún no contempladas en el proyecto malagueño). Un dato significativo es el empeño puesto en la rehabilitación para la preservación de la memoria histórica: la sala central, por ejemplo, conserva las puertas de las celdas y las rejas de hierro originales.

Otro ejemplo muy representativo es el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac) de Badajoz, alzado a partir de la antigua cárcel, a su vez construida a mediados de los años 50 sobre un antiguo baluarte militar. Con titularidad autonómica, el centro presenta una jugosa colección y una ambiciosa programa de exposiciones temporales (actualmente dedicadas a Val del Omar, Juan Barjal y Ruth Morán, entre otros creadores pasados y presentes). Más versátil es el Centro Sociocultural La Cárcel, de Totana (Murcia), que ocupa un edificio construido a finales del siglo XIX como cárcel del Partido Judicial del municipio y que, tras una amplia reforma realizada en 1986, acoge hoy un teatro, la biblioteca pública de la localidad, una academia de música y diversas aulas para cursos de formación. A veces, la metamorfosis deviene en usos distintos de lo meramente cultural en favor de contenidos más memorialísticos. Y quizá un ejemplo a evitar sería el de la antigua Cárcel de Palencia, donde el Ayuntamiento inauguró hace sólo unos meses un museo y archivo de la Policía (aderezado con una exposición de coches antiguos para atraer más visitantes). La decisión tuvo una fuerte contestación social desde colectivos que reclamaban un mayor respeto a la memoria de un penal donde estuvo preso, entre otros, el poeta Miguel Hernández.

A nivel internacional, una de las actuaciones más interesantes de los últimos años es la que transformó una antigua cárcel chilena en el Parque Cultural de Valparaíso, un enclave consagrado a la vanguardia artística con un poderoso (y también delicado) contenido memorialístico. En otros casos, precisamente, el contenido museístico ha ido destinado a mantener vivo el recuerdo de los (deshonrosos) motivos por los que las viejas prisiones pasaron a la Historia, con casos decisivos como el de la Cárcel de la Stasi en Berlín y el de la Kilmainham Gaol en Dublín, donde fue ajusticiado en 1916 James Connolly (comandante en jefe del Ejército Ciudadano Irlandés y promotor del Alzamiento de Pascua). En este sentido, la cárcel malagueña merecería también una reserva memorialística más allá de una placa en la entrada. Cuestión de equilibrios.

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