Andalucía

Felipe González presume de ser controvertido porque quien no lo es “traga con todo”

La intervención de Felipe González en el V Premio Iberoamericano Torre del Oro (1/2) / José Ángel García

La nómina de los presentes y su adscripción política fue ayer el aval que mejor representa la importancia que se le quiso dar al V Premio Iberoamericano Torre del Oro, que organiza la Cámara de Comercio, y que en esta edición vino a reconocer la figura del ex presidente del Gobierno Felipe González y sus vínculos con Iberoamérica.

Además del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el alcalde de la ciudad, José Luis Sanz, en la sede de la Fundación Cajasol se pudo ver a dos ex presidentes de la Junta (Manuel Chaves y José Rodríguez de la Borbolla), dos ex vicepresidentes del Gobierno (Alfonso Guerra y Javier Arenas); el presidente del Parlamento, Jesús Aguirre; el presidente de la Diputación de Sevilla, Javier Fernández; y el secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, entre otras personalidades que asistieron al acto.

Su participación en las relaciones entre las dos orillas del Atlántico, así como la influencia que sus dotes de estadista ofrecen a la política de hoy, fueron las dos virtudes destacadas del ex presidente del Gobierno a lo largo de todo el acto. El galardonado, durante la aceptación del premio aseguró sentirse como “un hombre libre porque digo siempre lo que pienso”, y alguien “controvertido”, un atributo que valora porque a su juicio quien no lo es, “es que traga con todo”.

En el acto intervinieron también el presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido; el presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla y de la Asociación Iberoamericana de Cámaras de Comercio, Francisco Herrero; el presidente de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet; y el presidente del jurado, Enrique Iglesias, todos ellos para ensalzar la figura del ex presidente.

Si, como se decía durante la Transición, “cuando habla Felipe la gente escucha”, tal y como destacó Pulido, la de ayer fue una intervención más esperada incluso de lo habitual, dadas sus últimas intervenciones en contra del rumbo seguido por el presidente en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en relación con la amnistía que piden los separatistas catalanes.

A pesar de que se centró en la influencia de su labor por estrechar lazos con Iberoamérica, tratando de trasladar el ejemplo de la Transición a los países iberoamericanos aún sometidos a dictaduras, sí deslizó perlas ligadas a las últimas críticas internas de la dirección del PSOE a antiguos dirigentes.

En este sentido, afirmó sentirse “libre porque digo lo que pienso”, además de “responsable porque pienso lo que digo, y eso me obliga a callarme mucho más de lo que desearía, porque ahora la gente primero habla y después piensa en lo que ha dicho”. González defendió también una controversia buscada y pidió “que nos libren de los no controvertidos”.

Si hay que leerle entre líneas e interpretar sus gestos, el primero se produjo incluso antes de entrar en el edificio donde se celebraba el acto. Unos militantes exhibían una pancarta en la que se leía, Siempre PSOE. Antes con Felipe. Ahora con Sánchez. El ex presidente reconoció a uno de los portadores y cuando se acercó a saludarlo, este le dijo que no estaba de acuerdo con algunas de las cosas que decía. La respuesta de González quedó en el aire: “Lo que digo lo veréis en las resoluciones del partido”.

Si había interés por escuchar al ex presidente, también a quienes le dieron paso. Los coqueteos de los actuales dirigentes de la Junta con sus afirmaciones y críticas en torno a la deriva que sigue el actual Gobierno socialista, hacían que el atractivo también estuviera en la mesa presidencial.

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, no ahorró calificativos a su importancia histórica porque, destacó, “junto con Alfonso Guerra dieron el impulso definitivo a la España de la Transición”. Felipe González es “una figura clave, uno de los andaluces más importantes de la historia, que puso el país en hora”, un referente “de moderación, madurez y sentido de Estado, algo que es cada vez más necesario”, añadió. Moreno admitió la influencia de González en su propia trayectoria por ser el máximo representante de una “política reformista y seria” además de “llena de audacia y generosidad”.

El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, también alabó la figura del premiado: “Uno de los estadistas más influyentes”, con “una voz que retumba más que nunca para escuchar todo lo que tiene que decir” y una personalidad imprescindible a la hora de “haber conseguido la democracia de la que hoy disfrutamos”.

No fue el único de los intervinientes en referirse a su relación con Sevilla, de la que Sanz aseguró que se trataba “de uno de los mejores alcaldes que ha tenido la ciudad, por haber conseguido el impulso con la Expo de 1992 y el desarrollo que trajo para Sevilla”.

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