La dirección del PSOE consultará a la militancia sobre su pacto con sumar. Nadie cree posible que el pacto entre los socios de gobierno, primorosamente escenificado en un templo de nuestra cultura, pueda ser rechazado por una militancia entregada a la audacia de su líder. Al pedir así mismo el apoyo para los acuerdos con otros partidos, lo que está solicitando la dirección a la militancia es carta blanca en el controvertido asunto de la amnistía. Aunque muy probablemente este último sea el verdadero motivo de la consulta, no creo que, en las actuales circunstancias políticas, Pedro Sánchez necesite ese tipo de legitimación como no sea para demostrar a los antiguos dirigentes que han expresado, de forma más o menos estentórea, su oposición a una posible ley de amnistía, que la militancia está mayoritariamente con su actual líder. Lo lógico hubiese sido que la consulta se celebrase tras cerrar todos los acuerdos, pero esto complicaba mucho las cosas.

No me cabe duda de que los afiliados apoyarán acríticamente cualquier cosa que le plantee Pedro Sánchez. No tanto por su hiperliderazgo, como por una militancia desacostumbrada a debatir y participar en asuntos estratégicos de la envergadura de los que están en juego. La autocensura operará también con eficacia para evitar dar, aireando disensos internos, munición a la derecha.

Cuando Zapatero planteó su propuesta de negociación con ETA -que, aun siendo un asunto de contenido bien distinto, también tuvo algo de salto al vacío como el que plantea ahora Pedro Sánchez- lo primero que hizo fue marcar los límites de la negociación para mostrar a la ciudadanía que en ningún caso se atravesarían líneas rojas ni legales ni morales. Quizás algo de eso se echa de menos en la actual negociación entre el PSOE y las fuerzas independentistas, en la que están en juego asuntos que afectan a nuestro sistema de valores democráticos y a una concepción constitucional del Estado. Pero, nada de eso influirá a los afiliados, tanto por la situación de polarización política, como por el efecto narcotizante que el sistema de primarias ha operado en el PSOE. Mientras que el líder es elegido directamente por la militancia, los órganos del partido -incluyendo el que según los estatutos es la máxima autoridad entre congresos- son de elección indirecta. Y como en cualquier sistema mayoritario, el que gana las primarias se lo lleva todo y se convierte de facto en la única autoridad legítima.

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