Reelección

González de Lara inicia su segunda etapa en la CEA con equilibrio presupuestario

  • Es reelegido por aclamación tras recuperar la reputación de la patronal en los últimos cuatro años y cuadrar sus cuentas

  • Pide un gran pacto andaluz para favorecer la actividad empresarial

Foto: José Ángel García

Foto: José Ángel García

Tras una asamblea ordinaria en la que se aprobó el balance económico de 2017 y el presupuesto de 2018, la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) constituía la mesa electoral y se preparaba para una elección sin misterio. Sólo un candidato, Javier González de Lara -que había presidido la organización los últimos cuatro años- se presentaba, y además lo hacía con 298 avales de 417 vocales con derecho a voto, el mayor apoyo explícito a un candidato en la historia de la organización.

No hubo elecciones. José Luis García Palacios, presidente de la Federación Onubense de Empresarios (FOE), tomó la palabra y pidió que fuera elegido por aclamación, algo contemplado en los estatutos. Todos los presentes se pusieron de pie y aplaudieron. No había lugar para la discusión.

"Me hubiera gustado que hubiera sido un proceso electivo pero el espíritu de la asamblea ha hecho que fuera por aclamación", dijo González de Lara a los periodistas unos minutos después. Fue, en efecto, un reconocimiento a una labor de reconstrucción de una organización que tomó en 2013 con serias dificultades económicas y el prestigio bastante en entredicho.

Sobre lo primero, la CEA se ha situado en la senda del saneamiento económico tras lograr por fin el equilibrio presupuestario, con un superávit de 11.000 euros en 2017. Eso sí, más allá de los gastos e ingresos ordinarios, si se tienen en cuenta las amortizaciones y provisiones, el déficit aún es de 1,1 millones, 492.000 euros menos que en el año anterior. En cuatro años se ha reducido en 5,2 millones.

Lo segundo, la recuperación del prestigio, ha venido, según las palabras de González de Lara en su discurso de proclamación, de la capacidad de la organización para "generar confianza" mediante la "unidad, la lealtad y el rigor". El reelegido presidente recordó el código de buen gobierno y las reglas de contratación establecidas por la CEA para fomentar la transparencia y evitar cualquier duda de irregularidad. También defendió, como clave en este resurgir, la "independencia" de una organización "apartidista" que, pese a ello, no rehúye el debate.

La presidenta de la Junta de Andalucía, que intervino después de González de Lara, corroboró estas ideas y valoró el esfuerzo del presidente "para prestigiar una institución clave para Andalucía", gracias a su talante "conciliador, razonable y abierto al diálogo". El apoyo de Díaz se sumó al de otros 600 empresarios -intervino el vicepresidente de la CEOE y presidente de Cepyme, Antonio Garamendi, y no estuvo presente Juan Rosell- y cargos sindicales y políticos, entre los que estaban el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, y el de Ciudadanos, Juan Marín.

González de Lara avanzó, por otro lado, cuál va a ser su principal caballo de batalla en los próximos años: el reconocimiento social de la empresa como motor económico. Por eso pidió "un gran parto por la empresa andaluza, sin adjetivos, sin segmentarla, sin distinguir entre buenos y malos con criterios apriorísticos; debemos dejar de mirar a la empresa con desconfianza". Según él, los tópicos negativos siguen presentes en la sociedad por "visiones ideologizadas", en referencia implícita a Podemos, y por eso defendió revertirlos. "No hay nada más progresista que la actividad empresarial, porque es la que crea empleo", dijo, para a continuación fijarse el objetivo de sumar 100.000 empresas más en Andalucía para homologar la densidad en el sur con la del resto de España. También abogó por elevar el tamaño de las compañías y diversificarlas, lo que implica, para él, la eliminación de barreras fiscales, laborales y burocráticas que impiden estas metas.

El presidente de la CEA también defendió con fuerza el diálogo social como instrumento de estabilidad. "Se han firmado 800 convenios; gracias a ello, Andalucía goza de paz social". Abogó por recuperar el valor de la representatividad, que "se ha devaluado" en beneficio de "la arbitrariedad y el oportunismo" y por eso reclamó a la Junta una ley para regular la participación institucional.

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