Andalucía

La Comisión Europea avala la estrategia digital del SAS

  • Un informe comunitario destaca los proyectos de gestión de los datos de salud desarrollados en Andalucía entre los avances más significativos en este campo

Los cuelgues del Diraya, el sistema de soporte de la estrategia digital de la sanidad pública andaluza, han llegado a ser legendarios; de chirigota en ocasiones. No es una metáfora: un congreso de médicos de centros de salud del SAS, años atrás, incluso escenificó una performance sobre el tema. Cuando esos fallos han acaecido, ha cundido la desesperación entre profesionales y pacientes al comprobar que las citas se bloquean, el módulo de prescripción no rula o el acceso a la historia clínica del paciente no funciona. Pero, a trancas y barrancas, Diraya se ha constituido en una de las vigas maestras de una organización asistencial, integrada por el SAS y las empresas sanitarias de la Junta, en la que trabajan más de 100.000 personas y que da cobertura sanitaria a una población superior a la de bastantes países desarrollados.

Poner en pie un andamiaje informático de ese calibre, con miles de puntos de acceso (y, sobre todo, adaptar toda una cultura gerencial y clínica a esos cambios) no es ninguna broma. Más de una década y muchos millones de euros después de los comienzos, ya hay menos chirigota con el asunto: se ha demostrado la eficacia de Diraya como herramienta de gestión, la Administración y sus socios han aprendido de algunos de los errores cometidos y, muchas veces a regañadientes -sigue costando al norte de Despeñaperros hacer valer lo andaluz en ámbitos en los que a otros territorios el mérito se les presupone-, han ido llegado los reconocimientos institucionales. Ahora, el de la Comisión Europea, que en el reciente informe European countries on their journey towards eHealth infraestructures incluye a Diraya entre las experiencias más recomendables en el ámbito de los 27 países miembros de la Unión más Islandia, Noruega, Suiza y Turquía.

Los gobiernos se han dado cuenta de que las aplicaciones electrónicas relacionadas con la salud ahorran dinero, agilizan la gestión y mejoran la imagen de las políticas asistenciales ante la ciudadanía; y las instituciones comunitarias han visto en este escenario tecnológico y gerencial una oportunidad para dar una puntada más a la cohesión del maltrecho sueño común europeo: compartir estándares tecnológicos en el ámbito de la salud es compartir información sensible al servicio -ése es el objetivo- del bienestar social. Por eso en todas las estrategias comunitarias relacionadas con las nuevas tecnologías se hace referencia explícita a la denominada e-salud y por eso, en todas las reuniones de los ministros europeos competentes en materia sanitaria se repasan y estimulan los avances en este ámbito.

Según explica en el documento comunitario de referencia Peteris Zilgalvis, jefe de la Unidad de TIC para la Salud de la Comisión Europea, la crisis económica no va a parar ese proceso: "La Unión Europea cuenta con innovaciones para ayudar a superar los actuales desafíos económicos". Precisamente porque "la Comisión cree que la e-salud está bien posicionada para desarrollar soluciones innovadoras". Algo así parecen haber entendido en la Consejería de Salud: la implantación de la historia clínica digital, la aplicación de la receta electrónica y la petición de cita previa on line suponen un retorno de 1,7 euros por cada euro invertido. Son ya más de 280 los millones destinados a este asunto en diez años: eso significa que el valor del gasto evitado en material fungible, horas de trabajo y ajustes de perfiles de consumo de diversos capítulos -especialmente en Primaria, aunque también en hospitales- es de casi 500 millones de euros en términos de ahorro acumulado.

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