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Jóvenes gitanos que borran estigmas

  • Son universitarios, profesionales, emprendedores, activistas; parte indisoluble de la sociedad a la que pertenecen y han creado la asociación nacional Aire Nuevo Caló para hacer visible su realidad

Paco Plantón y Victoria Santiago son dos jóvenes de 23 y 20 años. Él es maestro en el colegio concertado Nuestra Señora del Pilar, en Ciudad Jardín. Es tutor de tercero de Primaria. Ella estudia segundo curso del grado de Traducción e Interpretación de Francés en la Universidad de Málaga. Entró en la carrera con un 10,3. Sus vidas nadan en la corriente de las nuevas tecnologías, de las redes sociales, de la sociedad de la información que les ha tocado vivir, orgullosos de sus raíces e integrados sin distinción. Aunque sí les diferencia su postura activista, su necesidad de borrar estigmas, de hacer visible otra realidad de la comunidad gitana que no suele salir en los periódicos.

En 2015 fundaron la asociación de ámbito nacional Nuevo Aire Caló y este último año han realizado acciones de sensibilización, tanto dentro como fuera de la comunidad gitana, de participación política y movilización juvenil. "Esta asociación parte de un grupo que reúne la Fundación Secretariado Gitano de perfil universitario, profesionales, emprendedores, que fundamentalmente trabajaba la participación ciudadana y la portavocía y nos dimos cuenta de que si nos juntábamos podíamos hacer algo bonito", cuenta Paco Plantón. Son una veintena de asociados con redes muy extensas que llegan prácticamente a todas las provincias españolas.

"Trabajamos para que se vea lo que no ve la mayoría", explican Paco y Victoria, "que la población gitana es tan plural como la sociedad española, que existe una gran diversidad a pesar de la etiqueta que nos han colocado", agregan. Victoria afirma que conoce a más estudiantes gitanas que gitanos y quiere romper una lanza por esas mujeres que toman las riendas y apuestan por la formación. "He vivido como he querido dentro de un orden, mis padres me han enseñado unos valores y, sin perder mis costumbres, he llegado a donde me he propuesto", asegura Victoria y subraya que siempre tuvo claro que quería estudiar.

Realizó el Bachibac -doble titulación de Bachillerato español y de Baccalauréat francés- en el IES Cánovas del Castillo y se considera bilingüe. Su madre no estudió. Su padre sí cursó BUP. En todo momento la animaron a realizar estudios universitarios. "Existe una percepción del colectivo gitano como machista, pero es que nosotros somos españoles y estamos en esta sociedad del heteropatriarcado, como dicen en los círculos feministas", comenta Paco. "No hay una pauta gitana que diga que las niñas se tengan que casar a los 15 años, eso lo han dado las circunstancias sociales en una época determinada", agrega.

También consideran que no se deben de tomar ciertos barrios como perfil de la comunidad gitana nacional. "El médico que nos atiende, el dependiente de la tienda, el docente pueden ser gitanos y no por ello haber ninguna diferencia", asegura Paco. Su padre es profesor de Matemáticas en un instituto y su madre ha sido monitora escolar. Su hermano también estudia Magisterio.

Estar incorporados al mundo laboral sin desprestigio y sin imágenes preconcebidas que les dificulten el acceso es la demanda principal de estos jóvenes. Y todo ello sin necesidad de restar, todo lo contrario, sumando. Sin descuidar el sentido de comunidad, de unión y de acogida, manteniendo la lengua, el arte, la música, la literatura, la artesanía, "todo lo que requiere la palabra cultura", dicen, la cultura gitana. "El colectivo está en todas partes, tenemos que alejarnos de los estereotipos", comentan. "Estamos orgullosos de ser gitanos, no queremos escondernos, pero es el resto el que nos invisibiliza". Llegó la hora de darle la vuelta.

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