Cultura

El 'caso Pablo Alborán'

  • Las claves de la fulgurante carrera del cantautor malagueño, una operación de libro en la que han coincidido el talento del joven, el buen oficio de su mánager y una cierta dosis de suerte y apoyos

El fenómeno Pablo Alborán tiene su dosis de misterio. ¿Qué ha convertido a un joven malagueño de 21 años en la estrella musical del momento, en la gran esperanza de las discográficas para vencer la crisis en que las ha sumido la piratería? ¿Se trata de una carambola de casualidades y suerte? ¿Es otra demostración del poder de las redes sociales, que lo mismo derriban a dictadores que encumbran a un artista desconocido por unas grabaciones colgadas en Youtube? ¿O estamos ante una campaña viral planificada al milímetro, un caso digno de estudiarse en las escuelas de negocios?

Nadie mejor que el hombre en la sombra, el productor y mánager de Alborán, Manuel Illán, para buscar respuestas. No es precisamente un novato en el negocio, y antes que fraile fue cocinero. Miembro del grupo Esclarecidos, en los 90 emprendió su carrera en solitario, y más tarde se pasó al otro lado del estudio de grabación. Trabajó para las multinacionales EMI y Warner Music como director artístico y en 2001 montó su propio sello, Trimeca. Lanzó a Las Ketchup, cuyo Aserejé fue número uno en una veintena de países y vendió 25 millones de copias. Y en 2003 fichó a Diana Navarro, musa y madrina de Alborán. La malagueña juega uno de los papeles protagonistas en esta historia: ha acompañado a su paisano por no pocos escenarios y poca gente sabe que Alborán escribió su primer single, ese Solamente tú que suena ahora por todas partes, pensando en ella.

Illán no parece desde luego muy sorprendido por el éxito de Pablo Alborán. Es la conclusión tras una hora de amena charla en una cafetería de la estación Vialia: "Puede sonar muy pretencioso, pero es que todo el equipo ha realizado un trabajo extraordinario para llegar aquí y éste es mi trabajo, cazar talento, sentir si un artista llega o no, si va a tener trascendencia. Cuando apuesto por algo es porque creo que dotándolo de ciertas cosas se puede amplificar el talento. Yo puedo pulir una piedra preciosa, pero lo que vale al final es la gema, el artista".

Sostiene que su cantante "reúne una serie de elementos que provocan un magnetismo especial en la gente" y también que se trata de un fenómeno sociológico: "Había una predisposición latente por algo nuevo y una cierta insatisfacción con lo que se estaba vendiendo, así que nosotros hemos ayudado a aumentar esas expectativas, nos hemos apoyado muchísimo en las redes sociales y hemos trabajado mucho la prepromoción". El disco se grabó en 2009, pero no salió hasta el pasado febrero, cuando el mercado estaba caliente, ardiendo. Desde entonces es número uno de ventas. "Sí, la estrategia que se planteó ha sido muy buena, se ha dado una ecuación digna de libro, pero también ha habido muchos elementos casuales que hacen a este proyecto único y maravilloso".

Aunque suene extraño, Illán y Pablo se conocen por la arquitectura. Es la "auténtica pasión" del primero. El segundo es hijo de Salvador Moreno Peralta, uno de los arquitectos más influyentes de Málaga y reconocido melómano. Así que no fue difícil que el productor y Moreno Peralta se encandilaran en un almuerzo durante los premios de Sur en 2006, donde una de las distinguidas era Diana Navarro. "Mi hijo está loco por ti, le dijo Salvador a Diana. Y empezamos a hablar de música, de arquitectura y de las dos canciones que Pablo, que entonces tenía 16 años, había colgado en internet", recuerda Illán. Al llegar a casa las escuchó en Myspace, y le pareció que el chico "tenía una voz maravillosa".

Pasaron los meses y entró en escena otro de los padrinos de Pablo, el periodista Domi del Postigo, que era consciente de su talento y lo había tenido como invitado en Localia. Illán se encontraba un domingo por la tarde en casa de Del Postigo y charlando surgió el nombre de Alborán. "Domi llamó a Salvador y le dijo que se viniera con su hijo. En quince minutos se presentaron allí, con una maqueta. Pablo me encantó, me fascinó. Al oír la maqueta pensé: qué bonito, qué talento, ¡qué cabrón el niño!". Illán le propuso entonces trabajar juntos, y así lo hicieron durante los tres años siguientes, sin más contrato que la confianza mutua.

El peculiar estilo musical de Alborán, "una mezcla de cosas, un pop con melismas flamencos que pertenece a la sinfonía", no era fácil de vender. Pero enganchaba. "Me decían que eso era para Radio Olé, para Cadena Dial, pero no para los Cuarenta Principales", cuenta divertido Illán, que empezó a hacer su magia: "En el 90% de los éxitos que he tenido como productor nadie daba antes un duro por ellos". Le ocurrió con el gaitero asturiano Hevia, con el que vendió 4 millones de discos, con Ella Baila Sola, con el fenómeno de Las Ketchup, con Pastora Soler, con Diana Navarro, con el renacer de OBK. Y si la intuición de Illán tiene bastante crédito en el mercado discográfico, mucho más pesa la opinión del productor, compositor y entonces director creativo de EMI, Billy Mann. "Estábamos en una reunión de presentación de productos de EMI España y allí aparece el jefazo mundial. Le pusieron varios artistas, y cuando escuchó a Pablo dijo: 'Esto es la hostia'. Y empezó a preguntar cosas sobre él. Entonces noté que se les cambiaba la cara al resto de ejecutivos de la multinacional".

Mann ha producido a gente como Sting, Ricky Martin, Pink, David Guetta, Backstreet Boys, Take That o Kelly Rowland. De vuelta a casa en Nueva York, le puso a la ex Destiny's child "una cosa española que le gustaba", cuenta Illán. "Rowland se volvió loca, y en todas las entrevistas de promoción de su disco posteriores dijo que había conocido a un chico de Málaga que la fascinaba, y lo puso en Twitter". Allí solo tenía más de medio millón de seguidores.

La campaña se convierte en viral. Todo el mundo empieza a preguntarse quién es ese Pablo Alborán, qué canta, y busca en internet y lo encuentra. "Pablo hace entonces una labor extraordinaria en Facebook, y decidimos que su trayectoria natural son las redes sociales". Hoy, Alborán cuenta con 147.000 admiradores en esa red social y casi 16.000 en Twitter, actualiza personalmente sus perfiles y sus vídeos literalmente caseros, grabados en casa de sus padres, suman millones de entradas.

Alborán celebra 17 conciertos, primero en lugares pequeños "donde repetíamos varios días, para ver si esto iba en serio, y siempre se llenaba", y poco a poco en teatros cada vez más grandes. "En todos agotábamos las entradas y empezaba a haber una histeria colectiva que hacía cada vez mayores las expectativas", dice Illán. Internet seguía siendo la clave, y el primer single se vendió en Itunes antes que en ningún sitio real. Cuando, meses más tarde, el disco salió físicamente a las tiendas el 1 de febrero, no fue difícil vender una historia "especial" que compraron todos los informativos de televisión. En los últimos meses, a la espera de Buenafuente, Alborán ha visitado casi todos los platós. Especialmente simbólica fue su presencia en la gala de clausura de Operación Triunfo. En directo, interpretó Solamente tú. "El artista 2.0 mató a los triunfitos", le digo al productor, en una metáfora que le complace. "Es todo un símbolo, Pablo sale allí, toca el piano y cierra OT. Es un cambio de era. Lo suyo es música de verdad", responde.

Número uno desde que salió su disco, con 60.000 copias vendidas en seis semanas en las que las colas han dado la vuelta a los centros comerciales a los que acudía a firmar autógrafos, el malagueño ya no puede salir solo a la calle en ninguna ciudad de España. En Valencia ocho guardaespaldas tuvieron que sacarlo en volandas para evitar que fuera estrujado por sus fans. Y aunque sus canciones han estado expuestas a la piratería en la Red, "lo curioso es que ha propiciado que la gente consuma el disco, que ya es de platino. La gente ha vuelto a comprar discos, a usar internet para seleccionar lo que le gusta o no", explica su mánager.

La carrera de Alborán está bastante planificada de ahora en adelante. "Entre este año y el que viene tenemos en cartera un dispositivo extraordinario de conciertos, con planteamiento internacional". En 2012, si no antes, asaltará el mercado latino. No son pocos los que lo comparan ya con Alejandro Sanz.

Una de las voces más autorizadas para hacerlo es Domi del Postigo. En 1990 presentó al cantautor madrileño en el programa de Hermida, cuando era prácticamente un desconocido. Y reconoce en el brillo de los ojos de Alborán lo que provocó el éxito de Sanz. "Ambos tienen eso que hay que tener, no se sabe muy bien lo que es, pero lo tienen. Hay una naturalidad particular y luminosa que es parte del secreto. Cuando Pablo se pone a cantarle a una niña, es de verdad, y eso en la televisión, entre tanta falsedad y porquería, provoca un fuerte impacto", explica. "Pablo es políglota y procede de una familia ilustrada que ha sido muy paciente con sus inquietudes y estudios. Escribe sus canciones y tiene una imagen muy interesante. Es un artista de largo recorrido, como Alejandro, y no solo del momento. A medida que la vida le vaya arañando se irán enriqueciendo sus letras, estoy seguro".

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