LA Unión Europea aprobó ayer los proyectos de corredor ferroviario que considera prioritarios para el desarrollo de las infraestructuras comunitarias en la presente década. Y, como no podía ser de otra manera, dejó fuera del trazado las conexiones a lo largo del litoral, tanto para el desplazamiento de pasajeros como de mercancías, del tramo entre Almería y Algeciras. La lógica de la decisión arranca en el propio Ejecutivo de Zapatero. La propuesta presentada por el Ministerio de Fomento ante las instancias de la UE contemplaba como en estudio para el año 2020 la viabilidad de esta actuación. La opción elegida consolida a Antequera como gran nodo ferroviario de Andalucía, pero cercena a medio y largo plazo muchas posibilidades económicas de esta provincia desde muy diferentes ángulos. Por un lado es un nuevo jarro de agua fría a la infraestructura más necesaria de Málaga, el tren de la Costa del Sol, una obra que debemos recordar fue prometida en el año 2000 por el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, hoy vicepresidente del Gobierno. La financiación europea que se otorgaba ayer era una oportunidad de oro para sacar del ostracismo un proyecto que costaría unos 5.000 millones de euros y que se encuentra abandonado por la administración autonómica y el Ministerio de Fomento, incapaces de constituir la comisión mixta que llevan anunciando más de un año. Y si parece una quimera que antes de 2020 pueda empezar la obra que lleve el tren a Marbella y Estepona, más difícil será que la Costa oriental de la provincia, con una importante industria agroalimentaria que comparte con el litoral granadino y almeriense, también damnificado, tenga alguna vez conexión ferroviaria. El Puerto de Málaga, que tendrá enlace directo al corredor del Mediterráneo vía Antequera, tampoco sale del todo bien parado. Le habría resultado más beneficiosa la construcción del corredor costero, que habría puesto en valor su plataforma de contenedores, una gran apuesta económica que de momento está resultando fallida.