Málaga

Málaga reducirá a "lo indispensable" la cifra de eventos en el Centro

  • El objetivo que maneja el Ayuntamiento es desplazar a otras zonas de la ciudad actividades lúdicas y festivas que suelen celebrarse en el casco antiguo

Una exhibición de peluquería y barbería en la calle Alcazabilla.

Una exhibición de peluquería y barbería en la calle Alcazabilla. / M.H.

El Ayuntamiento de Málaga va a asumir, al menos sobre el papel, una de las históricas reivindicaciones de los vecinos del Centro histórico: la reducción del número de eventos que se celebran en este barrio. Para ello, en el marco de la delimitación de las Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS), donde se adoptarán medidas para reducir el exceso de ruido, se incluye la decisión de "reducir a lo mínimo imprescindible" la organización de actividades lúdicas y recreativas en las calles del casco antiguo. Una medida con la que se quiere acotar las fuentes de ruido en la zona.

Este extremo fue confirmado por el concejal de Sostenibilidad Ambiental del Ayuntamiento, Raúl Jiménez, quien subrayó que esta es una de las proposiciones realizadas por los vecinos del barrio que se tienen en cuenta dentro del texto de las ZAS. "Nos pedían que se pudiesen sacar de distrito a otras zonas de la ciudad; no todo tiene por qué celebrarse en el Centro", admitió Jiménez, que admitió que la medida no incluye un calendario concreto sobre cuándo se van a llevar a cabo este tipo de iniciativas.

"Más que días lo que decimos es que las actividades recreativas y lúdicas se reduzcan a lo imprescindible, a aquello que tenga justificación, caso de la Feria, de la Semana Santa...", puso a modo de ejemplo. Es decir, que "la presentación de x se pueda llevar a otra zona de la ciudad; así quitamos actividades que pueden generar ruido y molestias".

La demanda forma precisamente parte del documento de alegaciones que la Asociación de Vecinos Centro Antiguo presentó el pasado mes de marzo en plenas conversaciones sobre la creación de las Zonas Acústicamente Saturadas. En ese informe, el colectivo reclamaba de manera taxativa la necesidad de poner acoto al número de eventos ciudadanos que se autorizan en esta parte de la ciudad. A su juicio, los responsables municipales deben ser "más selectivo" y "no dar pie a show must go on (el espectáculo tiene que continuar)". Asimismo, solicitaron que la emisión de estos permisos dependan de una serie de criterios "en base al interés social".

La intención del Ayuntamiento es la de poder concretar estas delimitaciones de las zonas ruidosas a lo largo del próximo mes de octubre, una vez se dispongan de los informes jurídicos y de Intervención que están pendientes. El plazo se retrasa respecto a las primeras previsiones, cuando se habló de este verano. De acuerdo con las explicaciones dadas a este periódico por el concejal del PP la medida sufre cambios, ya que pasa de plantearse las ZAS para zonas concretas a analizarse calle a calle. "Es posible que haya calles dentro de una misma zona en la que no se superen los niveles de ruido de la misma manera", alegó el edil.

En función de la superación de los niveles de ruido permitidos se establecerá una graduación, que estará vinculada a la gravedad de las medidas a aplicar en cada vía. De manera general, admitió Jiménez, se pretende fijar una especie de moratoria, impidiendo la concesión de nuevas licencias para establecimientos generadores de ruido en aquellas calles que sean declaradas ZAS. Ello impedirá la apertura de más locales de esta naturaleza, si bien se contempla la posibilidad de sí autorizar, por ejemplo, que en un espacio ocupado por un bar de copas con música se permita una heladería o un restaurante.

Y en aquellas vías donde quede constatado que se alcanzan los 70 decibelios o más por la noche (15 por encima del límite), la idea del Ayuntamiento es obligar a los establecimientos a contar con un vigilante encargado de controlar la entrada y salida, con el fin de minimizar en lo posible las emisiones de ruido. Al tiempo, deberán controlar la presencia de clientes bebiendo en la calle, una de las principales fuentes de ruido en muchos puntos del casco antiguo.

Por su parte, Mercedes Espinel, portavoz de la Asociación de Vecinos del Centro Antiguo, señaló que la solución no pasa por la reducción de eventos, "sino en que se cumplan verdaderamente las normativas y se regule de nuevo una Feria del centro que no sea un botellón". "No es el evento en sí el que da el problema, sino la bebida indiscriminada por todas partes", aseguró. Asimismo, Espinel afirmó que los fines de semana la situación "llega a ser insostenible", a lo que añadió que "en el año no puede haber más días de follón que días de convivencia normal".

También criticó Espinel la tardanza del Ayuntamiento en la planificación para subsanar estos problemas. "Cuando se empieza a trabajar y ver las posibilidades debe ser en el mes de noviembre", "a nosotros nos citaron hace dos semanas, pero a estas alturas ya tiene que estar todo hecho", apostilló.

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