Málaga

Alumnos de instituto realizan 11 proyectos científicos en la UMA

  • El programa Science IES-Piiisa de iniciación temprana en la investigación involucra a 120 estudiantes de 15 a 17 años, 40 profesores de la Universidad de Málaga y otros 20 de institutos

Ciento veinte alumnos de cuarto de secundaria y primero de bachillerato desarrollan este curso 11 proyectos de investigación dirigidos por profesores de la Universidad de Málaga (UMA) en áreas que comprenden desde la astrofísica, hasta la biología, la química o la psicología dentro del programa de iniciación a la investigación y a la innovación en secundaria en Andalucía (Science IES-Piiisa). Esta iniciativa que promociona la actividad científica entre los alumnos de enseñanzas medias involucra este curso a 45 científicos de la UMA y 20 profesores de nueve institutos de la provincia y dos de Cádiz.

Science IES-Piiisa arrancó en 2010 en Granada de la mano del profesor interino Francisco Javier Pérez Cáceres. Poco a poco se extendió a las ocho provincias andaluzas. Este curso alcanza a 800 estudiantes de la comunidad tutorizados tanto por profesores de universidad como por expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los 120 adolescentes de entre 15 y 17 años que se aproximan a la ciencia en la UMA celebraron el miércoles la segunda reunión del curso con sus mentores científicos. Víctor Hernández, profesor de Química Física de la Universidad de Málaga, es el responsable del proyecto Estudio químico de materiales pi-conjugados de interés biológico. A las 9:30 de la mañana buscaba con ahínco a uno de los alumnos de su grupo: "¿Dónde está ese alto que pregunta mucho?". No recordaba el nombre, pero sí el interés que desplegó en el primer encuentro, celebrado antes de Navidad. "Sabe bastante y se queda con lo que se le explica. Es de los que se interesan y en un grupo sirve de catalizador".

Explica que tiene dos motivos para involucrarse en una iniciativa que le llena el laboratorio de adolescentes de 15 a 17 años: es profesor y es padre. Conoce en primera persona el desconcierto con el que los alumnos inician su vida universitaria. "Empiezan sin haber tenido contacto con la universidad y sin saber nada de la carrera. Llega la navidad y todavía no saben de qué va esto".

Subraya además la necesidad de hacer un cierto apostolado científico entre los jóvenes para hacerles atractiva la ciencia y el conocimiento. "Hay que apadrinarlos un poco para que pierdan el miedo", dice, pero también reconoce que muchos de ellos ya traen cierto feeling con la química. "Son los alumnos de algunos de mis antiguos alumnos y se les nota", agrega con regocijo.

Este equipo de bioquímica trata de analizar los pigmentos naturales de determinadas hortalizas y frutas aplicado diferentes técnicas de espectroscopia gracias a los equipos disponibles en los laboratorios de la Facultad de Ciencias y en los servicios centrales de investigación de la UMA en los que los estudiantes de ESO y bachillerato utilizan metodologías y equipos reales. El decano de la facultad, Antonio Flores, también cree que es necesaria la divulgación."Tenemos que despertar vocaciones", subraya. La necesidad parece perentoria a la luz de las estadísticas que recogen un retroceso en la última década del 11% en la cifra de alumnos andaluces que siguen el bachillerato científico tecnológico.

Para Natalia Luque, profesora del IES Benalmádena y una de las 20 docentes de instituto involucradas en Science IES-Piiisa en Málaga este programa ofrece a los estudiantes la posibilidad de integrar y utilizar los conocimientos que adquieren en el aula. "Necesitan redactar, hablar en inglés, hacer trabajos en grupo, aplicar matemática...". El resultado es que los 19 alumnos de su centro que participan en alguno de los 11 proyectos "están locos de contentos. Muy motivados". Precisa que ese entusiasmo también se proyecta durante las clases en el instituto.

Ari Swerts, Marina Rey y Sara cantarero tienen 15 años, estudian cuarto de ESO y están enroladas en el proyecto que se desarrolla en la Facultad de Psicología para explorar y determinar las variables que influyen en el bienestar psicológico de los estudiantes de ESO. Con esta finalidad han realizado una serie de tests para conocer características generales y familiares del alumnado, así como la imagen que tienen de su propio comportamiento. Todos estos resultados serán después analizados estadísticamente.

Selva Hileret Dzienciavski, también de 15 años y alumna de cuarto de ESO, está en el equipo de biología que trabaja en la detección de transgénicos. Por el momento ya ha descubierto que un tomate tal y como lo conocemos ahora es el resultado de un proceso de domesticación. "Un tomate original era así de pequeño", dice mientras hace un círculo del tamaño de una cereza con los dedos índice y pulgar. El miércoles acudía al laboratorio con una lechuga en una bolsa y el objetivo de descubrir si ha sido objeto de transgenia.

La estudiante de secundaria Kayla Plada forma parte del grupo de física que pretende averiguar la actividad alfa y beta en el agua de consumo. Analizarán el agua embotellada que se comercializa en España para ver si contiene radiactividad. Es la única estudiante del IES Benalmádena de su equipo. "Impone un poco, da un poco de vergüenza", confiesa. Una de las particularidades del programa reside en que en cada grupo conviven alumnos de diferentes institutos. Para muchos es la primera vez que salen de su zona de confort para enfrentarse profesores, compañeros y materias desconocidas.

La percepción racional de la música en los alumnos de secundaria es el título del proyecto en el que participa Jessica López. "Fundamentalmente analizamos vídeos musicales famosos y vemos cómo cambia con el tiempo la opinión que tenemos de la música". Lamenta no haber coincidido en el mismo grupo con sus amigas, pero reconoce que esta experiencia le hace "escuchar música de otra manera, porque yo no he ido al conservatorio y no tenía formación musical".

Lars Erik Bogio, Antonio Socías, Alejandro José Florido y Ricardo García están adscritos al proyecto de astrofísica Descubriendo la energía oscura del universo. "Estudiamos los astros y medimos la velocidad relativa con la que se expande". Gran parte del trabajo lo realizan de forma individual y on line. En este caso el profesor que dirige la investigación Francisco Javier Pérez Cáceres, es el creador de la iniciativa Science IES-Piiisa, que abandonó la astrofísica cuando realizaba una estancia en el Instituto de Astrofísica de Holanda para dedicarse a la enseñanza en secundaria y bachillerato.

Algunas de las tareas que les ha encargado en las últimas semanas no era sencilla, pero durante la sesión con los alumnos les explicó que "quería justamente eso. Que os enfrentarais a un problema y que tratéis de resolverlo. Quien comete errores es porque está aprendiendo".

"Aplicamos todo lo que damos en el instituto. Sobre todo física, pero también química, matemáticas, gráficos e inglés", aclaran los tres estudiantes del programa sobre materia oscura. No obstante, tampoco ocultan el entusiasmo que albergan porque su tutor les ha prometido que irán al Observatorio Astronómico de Sierra Nevada podrán aproximarse por primera vez a un telescopio científico. "También nos ha dicho que iremos con él a un cortijo de la sierra de Ronda para observar las estrellas", agregan.

Science IES-Piiisa concluye con la redacción de un trabajo en inglés que recoge las conclusiones de la investigación y la exposición de los resultados en un congreso final que cada año realizan todos los alumnos andaluces que participan en el programa. La iniciativa ha saltado las fronteras de Andalucía y, de hecho, se aplica ya en centros de otras comunidades autónomas, al tiempo que ha sido reconocida por entidades comunitarias. En la última etapa, además, el coordinador de este programa ha explicado también la experiencia en centros de enseñanzas medias y universidasdes de California (EStados Unidos) donde planean también llevarlo a cabo.

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