ELEAZAR es un pintor jiennense que ha colgado en la Diputación Provincial de Málaga. Ha faltado poco para que lo colgaran a él, porque uno de sus cuadros representaba a un señor trajeado con la leyenda "Político intachable busca un partido sin escrúpulos". En otro salía una señora y el cartelito "Política en paro busca esquina segura". A quién se le ocurre. Los cuadros ya están retirados: antes fueron piezas de arte, ahora son síntoma; de la intransigencia, de prejuicios recalcitrantes, de lo que sea. Otra administración pública se pierde entre bosques de símbolos, como Caperucita. ¿O éste era también un cuento machista?

La decisión de retirar los cuadros se basa en la sinécdoque: tomar la parte por el todo. El muñeco representa, a juicio de la Diputación, no a un político corrupto de tantos, sino al gremio completo. En cuanto a la mujer que también es política, apartarla es coherente, pues las estrategias actuales de igualdad de género son sinecdóticas: el mal que se le hace a una mujer es mal contra un sexo en bloque y el mérito de una mujer hay que atribuírselo a todas, meritorias o no. Los políticos son una clase; reconozcamos que hay algún corruptillo y presupongamos la honradez de la mayoría. Pero "mujer" no hay más que una y a ti te encontré en la calle. Claro que a lo mejor Eleazar está dignificando a la trabajadora de esquina concediéndole libre acceso al cargo de política. Tanto debate para eximir de vergüenza a la prostituta y ahora resulta que la gestora que se va a hacer la carrera se está adocenando.

Paloma Sahagún lleva la parte de Igualdad en la Diputación; explica que la suya es una administración pública "y como tal tenemos que velar por la integridad de las personas, en este caso de los políticos y políticas". Tal vez. Pero entonces no debería meterse a promocionar la cultura, que, aunque no creo que su cometido único sea tocarle las narices al poder, sale a veces por ahí. La institución tendría que dejarse de veleidades artísticas, que hoy día una exposición de Princesas Disney es un ataque al pudor.

Quien juega a mecenas se la juega. El papa Inocencio X tuvo que aguantar que Velázquez lo pintara con cara de resabiado. Lo de Goya y los Borbones demuestra que los monarcas pueden tener una buena paciencia o un santo humor que a nuestros prebostes locales les falta. La Diputación no está obligada a sufragar una exhibición de Eleazar, por quien ahora se estarán guanteando las galerías privadas, si no lo hacían ya. Bastaba una campaña institucional con fotos en plan primera comunión de diputadas y diputados resultones. Pero si decides hacerte ver paseando junto un artista, con sus manos manchadas de témpera, te arriesgas a pringarte las tuyas.

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