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SKA: El nuevo ojo del cosmos

  • La investigadora del IAA-CSIC Lourdes Verdes-Montenegro diserta hoy en Principia sobre la que será la mayor infraestructura científica del planeta

Si el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) que la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) puso en marcha cerca de Ginebra en 2008 ha sentado las bases de un desarrollo descomunal en lo que se refiere a la física de partículas (bosón de Higgs incluido), el nuevo salto paradigmático respecto al conocimiento científico mira directamente al cielo. El Square Kilometre Array (SKA) será un radiotelescopio compuesto por miles de antenas con una superficie equivalente a un kilómetro cuadrado distribuidas entre África y Australia que, una vez instalado, constituirá la mayor infraestructura científica sobre la Tierra. Según los plazos puestos sobre la mesa, está previsto que la construcción del SKA comience en 2019, con lo que, tras las primeras pruebas en 2022, los modos de observación iniciales se llevarían a cabo entre 2024 y 2026, si bien para las observaciones completas habría que esperar un poco más. El proyecto cuenta de momento con el apoyo de una veintena de países y promete ampliar la mirada humana hacia el cosmos hasta límites que hoy resultan difícilmente imaginables. Hoy sábado, sin embargo, el SKA se convertirá en un aliado mucho más cercano gracias a la conferencia que la investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) Lourdes Verdes-Montenegro impartirá a las 12:00 en el Centro de Ciencia Principia (Avda. de Luis Buñuel). Bajo el título Qué tienen que ver Einstein, Jodie Foster y 300 ingenieros, Verdes-Montenegro expondrá de manera ilustrativa y didáctica todo lo que cabe esperar del SKA, lo que tal vez el SKA podría darnos y no esperamos y cómo se articula la participación española en tan emblemática iniciativa.

De entrada, la investigadora apunta a Málaga Hoy que el SKA mantiene a la comunidad científica "muy motivada desde hace décadas" en torno a los muchos temas de investigación que comparten las técnicas relativas a la radioastronomía. Eso sí, el SKA aportará información principalmente sobre tres grandes ámbitos: la astrofísica, la astrobiología y la física fundamental. Respecto a la primera, el nuevo telescopio "nos permitirá observar la formación de las primeras galaxias remontándonos al periodo del universo oscuro, cuando aún no había estrellas". Esta aproximación permitirá asimismo detectar el gas atómico en su origen y evaluar así su implicación en la constitución de los primeros materiales del cosmos (y dilucidar de paso si fueron las estrellas las que al unirse constituyeron las primeras galaxias o si fueron éstas las que alumbraron en su seno las primeras estrellas): "Hasta ahora no hemos podido analizar el gas atómico en un desplazamiento al rojo [en referencia al efecto Doppler] tan elevado. Pero, más allá de esta posibilidad, la evolución que el gas atómico ha seguido entonces nos servirá de indicador para el estudio de la situación de las galaxias en relación en su entorno. Vamos a a tener la película completa del gas atómico desde la misma formación de las galaxias y, con ello, un termómetro muy fiable para la investigación sobre las mismas".

El SKA nos permitirá remontarnos al universo oscuro para estudiar la formación de galaxias"

En cuanto a la física fundamental, el SKA servirá para poner a prueba nada menos que la relatividad general "en condiciones hasta ahora inéditas", una investigación que irá de la mano del estudio de las ondas gravitatorias que tras la reciente constatación de las mismas (como perturbaciones del espacio-tiempo tras la colisión de objetos vinculados a la materia y la energía oscura) se desarrolla en el Observatorio de Ondas Gravitatorias por Interferometría Láser (LIGO). Del mismo modo, se espera que el SKA termine de despejar las incógnitas relativas a la expansión del universo: "Cuando creíamos que había frenado su expansión, el estudio de las supernovas nos reveló que, muy al contrario, ésta seguía su curso. Pero todavía no sabemos cómo ni por qué. Ahora esperamos que el SKA nos dé la respuesta", señala Verdes-Montenegro. Por último, en cuanto a la astrobiología, el radiotelescopio aportará información clave sobre la formación de planetas (a través de discos protoplanetarios) y podrá detectar moléculas básicas en la formación de la vida. Además, y por si fuera poco, "si hubiera señales extraterrestres emitidas desde los planetas que orbitan en torno a las estrellas más cercanas a la Tierra, el SKA podrá detectarlas".

La evolución del gas atómico es el campo de investigación de Lourdes Verdes-Montenegro, quien desde 2011 coordina la participación española en el SKA. España no forma parte, de momento, del grupo de diez países conformados como miembros de pleno derecho para el desarrollo del proyecto, aunque sí de la veintena que participan en su diseño; esta circunstancia, de cualquier forma, no ha impedido que una cantidad nada desdeñable de científicos españoles hayan contribuido en los últimos años a la causa. "Al principio creamos un equipo para el estudio de la viabilidad industrial del SKA, pero lo cierto es que desde entonces nos hemos encargado de otros muchos asuntos como la divulgación y el apoyo a grupos de investigación. La página web española del proyecto es una de las más visitadas, y la aportación realizada al diseño por los grupos de ingenieros y empresas españolas está estimada en unos dos millones de euros. Además, hay científicos españoles en todos y cada uno de los equipos internacionales del SKA". La adscripción definitiva de España al proyecto como miembro de pleno derecho podría quedar resuelta, eso sí, en breve: en 2016 se realizó un informe basado en el trabajo de Verdes-Montenegro y su equipo que fue evaluado positivamente por la Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela. Desde entonces, España negocia su ingreso con el resto de países ya implicados directamente en el SKA, una cuestión que hoy sigue a la espera de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Mientras tanto, el IAA-CSIC, con su sede en Granada, se postula para formar parte de la red internacional de centros de ciencia que habrán de procesar los datos suministrados por el SKA ("Queremos que el proyecto tenga la mayor fiabilidad y calidad metodológica", apunta la investigadora), lo que tendría consecuencias en Andalucía a la hora de implicar, por ejemplo, a centros de computación punteros como el Departamento de Lenguajes y Ciencias de la Computación de la Universidad de Málaga (recuérdese cómo el procesamiento de los datos del LHC facilitó el desarrollo de Internet a escala global). Quién diría que el universo iba a ser ese viejo conocido.

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