La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Las crisis de Podemos

Podemos está partido por la mitad y la facción de Pablo Iglesias aplica a la otra todas las armas de la vieja política

Ningún tonto se recupera de un éxito. Tampoco algunos listos. La inteligente cúpula de Podemos está a punto de demostrarlo. Precisamente, su éxito prematuro les ha obligado a decidir antes de tiempo qué quieren ser de mayores, y la verdad es que se han hecho un lío. La tercera fuerza política del país anda partida por la mitad.

Las contradicciones les han estallado a los podemitas cuando todavía no se han asentado. Todas y a la vez: se lucha, y no soterradamente, sino en campo abierto, por la ideología, la estrategia, la táctica y la organización interna. Sólo les faltaría la eclosión del elemento territorial (mareas, comunes y otros centrifugados), por ahora sofocado en aras del interés inmediato, para completar un cuadro de desagregación y crisis de alta intensidad.

Fue el antiguo ministro de UCD Jaime García Añoveros quien me abrió los ojos al comienzo de mi trabajo en la información política, allá por la prehistoria democrática. Inocente total, le estaba yo hurgando sobre las divergencias entre los azules, democristianos y liberales que malconvivían en su partido, y él me desarmó con su sonrisa irónica y sabia: "No te equivoques, Pepe, la lucha dentro de los partidos es siempre por el poder, lo demás es fachada".

Lucha despiadada, por tanto. Como la que estamos viendo en Podemos. Parecía que la que encabeza Íñigo Errejón era una "sensibilidad" más, como la Anticapitalista de Teresa Rodríguez, destinada a influir más o menos en la dirección del partido y copar algunos puestos, pero los últimos acontecimientos han desnudado una división profunda y difícilmente reconducible.

Sobre todo porque Pablo Iglesias no es partidario de reconducirla. Fue Iglesias quien impuso que en el congreso de Vistatriste II se vayan a votar conjuntamente proyectos y personas, advirtiendo además de que no seguirá como secretario general si no se respalda su programa. Es él quien ha mandado apartar al portavoz podemita en la Asamblea de Madrid. Las dos cosas se votaron, sí, pero lo novedoso es que en ambos casos ganaron los de Iglesias sólo por la mínima. Hay dos facciones muy igualadas pugnando a cara de perro por el poder.

Y con armas de lo más antiguo: amenazas disciplinarias, campaña organizada -en las redes, que es lo moderno- contra el disidente, llamamientos a la unidad en torno al Líder, fingidas mansedumbre y apelación a la tregua por parte de Éste... Las armas de la vieja política.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios