Emilio López Caparrós. Presidente de la Asociación de constructores y promotores de Málaga

"Hay inversores que se están yendo a otros sitios aburridos con la burocracia"

  • López afirma que vuelve el optimismo a las empresas promotoras, pero aún hay dificultad en la obra pública

  • Asegura que cuesta encontrar encargados de obra con experiencia para trabajar

Emilio López preside la patronal de promotores y constructores de Málaga, un sector que ha vivido una montaña rusa en apenas una década y del que depende una buena parte del empleo de la provincia. Amable, de trato cercano y con las ideas bastante claras, nos recibe en su despacho de la constructora Ielco en el polígono Guadalhorce. Justo enfrente, curiosidades de la vida, hay una iglesia cristiana china. "Supongo que vendrán los fines de semana porque la verdad es que no les veo", dice sonriente.

-¿Remonta o no la construcción?

-Sí. En la asamblea que tuvimos el pasado 11 de mayo se veía mucho ánimo en las promotoras y las constructoras de edificación, pero en las constructoras de obra civil todavía no. En obra civil se ve mucha competencia y eso nos está llevando a unos precios que nos cuesta mucho defender o no coger trabajos porque no se puede alcanzar ese precio.

-¿Se hacen trampas para llevarse obras a un precio menor del real?

-Con el sistema de contratación actual te dicen que una obra vale, por ejemplo, 5 millones y una empresa asegura que la hace por 4,5 millones analizando sus costes y beneficios. Pero para quedarse con la obra hay gente que dice que hace la obra por 3,5 millones y, una vez firmado el contrato, argumentan que el proyecto inicial estaba mal o cambian cosas.

-Los famosos modificados.

-Ahora se están empezando a eliminar y no se aceptan, pero también es verdad que algunos proyectos de la Administración son malísimos porque ni siquiera hay proyecto y en otros casos, aunque sean buenos, siempre hay detalles a corregir.

-Hemos visto muchos proyectos en Málaga y España que se licitaron por una cantidad y acabaron costando el doble o el triple.

-Sí. Por un lado pasa porque es verdad que se hacen mejoras de la calidad y se han aplicado técnicas nuevas y, en otras ocasiones, hay constructoras que han conseguido meter partidas más caras, se ha arreglado el proyecto y ganan más dinero. Hay de todo.

-En materia de vivienda están creciendo los visados, pero aún son un volumen escaso en Málaga.

-En 2016 se visaron unas 3.000 viviendas en la provincia, estando más o menos en el nivel de 2009. Está subiendo respecto a los últimos años pero a mediados de la década pasada hubo diez veces más.

-¿Por qué se está recuperando de forma tan lenta?

-En 2017 se va a notar mucho más que el mercado se está moviendo. No llegaremos a los índices de 2006 ó 2007, pero tampoco sería bueno que alcanzáramos lo que se hizo aquellos años.

-¿Qué zonas tienen más tirón para los promotores?

-Málaga capital, Marbella y sus alrededores, así como Mijas o Benalmádena. También se ve movimiento en Rincón, Vélez o Torrox. En el interior no se está notando.

-Había temor por la paralización del PGOU en Marbella pero parece que no está siendo tan dramático.

-Porque a pesar de todo se están haciendo viviendas. Hace falta que el PGOU se termine de adaptar a la LOUA y saber qué se puede construir en cada sitio, dando seguridad al promotor para invertir. Es necesario que las tramitaciones para obtener licencias sean más rápidas para que los inversores que están viniendo no se aburran. Están llegando a varios municipios, les gusta el sitio y quieren comprar pero cuando ven que pasan dos meses y no se ha movido la tramitación se van a otros destinos para invertir su dinero y sacarle rendimiento más rápido. Hay inversores que se están aburriendo por la burocracia. Los trámites se tienen que simplificar exigiendo lo que se tenga que exigir y siendo seguros. Además es impresionante la cantidad de leyes que se publican mensualmente que lo lían todo.

-¿Qué posición están adoptando los bancos?

-Están predispuestos a hacer negocio pero estudiando bien al comprador, al promotor o al constructor que pide el crédito. Exigen buenos estudios de la viabilidad de las promociones y que haya una demanda ya comprometida que vaya a comprar esas viviendas.

-Ahora se está haciendo una especie de construcción a la carta. No mover un ladrillo hasta que no haya compradores asegurados para no arriesgar.

-En casi todos lados se está haciendo así. Se pone una caseta y se ve si hay demanda. Si, por ejemplo, vas a hacer una promoción de 50 viviendas y tienes 35 posibles compradores apuntados en una lista que saben el precio, inicias la petición de la licencia. Cuando la consigues los llamas y si cuajan 20 de los 35 potenciales compradores inicias la obra.

-Todo lo contrario a la época del boom.

-En aquel momento no tenías ni los planos y ya estaba todo vendido. Eso no era bueno.

-Muchas de esas promotoras acabaron liquidadas en concurso de acreedores y con deudas millonarias que aún no se han devuelto.

-Había promotoras que no se comprometían. Daban una señal para comprar el terreno y el banco directamente le daba el préstamo para pagar todo el terreno, por lo que realmente el promotor no había puesto nada. Si las ventas de las viviendas no salían, el banco se quedaba con el terreno y al promotor le daba igual porque no había arriesgado su dinero. También hubo empresarios que se hundieron porque no había ventas y habían realizado una inversión fuerte que no podían devolver a los bancos. En cualquier caso, al principio era muy fácil hacer una promoción y ganar mucho dinero aunque se tuviera poca experiencia porque se vendía todo.

-El precio de la vivienda ya ha tocado fondo y va al alza. ¿Cuánto subirá a corto o medio plazo?

-El año pasado se habló de un 4,3% de subida y este año será por el estilo. La gente está dispuesta a comprar pero tampoco a pagar lo que sea por una vivienda. Además el banco les va a dar en función del sueldo de la persona y su cónyuge y es en torno al 30% de los dos sueldos. Si no tienen salarios altos no pueden comprar viviendas caras.

-¿Qué perspectivas de empleo hay en el sector?

-Son buenas. El empleo está subiendo porque hay más obras. Los sueldos han bajado con la crisis pero poco a poco irán subiendo por la demanda, pero no creo que se llegue a la locura de sueldos que hubo. Técnicos con apenas dos años de experiencia cobrando 40.000 ó 50.000 euros al año no era lógico.

-¿Van a volver a la construcción los que se fueron a otros sectores?

-Muchos fueron del campo a la construcción ganando mucho dinero y compraban coches mejores que los de cualquier jefe. Pero en este sector hay que estar formado. Hemos visto a gente que después de haber estado tres años en el paro no había hecho un simple curso de ocho horas en prevención de riesgos laborales, necesario para poder entrar en una obra.

-Me comentaba usted antes de empezar esta entrevista que les está costando encontrar trabajadores en algunos oficios específicos.

-Sí. Nos está pasando, por ejemplo, con el ladrillo visto. Hay falta de mano de obra para eso o también nos está costando encontrar técnicos o encargados de obra con experiencia. No sé si es que se han ido al extranjero o que se han jubilado.

-¿Qué grandes infraestructuras quedan por hacer en la provincia?

-Hay varias. Una es evitar el riesgo de inundabilidad en la zona del Guadalhorce y hay que hacer un nuevo puente. El tren litoral también es muy importante. Faltan muchas depuradoras...

-Ni están ni se esperan.

-Hablan de que habrá un paquete con varias decenas de depuradoras que iba a pillar a la provincia de Málaga, pero el retraso es fuerte porque el compromiso con Europa era que en 2015 todo el agua que llegara al mar estuviera depurada. Lo estamos incumpliendo y nos multarán. Respecto al tren litoral, la línea de cercanías a Fuengirola es de las más valoradas de España y si llegara a Marbella lo sería aún más, uniéndolo con el AVE y el aeropuerto. Aumentaría el turismo.

-¿Qué le ha parecido toda la polémica con el Astoria y Antonio Banderas?

-Ganaron un concurso. A lo mejor tendría que haber otro concurso que adjudicara y habría que dejar que continuaran los trámites. Empezar a atacar al que da un paso para intentar hacer cosas y aburrirlo me parece mal. Si se cumple la ley no debería haber ningún reproche a nadie por hacer una inversión. Sin embargo, ha habido un ataque muy fuerte a alguien que pensaba que podía hacer algo interesante.

-¿Le gustó el proyecto como tal?

-La perspectiva era bonita pero tendría que verlo hecho para ver si me gustaba o no.

-¿Cree que Banderas debería volver con el proyecto?

-Depende de como esté de molesto. No lo sé. Imagino que se metió ahí porque quiere a Málaga, porque es un tema artístico y por un beneficio económico. Pero a lo mejor el posible beneficio económico que pudiera sacar no le compensa si le resta imagen o le pueden dar un mal trato.

-Otro proyecto que está siendo discutido es el hotel del puerto. ¿Defensor o detractor?

-Digo lo mismo. Si se cumple la ley y hay alguien que quiere invertir... El riesgo es suyo. He visto las perspectivas y no sé si cambiaría la fisonomía de Málaga o si nos daríamos cuenta del hotel. He vivido mucho tiempo en Muelle Heredia, justo enfrente de donde está ahora la noria, y tenía delante dos silos de cemento. No me molestaba tanto. Con el hotel es verdad que Málaga tendría otro edificio que sería una marca para la ciudad en el exterior. Está lejos del centro... Es bueno que el debate siga andando y haya una confrontación real de ideas, pero lo que no puede ser es que porque un grupo de personas chille más que las demás se paralicen las cosas. Es muy fácil que 18.000 personas estén en una plataforma y que cambien la ciudad frente a los 600.000 ciudadanos que viven en la capital y no han opinado.

-El presidente de los constructores españoles, Juan Antonio Gómez Pintado, lamentó el otro día en Málaga que les vean como un sector "egoísta".

-Cuando empezó la crisis se dijo que fue por culpa del ladrillo, porque se había creado una burbuja. La crisis fue culpa de todo el mundo. Muchos que no eran profesionales compraban terrenos, edificaban y vendían. Pero también hubo una burbuja financiera porque los bancos hicieron paquetes de hipotecas que no se iban a cobrar y estalló. También la propia sociedad no fue consciente de que no se debía haber metido en viviendas que no podía comprar y los políticos animaron a la gente a que hicieran el gasto porque decían que iba a haber empleo para todo el mundo.

-Ahora, incluso aunque el cliente pague religiosamente su hipoteca, se le puede meter un okupa en la casa y no puede echarlo.

-Hay legislación pero falta que la justicia funcione bien y sea rápida. Si fuera así acabaría hasta la corrupción porque si el que mete la mano en la caja para llevarse dinero sabe que en 15 días está en la cárcel, no lo hará. Pero si mete la mano pensando que le van a juzgar en 10 años, lo hacen y ya verán qué pasa en diez años. En España hay leyes buenas que no se aplican o tardan mucho en aplicarse.

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