Calle larios

Pablo Bujalance

¡Ojú, qué caló!

26 de junio 2010 - 01:00

DESDE marzo vienen los meteorólogos advirtiendo de que este verano, ya flamantemente inaugurado, va a ser el más cálido desde el Pleistoceno. Quienes se las daban tan felices con el frío, largo y lluvioso invierno que lo ha precedido, seguro que esta Feria la pasamos fresquitos, se van a llevar el mal rato de sus vidas. Recuerdo una lección que me impartió en una visita a Gibraltar cierto día de soberana tormenta un guardia civil empapado que custodiaba la aduana de vuelta a la Línea de la Concepción: "Esto es pa más caló". Desde entonces, después de cada chaparrón pienso en mangas cortas. Y motivos tenemos, desde luego, para vaticinar un agosto de parrilla y barbacoa. A ver quién es el bonito que aguanta en el Paseo del Parque sin una mala sombra. Lo peor es que, además, este verano pinta en Málaga tan aburrido como de costumbre, especialmente después de julio, cuando, si a uno no le gusta la Feria, lo mejor que puede hacer es exiliarse cual Juan Larrea. Con todos los teatros cerrados, el Mundial terminado, los cines consagrados a infumables pasatiempos adolescentes y los pocos museos que quedan abiertos con las mismas exposiciones de los últimos meses, la sensación de calor, como ocurre con la humedad, se multiplica. Aquí donde me ven, este agosto me toca trabajar y quedarme en casa, y sólo con pensarlo me echo a temblar. Así, al menos, recupero la ilusión del frío.

No deja de sorprenderme, año tras año, la escasa oferta cultural y de ocio que ofrece una ciudad como Málaga para el verano. Tras los pocos festivales que se celebran en julio, agosto y septiembre constituyen, por lo general, un páramo, mientras otros municipios de la provincia, sin ir más lejos (cuando consulto los programas de actividades de capitales como Oviedo y Santander para los mismos meses me sale un puchero digno del Niño Jesús), mantienen propuestas singularmente atractivas. Sólo por huir de la Feria merecerá la pena coger el coche: con tanto calor, tanta borrachera callejera y tanto hastío, esto parecerá el infierno. Ojalá no falle el aire acondicionado.

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