Con K de Kenan, de Karahodzic y de kosarska, como en los Balcanes llaman al baloncesto. 18 años, 2.08 metros, un 50 de calzado y una muñeca privilegiada. Es uno de los numerosos proyectos que germinan en Los Guindos. Con la marcha de Domas Sabonis entra Maodo Nguirane como cuota canterana en la primera plantilla. La idea del club es que a medio plazo un cuarto o un tercio de la plantilla esté engrosada por jugadores formados aquí.

En la antesala del primer equipo, echando un cable importante en la pretemporada, están el base inglés Morayo Soluade, el alero congoleño Romaric Belemene y el ala-pívot bosnio Kenan Karahodzic. Los tres jugará en el Clínicas Rincón la próxima temporada, teóricamente con protagonismo y recorrido. Karahodzic es un proyecto por el que hay especial predilección en Los Guindos. Boni Ndong estuvo el año pasando realizando labores de tecnificación con los canteranos en edad junior y el pívot senegalés respondía sin vacilar con el nombre de Karahodzic cuando se le cuestionaba por cuáles de los jugadores veía con más proyección.

Karahodzic amplió la pasada semana por cuatro temporadas su compromiso con el Unicaja, aunque el club tiene la opción de cortar el contrato tras el segundo ejercicio. Llegó en el segundo año de cadete y completó los dos de junior. O sea, que ya es jugador de formación. Es un jugador diferente, especial. Además de sus 2.08 metros, este verano ha cogido varios kilos de músculo con el duro trabajo físico y técnico que han tenido los canteranos. Llegó a Málaga con 15 años. Nació en 1996 y es miembro de una de las generaciones más prometedoras en los últimos años en Los Guindos. Emigraron este año a Estados Unidos los cabezas de cartel, Domas Sabonis y Francis Alonso, y antes lo hizo el gigante Sergio Mendiola. Quizá sea Karahodzic el gran proyecto que queda de ese año. El año pasado ofreció alguna ráfaga de su potencial en la Adecco Oro, como un partido con 26 puntos en Lugo cuando Richi Guillén se había marchado. Su minutaje debe ampliarse ahora.

Mientras habla una de sus primeras veces con la prensa, en un castellano bastante bueno, por detrás aparece Vladimir Golubovic y dice, medio en broma y medio en serio, que "es el nuevo Teletovic". Pocas semanas de trabajo han valido al montenegrino para ver madera en Karahodzic, que, rodeado de Soluade y Romaric, vive con los ojos bien abiertos esta experiencia que le tiene ahora en Benahavís. "Es algo muy bueno para el futuro. Trabajar cada día con jugadores con más experiencia, más buenos y de mucha más calidad debe ayudarme a crecer. El nivel es muy superior al junior y algo menos al Clínicas. Pero no creo que tanto a nivel de físico, sino por la inteligencia de los jugadores, meten más, te adivinan lo que haces... Es todo más complicado", relata Karahodzic, que jugó sus primeros partidos con la camiseta del Unciaja ante el Valencia Básket y el Real Madrid. "Estaba asustado con cómo podía hacerlo. Es que te ponías a defender a Nocioni y claro...", bromeaba Karahodizc, al que Plaza le ha probado, ante la carencia de efectivos en el juego exterior, en la posición de tres durante no pocos minutos: "Necesitaba tiempo para acostumbrarme, llevo casi siempre desde que empecé jugando de cuatro. Es difícil, pero lo intento y ahora estoy un poco mejor. Plaza lo que nos pide es que demos lo máximo posible que podamos. Si lo haces, aunque te equivoques o falles, no hay problema. Pero si no sí se enfada un poco".

"Firmé por cuatro temporadas ahora. Me gusta el club, la ciudad y creo que puedo tener una carrera aquí. Me llevo muy bien con todos. Quizá del primer equipo con los otros yugoslavos, con Zoki [Dragic] sobre todo, pero bien. Ahora volveremos al Clínicas Rincón y espero que todas estas semanas con el primer equipo me ayuden a mejorar y jugar mejor en la Adecco Oro", remata el bosnio. Como decía Golubovic, tiene un trazo de su compatriota Teletovic, el ahora jugador de los Nets que durante años militara en el Baskonia. Tiene el rango de tiro desde el triple, la capacidad atlética para realizar algún mate espectacular y los técnicos le ven margen para convertirse en un cuatro determinante en Europa. Joan Plaza ya le ha echado el ojo.