Entrevista al ministro de Consumo

Alberto Garzón: "Una bajada en la factura de la luz no se hace de un día para otro"

  • El líder de IU rechaza ser candidato a la Junta y confía en que el Gobierno PSOE-UP logre agotar la legislatura

  • Confía en que los indultos a los políticos independentistas serán apoyados por la mayoría si se ven como la solución al conflicto catalán

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, en un momento de la entrevista.

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, en un momento de la entrevista. / Juan Carlos Muñoz

A punto de cumplirse año y medio de su estreno como ministro de Consumo, Alberto Garzón (Logroño, 1985) visita por primera vez Sevilla como miembro de un gobierno. El político malagueño, aunque de carrera netamente madrileña, afronta un nuevo mandato al frente de IU y como titular de una cartera con pocas competencias, pero que siempre suele estar en el ojo del huracán. 

–¿Qué porcentaje de los objetivos que se marcaron antes de la pandemia están ya cumplidos?

–En enero de 2020, cuando no habíamos nombrado a los equipos, ya teníamos la pandemia encima. El objetivo que nos marcamos fue gestionar la crisis que venía de forma distinta a la anterior. Eso lo hemos cumplido. Hemos protegido el tejido productivo, los empleos y a las familias y personas vulnerables. La diferencia es abismal. Al margen de esto, algunos de los retos que nos habíamos puesto antes, lo fuimos cumpliendo. En Consumo, ocurrió con la limitación de las casas de apuestas.

–¿Cree que el Gobierno será capaz de acabar la legislatura?

–Es inevitable. Tenemos muchas cosas que hacer. Algunas no las hemos desarrollado todavía por la pandemia, pero además España necesita un Gobierno determinado a resolver las cosas y necesitamos tiempo para ello. Hablo del conflicto territorial, de la situación económica o la situación política. Aunque la derecha se ha radicalizado de una manera impensable hace cinco años, la gente pide mesura y pide resolución de los problemas.

Alberto Garzón, ministro de Consumo, después de la entrevista. Alberto Garzón, ministro de Consumo, después de la entrevista.

Alberto Garzón, ministro de Consumo, después de la entrevista. / Juan Carlos Muñoz

–¿Cree que la concesión de los indultos lo entiende la mayoría social fuera de Cataluña?

–La situación catalana se ha convertido en un instrumento para hacer política oportunista, para exacerbar los nacionalismos por una y otra parte. Un problema como el de Cataluña sólo se va resolver por la vía política, no lo van a resolver los jueces ni los policías. La única solución es establecer un diálogo y que cada uno defienda sus posiciones. Yo defiendo que Cataluña forme parte de España, pero es evidente que si la mitad de la población catalana quiere salir, hay que ver cómo canalizarlo políticamente. La mayoría de Cataluña, si ve una España atractiva, se querrá quedar en España. Es lo razonable, lo sensato y lo lógico. Quienes intentan hacer política contra Cataluña están buscando un país en el que no caben todos. Y eso es un error.

–¿Pero le preocupan las consecuencias en la opinión pública?

–La mayoría de la población, una vez que esté plenamente informada, estará a favor de los indultos. La gente quiere paz, política y diálogo. No quiere que haya salidas por la vía de declaraciones unilaterales, por la judicialización o por la actuación policial porque eso no resuelve los problemas. Tenemos que explicar que las soluciones políticas no se logran de un día para otro. Son procesos. Y hoy se empiezan a ver posibilidad de resolución a este conflicto. Hay dirigentes independentistas que reconocen lo evidente. Que una declaración unilateral es ir contra la mitad de la población catalana que no quiere la independencia. Tenemos que ver cómo redefinimos un estado en el que se sientan cómodos los andaluces, pero también los catalanes. El modelo del PP de enfrentarnos a unos contra otros es perfecto para destruir España. Tenemos que buscar una solución política y los indultos forman parte de ese paquete de instrumentos para resolverlo

–Hay multitud de discusiones en el Gobierno que trascienden.

–Hay que normalizarlo. Somos seres humanos con nuestros propios pensamientos y opiniones y que formamos parte de partidos distintos. Discrepamos mucho más de lo que se sabe fuera. Lo contrario sería ciencia ficción. Un gobierno de coalición, por definición, discrepa en cosas, pero, sobre todo, está de acuerdo en otras, que son más importantes. Eso hace que tenga sentido.

–¿Cuál ha sido el mayor motivo de disensión hasta ahora?

–Ahora, por ejemplo, hay diferencias notables en la ley de vivienda. Nosotros entendemos que es un derecho humano, que tiene que ser accesible especialmente para los jóvenes, que lo han pasado especialmente mal en los últimos diez años. Los contratos de alquiler en las grandes ciudades son inasumibles para un contrato medio. Eso requiere intervenir en el mercado con un stock de vivienda pública y regular con precios máximos. Esto no lo ve el PSOE y es un motivo de disputa permanente.

–¿Unidas Podemos está dispuesta a ceder en lo ya pactado?

–Cuando firmamos una cosa hay que cumplirla. En eso no se puede ceder. La gente nos votó para hacer un determinado programa, llegamos a un acuerdo con el PSOE, la militancia apoyó ese acuerdo y nos debemos a eso. Estamos aquí porque representamos a gente y no podemos traicionar a esa gente. Si se cumple ese acuerdo, y muchas partes se están cumpliendo, España va a ser un país mejor.

–Eso es justo lo que advierten personas como Teresa Rodríguez respecto gobernar con el PSOE.

–Cuando estableces una alianza hay cosas que puedes sacar adelante y cosas que no. En este año y poco hemos conseguido cosas impensables. Subir el salario mínimo a 1.050 euros, beneficiando a un millón y medio de personas, no habría sido posible sin UP. Y activar los ERTE, que significa socializar salarios, tampoco. Que estemos en el Gobierno significa que hemos mejorado la vida de la gente. Hay cosas que no hemos podido hacer todavía.

Alberto Garzón, antes de la entrevista, en la Plaza de España de Sevilla. Alberto Garzón, antes de la entrevista, en la Plaza de España de Sevilla.

Alberto Garzón, antes de la entrevista, en la Plaza de España de Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

La polémica reforma de la factura eléctrica

–¿En esa lista está matizar la reforma de la factura de la luz?

–Estamos muy preocupados por el incremento del precio de los suministros básicos. Es un mercado complejo, con un oligopolio y hay intereses muy poderosos. Aunque hay varias causas que explican esa subida, tenemos que hacer todo lo posible para que su factura de la luz no suba. Hay reformas estructurales. Hemos puesto en marcha una ley que va a reducir los beneficios de las empresas eléctricas en 1.000 millones de euros. Eso no es fácil de hacer. Desde Consumo estamos promoviendo medidas, que, sumando una a una, puedan significar una bajada del precio de la luz. Una es de ellas es mejorar el sistema de tarifas para que la gente tenga una factura más baja.

–Pero no tiene las competencias para hacerlo, ¿no?

–Desde Unidas Podemos presionamos para que los ministerios que tienen competencias aprueben normas. Tenemos el bono social, para que las familias vulnerables no tengan problemas con la factura, pero también esas reformas estructurales. También hay que promover las renovables, que son las energías más baratas. Son cosas que no se hacen de un día para otro, pero están ya ahí. Desde el Ministerio de Consumo tenemos que explicarle a la ciudadanía que, probablemente, esté pagando de más porque tiene una potencia contratada superior a la que necesita o que tiene que conocer mejor las alternativas de empresas comercializadoras. Estamos en campañas explicándole a la ciudadanía que con pequeños gestos se puede ahorrar bastantes euros al mes si toma decisiones que ahora probablemente desconoce. En la nueva factura, a final de este mes, se va a ver mejor cómo hacer esos gestos.

–¿Cómo se toma que una persona de un barrio humilde de Andalucía no se atreva a poner el aire acondicionado a las 18:00 de un 15 de julio.

–Es un problema importante y somos conscientes desde hace muchos años. Tiene que ver con el cambio climático, el poder de las energéticas y las dinámicas del mercado. Cuantas más energías renovables haya en la oferta, más barato será cuando la demanda crezca, como ocurre en verano con el aire acondicionado. Tenemos que influir en el mercado para que el precio sea lo más barato posible.

La situación de la izquierda en Andalucía

–¿Le preocupa la situación de la izquierda en Andalucía tras la ruptura de Adelante Andalucía?

–Estoy preocupado. Ojalá no hubiera sucedido. Siempre me he basado en la construcción de la unidad. La unidad no es la solución de todo, pero con unidad estamos más cerca de acertar. Cuando ves que procesos que nos han costado construir se nos caen tienes una situación de tristeza y preocupación. La ley electoral andaluza penaliza la división de la izquierda. Nunca hay que abandonar la vía del diálogo y de la conversación porque los andaluces que lo pasan mal en el día a día no se merecen espectáculos como los que hemos dado.

–¿Es irreconducible esa ruptura de la unidad?

–La situación no es la que nos gustaría y tenemos que redoblar esfuerzos en reconducirla. Si la gente que cree en la izquierda, con dificultades para llegar a fin de mes, pone las noticias y ve peleas propias de La Vida de Brian, desconecta. Se frustra y eso, probablemente, alimenta que no vote. Nuestra responsabilidad es reconducir todas estas relaciones. Es difícil, pero la gente es lo que quiere.

–¿Ese papel debe asumirlo Unidas Podemos por Andalucía?

–La coalición está fuerte, tiene una base, sobre todo en IU. Siempre, incluso en los momentos más difíciles de IU, hemos sido capaces de sacar un resultado digno en las elecciones. Pero no me preocupa el resultado electoral. Me preocupa que, con la derecha gobernando en Andalucía con el apoyo de la extrema derecha, la izquierda no esté a la altura de lo que la gente está pidiendo. Los votantes no nos entienden, les parecen que estamos haciendo juegos palaciegos

Alberto Garzón, en un momento de la entrevista. Alberto Garzón, en un momento de la entrevista.

Alberto Garzón, en un momento de la entrevista. / Juan Carlos Muñoz

La candidatura de Unidas Podemos en Andalucía

–¿Querría ser candidato a la Presidencia de la Junta?

–No, no, no, no, no. Gracias. Ahora mismo no hay elecciones. No está eso sobre la mesa. Lo que hace falta es trasladar a la gente que hay un proyecto político que merece la pena. Pero no estamos en esas

–Falta solo un año. ¿Se puede consolidar en un año un liderazgo que ahora mismo no se ve?

–No lo sé. Habrá que intentarlo. No queda más remedio. En política se han hecho cosas más difíciles.

–Si al final llegan a la conclusión de que usted es el candidato más adecuado, ¿lo sería?

–En este momento no está en absoluto encima de la mesa. Agradezco el elogio, por lo que significa, pero desde luego que no. En un escenario sin elecciones sería equivocarse señalar el candidato y no a lo que está por debajo, que es lo que está fallando y a lo que hay que dar un nuevo impulso.

–La otra opción más plausible es Toni Valero.

–Es un amigo y una persona extraordinaria. Está enormemente capacitado y ha demostrado que tiene dotes de gestión. Asumió IU Andalucía en una situación en la que Antonio Maíllo se marchó de manera casi inesperada y ha conseguido armar una organización muy sólida. Serán los compañeros los que decidan cuál es la cara que se pone para representar un proyecto. El debate ahora es qué significa ese proyecto. En un momento político en el que España está tensionada por cuestiones territoriales y económicas una región como Andalucía tenga capacidad de interpelar directamente al resto de España. Andalucía tiene que ser parte de la solución de los problemas de España. Mucha gente concibe a Andalucía para enfrentarla a otra parte de España, a Cataluña. Esto lo han hecho dirigentes del PSOE y del PP sistemáticamente. IU Andalucía, cuando surge, consigue trasladar el mensaje de que Andalucía tiene elementos diferenciales, una voz distinta del resto del país, pero no es contra el resto del país. Es una voz que alimenta una música que es compartida pero distinta en cada territorio.

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