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Genes privilegiados

  • La madre de Kuzminskas fue jugadora internacional con la URSS, su padre campeón de Lituania de tenis de mesa y su hermano, siete años mayor, también jugador profesional.

En los genes de Mindaugas Kumzminskas (Vilnius, 1989) hay una buena explicación de por qué es un jugador de élite de baloncesto. Su madre, Zita Kuzminskiene (Makselyte de soltera), mide 1.83 metros y fue durante 13 años internacional con la extinta URSS. Actualmente aún juega con la selección de veteranas de Lituania y ha conquistado medallas a nivel europeo y mundial con gente de su edad. Su padre mide 1.88 metros y fue campeón de Lituania de tenis de mesa. El primer hijo, Saulius, mide 2.10 metros y es siete años mayor que Mindaugas. Jugó en Euroliga y a sus 32 años ha pasado la temporada en la segunda división de Lituania.

Así que no había muchas más opciones para Mindaugas. Tradición familiar en un país donde el baloncesto es el deporte rey. "Mi madre y mi hermano fueron los que me pusieron en el camino del baloncesto. Desde que tenía 2 o 3 años veía cómo ellos jugaban, pasaba el día entre balones. Mi padre jugaba al tenis de mesa, pero en Lituania es difícil escapar del baloncesto", bromea Kuzminskas, que en número de minutos es el noveno jugador más empleado por Plaza (14 minutos).

Más que sus números, el lituano ha dejado la esencia de un jugador de un potencial enorme al que habrá que extraerle su jugo en la próxima temporada, aunque ya tuvo destellos de alta escuela. "Cuando llegas a un lugar no conoces demasiado, eres más responsable y quizá sí temes fallar, pero ahora cada día estoy más relajado. Trabajo cada día en mi tiro, en todo. Algunas veces lo hago mejor, otras peor. Pero este no es un deporte individual, no me gusta hablar de mí. Un día sale Zoki [Dragic], otro Vladi [Stimac], otro Nik [Caner-Medley]... Es la filosofía de este equipo. En un momento uno, en otro salen otros, no dependemos de un solo jugador", analiza Kuzminskas, que afirma que contar con unos padres y un hermano que han sido deportistas de alto nivel ayuda a asimilar las situaciones: "Después de malos partidos, ellos te pueden aconsjear, saben cómo te sientes y te comprenden".

Asentado en Málaga con su novia y con la familia Sabonis como apoyo -"allí en Lituania su apellido es sagrado, pero si soy amigo de Tuti, Domas o su hermana es porque realmente son buenas personas y nos ayudamos mutuamente, no por su apellido", tercia Mindaugas-, recientemente el jugador cajista recibió la visita de sus progenitores, que quedaron encantados con Málaga.

Su madre Zita, que trabaja aún como profesora de Educación Física en un instituto, concedía hace poco una entrevista al periódico lituano Respublika en la que admitía que "como no puede ser de otra manera, cuando nos juntamos todos no se habla de otra cosa que de baloncesto", aseverava la madre de Kuzminskas, que recuerda que Mindaugas "tocaba el piano y cantaba de pequeño, pero el baloncesto le rodeaba y creció tanto...".

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