Cuando el controvertido Luigi Lamonica tire esta noche el balón al aire en el Carpena aún resonarán los ecos del enorme triunfo del pasado martes ante el Real Madrid. El reto de un equipo ganador es olvidar antes los triunfos que las derrotas para seguir creciendo. Un equipo ambicioso siempre quiere más y el Unicaja, así lo han mencionado sus protagonistas desde que comenzó la temporada, quiere jugar por segunda vez en su historia el Top 8 de la Euroliga. Antes hay que avanzar en un tan apasionante como complicado Top 16 en el que se rifan cuatro plazas para la siguiente fase.

Aparece por Málaga el Olympiacos, campeón de su grupo y, aunque con cambio de entrenador durante la temporada, tan indigesto como siempre. El Unicaja ha perdido seis de sus siete últimos partidos ante los griegos, incluidos los cuatro últimos, y no gana desde 2010. La Paz y la Amistad es la única gran pista del continente que se resiste históricamente. El juego férreo y atlético de un equipo en el que su techo hoy mide 2.05 metros pero que incluye a jugadores americanos de físicos explosivos junto al oficio griego aderezado por la calidad inmensa de Vasilis Spanoulis pone delante a un bloque de máximo nivel, aspirante legítimo a alcanzar la Final Four. No viene Agravanis pero sí está el resto.

El Unicaja tiene en las piernas 45 minutos de extremo esfuerzo 72 horas antes pero se ahorró un viaje. Entrenar los días 31 de diciembre y 1 de enero tiene como objetivo estar hoy listo para el inicio del Top 16. El Unicaja juega cuatro de sus seis primeros partidos en esta fase en casa. Lo recalca Joan Plaza, si se quiere avanzar es absolutamente necesario amarrar los encuentros que se disputen en el Martín Carpena. No asistirán 11.000 como el martes pasado, pero sí se espera la mejor entrada de la temporada en la Euroliga. Pocos planes mejores para una noche navideña como asistir al Carpena a ver un duelo tremendo. Unicaja-Olympiacos. Si se alcanza el Top 8 seguramente es porque haya empezado esta noche.