JUAN JOSÉ GONZÁLEZ. Presidente CIT Marbella

"Marbella sigue siendo una marca de reconocimiento internacional"

  • Define al municipio costasoleño como una ciudad de ocio y entretenimiento y aboga por incorporar nuevas alternativas para evitar la estacionalidad en la afluencia de turistas

Juan José González, en su despacho.

Juan José González, en su despacho. / fotografías: elisa moreno

Juan José González es el presidente del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) de Marbella desde el año 2011, una asociación empresarial con cerca de 500 asociados. Aragonés de nacimiento y navarro de adopción, el abogado realiza un repaso por la actividad turística y empresarial de la ciudad, en la que reside desde hace más de una década.

-¿Cuándo llega a Marbella?

-En octubre de 2003, ya he cumplido 13 años aquí y estoy feliz.

-¿Cuándo llega a Marbella?

-En octubre de 2003, ya he cumplido 13 años aquí y estoy feliz.

-¿Ya conocía la ciudad?

-La había visitado a principios de los 90 con un amigo, estuvimos recorriendo la costa y me encantó. Dije aquello de que cuando me jubile me tengo que venir a vivir aquí y mis antiguos socios tuvieron la gentileza de traerme antes de mi jubilación. Además, con mi antiguo despacho había venido en varias ocasiones porque teníamos aquí una oficina y venía como dos o tres veces al año con motivos profesionales durante unos cinco años.

-¿Qué recuerdos tiene de aquella época?

-En aquella época imperaba el Gilismo, aunque yo no sabía más de lo que podía percibir por la televisión. No parecía que Jesús Gil fuese lo más adecuado para dirigir una ciudad como Marbella, y con los años se ha visto que fue un desastre. Pero mi percepción entonces no era la que tuve posteriormente cuando se descubrieron las cosas y más cuando me vine definitivamente y me empecé a dar cuenta de cuáles eran los últimos coletazos del Gilismo.

-¿Siente que la ciudad aun carga con ese sambenito de la corrupción?

-Desde que estoy aquí no he percibido que sea una ciudad especialmente corrupta, al revés. Cuando llegué sí que detecté algunas circunstancias que no me parecían muy normales, sobre todo en el negocio inmobiliario. Lo que he visto desde que he llegado es que hay una clase empresarial exuberante con mucha capacidad de trabajo y ganas de innovar. Hay una ebullición empresarial constante y quizá eso fue lo que más me sorprendió.

-Tomó el relevo de la asociación en plena crisis, imagino que no le fue fácil tomar las riendas.

-Pertenezco a la junta directiva desde 2004, primero como secretario y siete años después como presidente. Siete años muy duros para el anterior presidente, Miguel Gómez Molina, porque él sí que pasó la parte dura de los comienzos de la crisis, la intervención del Ayuntamiento, la gestora, y las primeras elecciones después de la gestora. Fueron unos años muy convulsos. Después de esos años Miguel decidió dar un paso atrás y me propuso como presidente.

-¿Cómo fueron esos comienzos?

-Cuando yo tomé posesión la cosa fue mucho más fácil gracias a la ayuda que me prestó Miguel y también porque la situación ya no era tan convulsa como la que habíamos vivido apenas unos años antes.

-¿Y cómo ha evolucionado el tejido empresarial en Marbella?

-Desde el comienzo de la crisis, que en Marbella comienza con la intervención del Ayuntamiento en el año 2006, el tejido empresarial sufre un proceso de cuasi destrucción. Siempre se ha dicho que Marbella entra la primera en la crisis pero sale también la primera, y creo así ha ocurrido. Yo veo que el sector hotelero, ya desde el año 2013, empieza a mejorar sus resultados, primero a base de ofertas, mientras que este último año ha sido magnífico sin necesidad de unos precios medios más elevados. La clase empresarial de Marbella ha sabido rehacerse muy bien pese a las dificultades. Han quedado por supuesto muchas en el camino pero también han venido nuevas. En cuanto a número de socios estamos prácticamente en las cifras de antes de la crisis, lo cual es indicativo de que hay muchas empresas en Marbella con intención de hacer cosas y que hay más empresas que valoran la unidad empresarial.

-¿Entonces se puede hablar de crisis en Marbella en pasado?

-Yo creo que sí, aunque no todo el mundo estará de acuerdo con esta afirmación. Pero desde luego el sector hotelero no solo ha salido definitivamente de la crisis sino que está en su mejor momento de la historia. Evidentemente durante la temporada estival hemos tenido un mayor número de visitantes, mayor gasto medio y una ocupación de las habitaciones de hotel durante más tiempo, y esto se nota también en el gasto que realizan en la ciudad no solo en el hotel sino en restaurantes, campos de golf, chiringuitos, tiendas, etcétera. Y al mismo tiempo está despertando desde hace ya algún tiempo el mercado inmobiliario, ahora un poco lastrado por los temas urbanísticos. Lo que pasa es que no estamos aún en las cifras de antes de la crisis ni en los volúmenes de negocio de entonces porque eran fruto de una burbuja y, por tanto, irreales.

-Exactamente qué es el CIT Marbella y qué supone para la ciudad.

-El CIT es una asociación de empresarios que comienza su andadura en el 89, también en un momento de crisis. En aquel entonces nueve directores de los grandes hoteles de la ciudad, muy preocupados por la situación, deciden unir sus fuerzas y ponerse en marcha para hacer algo que mejore sus cuotas de mercado. Nace como un centro de iniciativas turísticas, una entidad que lo que pretende es ayudar a promocionar la ciudad desde el punto de vista turístico y con los años se va convirtiendo en una asociación empresarial. A día de hoy, que en una ciudad como Marbella haya una asociación de empresarios de casi 500 miembros viene a decir que la clase empresarial de Marbella está muy unida y confía en la capacidad del CIT para ayudarles.

-Se ha hablado de cifras récord de turismo, ¿qué balance hace de la actividad económica en el municipio?

-Nadie puede negar que la ciudad durante la época estival ha estado repleta de gente como nunca. El volumen de visitantes ha sido excepcional, los hoteles y los apartamentos turísticos estaban llenos, los que tienen propiedades vinieron y las disfrutaron. Eso ha supuesto un nivel de ingresos para la ciudad más elevado que en años anteriores. Yo destacaría este año que se ha roto la estacionalidad del turismo. Al menos en los hoteles, donde la temporada se ha estirado. Ha comenzado antes, en la última semana de mayo, y se ha prolongado prácticamente hasta noviembre.

-Habla de desestacionalización, sin embargo, hay hoteles que siguen echando el cierre en invierno, continúa el trabajo temporal y en precario. ¿Qué sigue sin funcionar?

-Hay muchos diagnósticos. Yo lo que entiendo es que Marbella es una ciudad de ocio y entretenimiento, donde la gente viene a pasarlo bien, jugar al golf o ir de compras, pero no hay muchas más alternativas, con lo cual es difícil atraer a la gente cuando la gente no tiene vacaciones, que es cuando viene a divertirse. ¿Qué tenemos que hacer? Generar polos de atracción, actividades, eventos, fuera del verano, que consiga que las personas tengan otro motivo más por el que venir. Es nuestra asignatura pendiente, pero no es fácil, se necesita una cantidad importante de inversión para generar un evento, como podría ser el festival de cine de Cannes. También se puede hacer con grandes inversiones en infraestructuras, creando aquí algo especial como un circuito de fórmula uno. Otra de las formulas sería atraer más turismo de congreso. Tenemos un bonito palacio de congresos pero necesitaríamos algo de más categoría, donde pudiésemos tener unas 4.000 personas a la vez y competir con las ciudades que destacan por eso.

-En materia de promoción turística este año se ha incrementado el gasto. ¿Usted es de los que piensan que Marbella es una ciudad que se vende sola o de los que opinan que las marcas hay que cuidarlas?

-Soy de la opinión de que las marcas hay que cuidarlas y alimentarlas constantemente. Las grandes marcas no solo viven de la fama sino también del esfuerzo económico tanto público como de la actividad privada. Te tienen que estar oyendo constantemente para que el destino no caiga en el olvido.

-Actualmente, ¿cómo definiría la marca Marbella y en qué situación cree que se encuentra?

-Marbella todavía sigue siendo una marca de grandísimo nivel y reconocimiento internacional. La gente en España conoce Madrid, Barcelona y Marbella. Eso es valiosísimo y hay que mantenerlo, con lo cual yo creo que el posicionamiento es bueno, pero tenemos que seguir cuidándola.

-Cada verano se dice que son el turista ruso y árabe los que tiran de la economía de Marbella.

-El turismo ruso ha descendido, sobre todo el de clase media, debido a la devaluación del rublo. Por el contrario, los árabes han seguido viniendo, no solo de oriente medio sino también del norte de África, principalmente de Marruecos. Se trata de un turista de una capacidad adquisitiva muy alta. Pero aunque son mercados importantes nuestro mercado realmente sigue siendo el inglés. El brexit es algo que preocupa mucho, pero yo creo que al final se encontrará una fórmula en la que todo el mundo esté cómodo y esperemos que nos afecte lo menos posible. Los alemanes y los nórdicos también siguen viniendo mucho.

-¿Y qué me dice del turismo de lujo?

-Hace unos días leía que Marbella seguía siendo la segunda ciudad de España, por detrás de Barcelona y por delante de Madrid, en compras de lujo. Evidentemente es un nicho que hay que hay que cuidar, tenemos que hacer que las marcas que están en Puerto Banús se queden.

-¿Qué papel juega la economía de Marbella a nivel provincial?

-Marbella y Málaga son muy complementarias, por lo que debemos trabajar unidas. Debe haber una reciprocidad entre ambas ciudades, es una forma de complementar las ofertas. A mí personalmente me encanta ir a Málaga, disfruto muchísimo paseando con el casco antiguo, me encanta Muelle Uno, y ahora con tantos museos, aún tengo que visitar el museo nuevo de la Aduana.

-¿Qué sensaciones hay en el tejido empresarial tras la anulación del PGOU?

-Evidentemente la anulación del plan ha sido una mala noticia para el urbanismo de la ciudad porque volvemos a un plan [del 86] que no está adaptado a la LOUA y se han dado muchos problemas. Por lo que los que estaban con licencia con arreglo al 2010 se han tenido que parar, luego hay otros suelos que se podían desarrollar y que ahora no se pueden desarrollar. Sin embargo, sí que hay suelos que antes no se podían y ahora han vuelto a ser desarrollables con arreglo al plan anterior. Un poco de caos ha habido por culpa de la anulación, sin embargo, estamos a punto ya de tener las normas urbanísticas con arreglo al plan general para adaptar el PGOU a la LOUA y yo creo que eso dinamizará determinadas áreas de la ciudad que tienen posibilidad de ser desarrolladas. Esperamos también que el nuevo plan se ponga en proceso lo antes posible para que lo tengamos aprobado pronto y sobre todo que contente a todo el mundo, no como ocurrió con el anterior que se encontró con 9.000 alegaciones.

-Pese a todo, siguen llegando nuevas inversiones.

-Sí, hay un gran interés en invertir en la ciudad. Pero para ello tenemos que poner las herramientas que lo permitan, porque ahora mismo no es fácil invertir dada la situación urbanística. Una vez se aprueben las normas va a dar lugar a un desatasco y llegarán avalanchas de inversiones, de proyectos y de licencias de obra.

-Hace unas semanas se avanzaba en la implantación de la videovigilancia en el municipio. ¿Es necesaria?

-Es necesaria. El CIT la viene pidiendo desde el 2005 pero no encontramos entendimiento entre el Ayuntamiento y la Subdelegación del Gobierno. Afortunadamente la corporación actual ha retomado el proyecto no solo de Puerto Banús sino que pretende extenderlo a otras zonas de la ciudad donde merece la pena tener videovigilancia. La videovigilancia es una necesidad de cualquier ciudad turística como Marbella porque el efecto disuasorio de las cámaras hace que disminuya la delincuencia en porcentajes asombrosos.

-La plaza de los Naranjos, ¿con o sin terraza?

-Todo tiene que hacerse con mesura y con implicación de la razón. Tenemos una plaza que es una maravilla y evidentemente los restaurantes que ahí están son un polo de atracción más, y a la gente le gusta comer en la plaza al aire libre, con lo que no estoy en contra de las terrazas. De lo que estoy en contra es de que no se pueda caminar.

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