Cuchillo sin filo

Francisco Correal

Petronio

14 de septiembre 2015 - 01:00

EN la portentosa interpretación de Charles Laughton en Quo Vadis?, el poeta Petronio, antes de administrarse una dosis letal de cicuta, le perdona a Nerón (Peter Ustinov en la película) el hedor de sus crímenes y hasta el incendio de Roma. Pero hay algo que no le puede perdonar al incendiario emperador, sus versos y sus canciones de segunda categoría. "Embrutece al pueblo, pero no lo aburras como has aburrido hasta la muerte a tu amigo, el extinto Cayo Petronio". En cierto sentido, yo daría por buena la independencia de Cataluña si con ello me libraran del inmenso aburrimento que me producen sus partidarios. Un aburrimiento que curiosamente ellos viven con un entusiasmo digno, ¿es que no ven los telediarios?, de otras causas, de otras cuitas. Artur Mas no ha matado a nadie, eso lo sabe hasta Gila, ni ha incenciado Barcelona. Pero parece que ha hecho una lectura atropellada de Decadencia y caída del imperio romano y con el libreto de Gibbon sueña con ser el primer pueblo que se libera de las argollas del imperio.

En la foto de la Diada había muchísima gente, sin duda. Pero yo pensaba en los que no estaban en la foto. Los cuatrocientos mil que se borraron respecto de la última convocatoria, por ejemplo. Y los muchos catalanes que sin dejar de serlo se sienten españoles como un español se siente catalán de tantas cosas: de la cuna de la nova cançó, de los novísimos, del fútbol de Cruyff, de la rumba, hasta del boom de la novela cuando Gabo y Vargas Llosa eran amigos y residentes en Barcelona.

¿Dónde se van los que no están en la foto? Salen solos los versos de Villalón: "¡Islas del Guadalquivir! ¡Islas del Guadalquivir! donde se fueron los moros que no se quisieron ir". Ha querido el destino que esta movilización coincida con la disolución del sueño andalucista. El catalanismo rampante le ha dado un barniz ideológico a su cruzada. España nos oprime, sea el conde-duque de Olivares o el arbitraje de Rigo. Asocian España con Franco y en su martirologio consideran Cataluña el último reducto de resistencia contra la rebelión fascista. La geopolítica es como el 69, unas veces empieza por arriba y otras por abajo. En la Reconquista, la última plaza fue Granada y en la invasión napoleónica, viaje con Galdós desde Gerona hasta Cádiz, el último reducto estuvo en la isla de León, San Fernando. La rebelión franquista entró por África, igual que Tariq, y Cataluña fue la Covadonga sin don Pelayo.

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