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Operación OAKA

  • Tras la reconfortante victoria ante el Laboral Kutxa, el Unicaja prepara desde hoy, con ilusión y sin presión, la visita al Panathinaikos. Sólo se venció una vez en nueve partidos en casa griega.

La última bala para seguir vivo en la Euroliga la emplea el Unicaja este jueves en Atenas. No es una obligación pero sí una ilusión. Ello resta trascendencia a una hipotética derrota y potenciaría la sensación de victoria. Perder es el adiós matemático al Top 8, ganar daría un paso gigantesco hacia la siguiente fase. Tras la derrota con el Olympiacos el pasado jueves se pensó que aquello estaba finiquitado. Las derrotas el viernes del Fenerbahce y el Panathinaikos abrieron el horizonte y permiten depender, en alto grado, de los propios resultados para seguir avanzando. En el territorio de los "y si..." queda que si se hubiera ganado en la pista del Fenerbahce (+9 a falta de ocho minutos) las posibilidades se hubieran multiplicado. Pero entre Lamonica y los errores propios aquella posibilidad se evaporó.

El Unicaja descansó ayer por primera vez en dos semanas después del castigo del anterior lunes de Joan Plaza. Han sido 17 días sin coger un avión, lo cual ayuda a la recuperación, pero mañana se retoma el duro hábito del viaje con una salida a las 7:00 de la mañana vía Barcelona hacia Atenas que incluirá en su vuelta un vuelo directo, tras escala, a Santa Cruz de Tenerife para jugar el sábado con el Iberostar.

Por la tarde sí estuvieron por el Carpena los jugadores tocados o bajo tratamiento para acelerar la recuperación. Se cuenta también con Vidal, que hoy se probará con mayor intensidad tras haber trabajado ligeramente con el grupo, para la batalla del OAKA, en la que ambos equipos se juegan la vida deportiva en esta Euroliga. También con Caner-Medley, que sólo jugó ocho minutos ante el Laboral Kutxa. La buena noticia es que no se resintió de sus problemas de rodilla que le han tenido, en un tramo esencial de la temporada, durante cinco partidos sin jugar. Aunque Suárez y Sabonis han hecho un apaño y ambos han crecido, Caner-Medley es un jugador diferencial en este equipo. Máximo anotador y jugador más valorado, el equipo pierde mucha pegada sin él. Aunque llegue algo justo, estará. "Es de los mejores cuatros de Europa cuando puede jugar", decía Plaza tras la victoria ante el Baskonia, balsámica por ganar y por el cómo se ganó, de manera convincente.

El Unicaja ha jugado nueve veces ante el Panathinaikos en su cancha. En los albores de la vigente Euroliga lo hizo dos veces en un pequeño pabellón (AC Sporting) con entradas de apenas 1.500 espectadores mientras se reformaban los grandes palacios para los Juegos de Atenas. Desde 2004 lo hace en el OAKA. Jugó otras dos ocasiones en el majestuoso coliseo ateniense, en el marco de la Final Four de 2007, perdió ante el CSKA y ganó ante el Tau.

Pero en sus nueve visitas al gigante verde el Unicaja sólo ganó una vez y pierde por una media de 14 puntos, lo que da idea de la dificultad que entraña tomar el OAKA el próximo jueves. La única vez fue en enero 2006, en medio de una fabulosa racha de 11 victorias consecutivas en la Euroliga que anunciaba que aquel era un equipo especial. Se cristalizó con el título de Liga, pero no con una presencia en la Final Four que los protagonistas de aquella plantilla tienen interiorizado que se debió jugar. Aquel día, mientras en el exterior nevaba de manera copiosa, venció el cuadro entrenado por Sergio Scariolo (93-95), con seis hombres por encima de los 10 puntos: Santiago (22), Pepe Sánchez (16), Berni (16), Garbajosa (14), Risacher (13) y Brown (10). Enfrente jugaba Fragiskos Alvertis, míster Panathinaikos, entonces capitán del temible equipo de Obradovic. Aquel día metió seis puntos. El jueves será el entrenador de un equipo bajo mucha presión que ayer venció 102-69 al Kolossos en la Liga griega, con 18 puntos de Lasme.

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