Ecología

Redes digitales, bancos de semillas y sellos orgánicos relanzan agroecología

Un banco de semillas

Un banco de semillas

Nuevas plataformas en internet, bancos comunitarios de semillas locales y certificados de productos orgánicos son algunas de las propuestas que circulan en un simposio internacional en Roma para relanzar la agroecología.

Ante la dificultad de explicar ciertos principios en los que se sustenta la agricultura ecológica, como el de la interacción entre plantas, animales y personas sin necesidad de usar químicos, los casos prácticos arrojan luz sobre un modelo eclipsado por los sistemas intensivos predominantes.

En España, la plataforma CONECT-e, promovida por distintas entidades, busca recoger, conservar y transmitir los conocimientos ecológicos tradicionales relativos a variedades y ecosistemas como en una wikipedia.

La investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona Petra Benyei detalló a Efe que los usuarios registrados pueden aportar información en fichas después validadas por expertos.

"Buscamos revitalizar esos conocimientos, que un agricultor nuevo pueda usarlos y que permanezcan vivos por más tiempo", dijo Benyei.

Añadió que esos datos, como los que ha volcado la Red de Semillas española, "están protegidos con una licencia de código abierto para que nadie los pueda registrar" como si fueran de su propiedad, lo que en un futuro podría servir al Gobierno para consultarlos antes de conceder patentes.

La experiencia se expone esta semana en la sede de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), donde se celebra un simposio internacional sobre agroecología con la participación de 700 representantes políticos, económicos, académicos y sociales.

En la muestra también hay espacio para reseñas sobre un sistema agroforestal y ganadero de uso comunal en Santiago del Estero (Argentina), el Modelo Yapuchiri que se encarga de formar a expertos agricultores locales en Bolivia, o la conservación de los páramos mediante la recuperación de semillas nativas en Colombia, entre otras.

En Nicaragua, los bancos comunitarios de semillas criollas están ayudando a los campesinos a preservar y mejorar sus recursos, mientras en Veracruz (México) unas 160 familias cultivan café con certificación orgánica y en Costa Rica se capacita a los productores en agricultura de conservación sostenible.

Otro tipo de plataforma es la que ha desarrollado la empresa Premium Hortus en Benín, donde su director ejecutivo, Johannes Goudjanou, confía en distribuir frutas y verduras biológicas a precios competitivos mediante un sistema que permite a los abonados conectarse con dispositivos electrónicos, pagar la compra y recibirla en casa.

"Cualquier innovación debe ser local y rentable", destacó Goudjanou en un acto en el que instó a los pequeños agricultores a "pensar más como empresas" con vistas a solucionar los problemas de acceso al mercado y otros relacionados con la producción y el clima.

El holandés Nout van der Vaart, de la organización no gubernamental Hivos, reclamó el reconocimiento oficial del valor de la agroecología y "su inclusión en los planes de desarrollo".

También pidió involucrar a las comunidades locales en esas iniciativas y dotarles de las capacidades, los medios técnicos y los recursos financieros para que puedan ser eficientes.

Isabel Andreoni, directora de Montevideo Rural, una institución pública encargada de coordinar los planes productivos en la capital uruguaya, destacó la agroecología como "solución" a los problemas de degradación y desigualdad que ha generado "el sistema global dominante".

Rechazó la forma de "transferencia de tecnología" propia del capitalismo y, en su lugar, abogó por "la construcción social de la tecnología a partir de la particularidad de cada territorio", por lo que se necesitan "políticas públicas sobre todos los procesos, de la producción al consumo".

Según el asesor del Gobierno del estado indio de Andhra Pradesh Vijay Kumar, "la agroecología es una innovación en sí, es como nadar a contracorriente, en armonía con la naturaleza".

En su región existen seis millones de agricultores, la mayoría familiares, quienes deben realizar el cambio de modelo, pero para eso necesitan conocimientos, apuntó Kumar.

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