El descontrol urbanístico del GIL
La segunda jornada sobre el 'gilismo' en Marbella aborda el aspecto económico del urbanismo durante su mandato: "El suelo era un objeto de negocio y se exprimía"


La gallina de los huevos de oro del GIL era el urbanismo, en el que basó la mayor parte de su gestión. Abogados, arquitectos y urbanistas coincidieron ayer durante la segunda jornada sobre el gilismo organizadas por el Consejo Social de la UMA en cómo bajo la figura del convenio urbanístico se llegó a exprimir el suelo de Marbella, multiplicando con creces el suelo urbanizable permitido por el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) del año 86 en detrimento de zonas verdes o suelos destinados a equipamientos escolares. "El suelo era un objeto de negocio y se exprimía fuera cual fuera su condición hasta el punto en que donde no se podía construir se construía y donde se podía hacer una vivienda se hacían veinte", manifestó José Carlos Aguilera, abogado y urbanista, quien fuera además asesor jurídico del grupo socialista desde el año 1992. "Por esta razón, durante los 16 años del gobierno del GIL no se construyó ni un solo centro escolar porque los suelos permitidos para tal fin ya habían sido vendidos y conveniados", agregó Aguilera a la vez que puntualizó que los presupuestos municipales de aquellos años "tenían previsto ingresar miles de millones de pesetas por convenios urbanísticos".
Asimismo, los citados convenios urbanísticos otorgaban automáticamente el derecho a la licencia de obra. Con el fin de justificar esta anomalía, el entonces asesor jurídico de Jesús Gil, José Luis Sierra, elaboró un informe jurídico en el que defendía que "se podían otorgar licencias con arreglo al PGOU que se estaba tramitando" y que finalmente fue anulado.
Por su parte, el presidente de la Asociación Provincial de Constructores y Promotores de Málaga, Emilio López Caparrós, puso de manifiesto la inacción de los órganos de control. "Esos convenios tendrían que haber estado vigilados y controlados por otros organismos y entidades a otros niveles del estado", sentenció. Al mismo tiempo y ante la demonización del sector, defendió que "el mal proceder de unos pocos no puede perjudicar al resto. La mayoría de los que ejercían como promotores no eran promotores profesionales e incluso la mayoría ni siquiera era de Málaga", agregó. Por último, destacó nuevamente el escaso número de asistentes durante esta segunda jornada. "Los pueblos que pierden la memoria tienden a repetirla", concluyó Aguilera.
Por otra parte, Ana María Prieto, profesora de Derecho Penal de la Universidad de Málaga (UMA), abrirá hoy el último día de las jornadas con una ponencia sobre cómo se gestó el gilismo. A continuación, tendrá lugar una mesa redonda cuyo tema central serán los fallos en los controles y la actuación de las administraciones con la presencia de Santiago Torres, abogado y ex juez; Francisco Montijano, fiscal de Málaga y José Manuel Vázquez, abogado. Finalmente, el fiscal jefe de Málaga, Juan Carlos López Caballero y el ex comisario provincial de Málaga, José Gutiérrez Valenzuela, debatirán sobre las consecuencias del modelo GIL.
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