El presidente del gobierno hablaba en una entrevista de la existencia de poderes oscuros que pretenden socavar el estado de bienestar y conseguir que los progresistas se rindan. No ha gustado. Desde luego no es propio de su cargo expresarse así. El gobierno gobierna para todos, poderes oscuros incluidos. Sin embargo, por mucho que expresarse así sea impropio del jefe del ejecutivo, no quiere decir que tales poderes no existan. Es propio de las sociedades abiertas. Es obvio que a los poderes económicos no le gusta este gobierno, ni por lo que representa ni por lo que hace. El presidente Sánchez preside un ejecutivo de izquierdas, con un partido antisistema y apoyos parlamentarios de fuerzas variadas, algunas de ellas no menos oscuras que las aludidas por el presidente. Un gobierno producto de las circunstancias: el único posible, sin alternativa en un fragmentado parlamento elegido tras dos elecciones consecutivas. Al imperfecto bipartidismo lo había sucedido el infranqueable bibloquismio. La única alternativa era convocar terceras elecciones, sin que nada hiciese pensar que las urnas darían una respuesta distinta. Dice el presidente, en la misma entrevista, que con la moción de censura a Rajoy les cambió el paso a esos oscuros poderes. En realidad, cambió el paso a todo el mundo. Lo alteró todo. El gobierno que ese día cayó fue posible gracias un último acto crepuscular de una forma de entender la política: la decisión de la dirección del PSOE de facilitar con su abstención la investidura de su adversario, ganador de las elecciones. Conscientes, sin duda, de que los adversarios de antes eran ahora los enemigos. También entonces, los dirigentes socialistas trataban de evitar llevar por tercera vez a los electores a las urnas, sabiendo que nada sería inútil.

Claro que hay poderes con terminales mediáticas. No es posible que mucha de la "información" u opinión, por sectaria, reñida con la verdad y de nivel periodístico ínfimo, se pueda considerar periodismo. Así que la conspirativa sea la única explicación razonable. La libertad de expresión lo ampara todo, incluyendo la basura mediática, afortunadamente. Y desde luego resulta difícil, en otro orden de cosas, dadas las actuales circunstancias, evitar la tentación de no ver a la mayoría del CGPJ alineado con la insurrección constitucional del PP para bloquear la renovación de los órganos constitucionales. Poderes oscuros, aunque no tanto.

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