La bandera de Málaga brilló con luz propia en la ciudad italiana de Pescara, sede de los Juegos Mediterráneos de 2009, gracias a la participación de Miguel Ángel De Amo y José María Ariza en la modalidad de voley-playa masculino. La pareja consiguió llegar a la final y se tuvo que conformar con una plata tras disputar un partido muy reñido contra los también españoles Manuel Carrasco y Jesús Ruiz.

Tras un comienzo arrollador donde derrotaron a los combinados griego, francés y turco, consiguieron la primera posición de su grupo al ganar todos los partidos, garantizando así el acceso a los cuartos de final. La siguiente fase no se preveía accesible, al quedar emparejados contra la pareja local, los italianos Amore y Patriarca. Sin embargo, los malagueños consiguieron batir a los transalpinos en un partido que el propio Ariza definía como "memorable por el hecho de ganar en un ambiente tan hostil", con un rotundo 21-16 y 21-18. En semifinales se encontraron contra la pareja Krizanovic-Peric. a los que ganaron con muchas dificultades debido a la propuesta que hicieron los croatas y que los malagueños definieron como "con poco ritmo".

La embajada española garantizaba así las medallas de oro y plata en voley-playa masculino. De Amo contaba la de veces que habían "bromeado con la pareja Ruiz-Carrasco sobre una final española", pero señalaba que ni en sus mejores quinielas lo hubiera imaginado. Y es que en los pronósticos de ambos jugadores no estaba la idea de obtener la plata y casi acariciar el metal dorado. "Nosotros íbamos con la idea de luchar por lo máximo y queríamos como mínimo un séptimo u octavo puesto, pero lo de la final fue impresionante", decía un Chema Ariza que no ocultaba su emoción. Después, llegó la final, donde Ruiz y Carrasco se impusieron por un reñido 21-19 y 25-23 a los malagueños, al utilizar como armas su mayor veteranía y experiencia en grandes competiciones para doblegarlos. Los dos jugadores estuvieron de acuerdo en señalar este partido como "muy difícil", al haber compartido con los rivales muchas horas de convivencia y entrenamientos durante las tres semanas que estuvieron en Pescara y quisieron hacer una lectura positiva de la final al calificarla como "un premio al esfuerzo realizado".

Tras su llegada a Málaga la semana pasada, De Amo confesaba comenzar a darse cuenta del éxito logrado a medida que van pasando los días, sobre todo al haber recibido "tantas muestras de cariño y felicitaciones por parte de mi familia, amigos y vecinos que no esperaba". Los propios jugadores quisieron también resaltar el logro obtenido en Pescara como "el más importante de su vida deportiva hasta el momento" y es que ambos tenían todavía en la retina el oro que ganaron en el pasado Mundial Universitario, pero no dudaron en acentuar la plata por todo lo que rodea a unos Juegos Mediterráneos y que los hace tan especiales.

La pareja demuestra con este metal que son un equipo de garantías a la hora de conseguir más éxitos para el futuro del voley-playa español. "Nos entendemos muy bien, él (sobre De Amo) es más joven y, sin embargo, es el que aporta la veteranía. Y yo, por mi parte, procuro mantener la serenidad durante el partido", contaba Chema Ariza al ser preguntado por la química existente entre los dos.

Jorge Montoro, entrenador del Uma Probisa Pizarra, afirmaba no estar "sorprendido" por el éxito de los medallistas al conocer "la mentalidad competitiva de los jugadores". Por otro lado, resaltaba la importancia de la plata a la hora de hacerse notar para la Federación Española, de cara a futuras competiciones. Y al ser preguntado sobre la posibilidad de una futura presencia de Ariza y De Amo en los Juegos Olímpicos, Montoro explicaba la "necesidad de contar con un fuerte apoyo económico de algún patrocinador" para que los jugadores se entregaran a ello y fuera posible.