Cultura

El Museo del Vidrio crece apegado a su raíz alfarera

En el suelo abierto apareció como un regalo. Aunque ha complicado el proyecto de la ampliación del Museo del Vidrio y el Cristal de Málaga, el hallazgo de un horno alfarero del siglo XVII ha supuesto un descubrimiento de vital importancia para su propietario, Gonzalo Fernández-Prieto. También para el barrio y la ciudad, ya que demuestra la teoría ya documentada por el historiador Víctor Heredia de que la zona -junto a la iglesia San Felipe Neri y donde se han encontrado importantes hornos árabes- tuvo una industria cerámica que continuó hasta el siglo XVIII. La pieza arqueológica, que pertenecía a la familia Chinchilla, se ha encontrado en muy buen estado de conservación. Será visitable y formará parte de la nueva construcción que se quiere abrir al público de forma gratuita.

El arquitecto Ignacio Dorao está al frente de los trabajos, que esperan tener acabados en un año, y la arqueóloga Sara Díaz ha realizado la excavación en la totalidad del solar. "Justo en lo que sería la unión natural del museo con su ampliación, en el medio, unido al muro de la casa, es donde hemos encontrado el horno", explica el propietario. "Ha sido un regalo y estoy muy contento, pero también lo dificulta todo", agrega. Desde el interior, el punto lógico para continuar la visita desde el museo actual a la nueva construcción lo ocupa el horno, por lo que la entrada se tendrá que establecer en el exterior. Ahora mismo Fernández-Prieto baraja tres proyectos que también tienen en cuenta dejar una especie de servidumbre de paso para una futura puesta en valor de los hornos de época musulmana que se encuentran en el solar de atrás y que pertenecen a la administración regional.

Aunque el horno se encuentra ahora mismo protegido con geotextil y una capa de grava, cuando terminen la obra "se podrá visitar porque es patrimonio del barrio y de Málaga, da nombre a la calle", señala el promotor del museo. También se podrán ver los suelos originales de la casa del XVII, la entrada y la "paja de agua" que, según explica, se trataba de una fina tubería de plomo que traía el agua desde el acueducto de San Telmo y que terminaba en un pilón que se puede ver en uno de los patios de la casa. Entre las dependencias fabriles y la vivienda se encontraban los corrales y los restos de éstos también han sido hallados y se van a poder ver. "La arqueóloga nos ha comentado la singularidad del horno porque es de un tamaño enorme y está muy bien conservado", apunta el dueño del Museo del Vidrio.

En cuanto al diseño de la ampliación, el mecenas asegura sin querer adelantar mucho que "va a ser un concepto nuevo de espacio expositivo que va a sorprender mucho, creo que va a dar que hablar, no hay nada en España como lo que vamos a hacer, por eso nos estamos quebrando la cabeza". También quieren realizar una obra con la que el acierto sea seguro. "No nos podemos equivocar porque mis posibilidades económicas son limitadas, no podemos levantar algo que luego tengamos que tirar, así que hay que hacer lo posible para que los hornos árabes del solar de atrás tengan una entrada digna por esta plaza. De esta forma también complica el trabajo lo que vayan a hacer en un futuro con un espacio que ahora mismo tienen sin explotar", apunta Fernández-Prieto.

Este espacio supondrá ganar entre 300 y 400 metros cuadrados al millar que ya tiene el museo. Y, por supuesto, no estarán faltos de contenido. Todo lo contrario. El nuevo emplazamiento será sede de la importante colección de 450 obras de Studio Glass que posee y que están llegando a Málaga. Se trata de una corriente artística en la que creadores como Ernst Krebs, Walter Bahr, Rick Bernstein o Robert Levin, entre otros, utilizaron el vidrio como base para crear una obra de arte y no como objeto doméstico. "Cada pieza no tiene más motivo que recrear belleza o hacerte pensar", dice el propietario del museo mientras subraya la delicadeza y originalidad de las obras que ya se pueden ver en la primera sala del museo malagueño.

Surgió a mediados del siglo XX, tuvo grandes exponentes en Alemania y Estados Unidos y en 1983 se reunieron en una mítica exposición que Joaquín Torres organizó en Valencia. Vicointer' 83 fue el título de la muestra, "la primera exposición de cristal de arte moderno en España, un bombazo", apunta el coleccionista. "Se quería hacer un museo de Studio Glass pero no se hizo y la colección se dispersó", añade Fernández-Prieto al tiempo que señala la pieza de la austriaca Jindra Beranek que se exhibe en su vitrina, "la única de esta artista que hay en España".

En la actualidad, el Museo del Vidrio de Alcorcón, el Museo de Artes Decorativas de Madrid y su homónimo de Valencia, La Granja y el Museo Cerralbo quieren volver a reunir las piezas de aquella exposición de los 80 con Cristina Giménez Raurell a la cabeza. Y en esta muestra tendrá una importancia destacada la colección malagueña, que no para de crecer. "Estamos a la espera de que lleguen un par de piezas y como no las traigo yo y el material es tan delicado el traslado me tiene sin dormir", comenta.

Y es que Gonzalo Fernández-Prieto ha consagrado su vida al vidrio y el cristal. Su colección ya alcanza las 3.200 piezas y está "tan enamorado" de la casa que desde hace ocho años y medio es museo que está empeñado en hacerla crecer junto a su pasado alfarero. La ampliación es costosa, la obtención de los permisos más lenta de lo que quisiera y la revisión de las tres propuestas arquitectónicas exhaustiva. Sin embargo, habla con entusiasmo de las obras que espera tener finalizadas en un año. La actual recepción de visitantes y la escalera de subida a las dos plantas de arriba desaparecerán para unirse al museo y servir de vía de unión a ambos espacios.

En esta ampliación también se podrán colocar vidrieras de gran tamaño "que no se pueden mostrar en el museo actual porque no hay espacio", explica el promotor al tiempo que destaca la vidriera de Melchior titulada Político pecador devorado por demonio, una pieza que nunca estuvo expuesta por ser "uno de los artistas malditos de Hitler, una obra muy importante que tenía que haber estado en Alemania y está aquí". En sus salas, también luce con orgullo una obra Prerrafaelita de Edwar Burnes-Jones y William Morris, "la única vidriera que hay en España". El diseño es de 1890 y se realizó a principios del siglo XX. "Hubo tres en una iglesia de Algeciras pero desaparecieron", relata Fernández-Prieto. La que se puede ver en Málaga pertenecía a un templo de un pequeño pueblecito escocés. Hacerse con ella le supuso al coleccionista tener que vender una casa en el centro de Londres. Pero en él se cumple ese dicho que "sarna con gusto no pica" y su pasión, en lugar de verse frenada, no hace otra cosa que crecer.

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