Eran alrededor de las 23:00 del sábado cuando Osman K., un joven de 28 años de origen senegalés, fallecía a consecuencia de una puñalada recibida minutos antes cuando intentaba poner fin a una disputa entre un compatriota y su presunto agresor, conocido en el barrio como El Gitano.

El origen de la disputa se relacionó con un asunto de tráfico de drogas, según fuentes policiales. La puñalada que recibió Osman K., fue la causa de su fallecimiento pese a los intentos del 061 de mantenerlo con vida.

Tan sólo unas horas después, una vez difundida la agresión, el barrio de las 200 Viviendas de Roquetas de Mar era escenario de una batalla campal. Los compatriotas de la víctima salieron a la calle para vengar la muerte del inmigrante subsahariano. Casado y padre de dos hijos, Osman K. había permanecido durante cuatro años trabajando de forma ilegal en el campo y se encontraba a la espera de ser regularizado y poder traer a su familia a España.

Dos viviendas de los familiares del presunto agresor fueron incendiadas, así como contenedores de basura y varios vehículos que permanecían estacionados en las inmediaciones.

A la zona llegaron efectivos de la Policía Local del municipio roquetero junto a la Guardia Civil. En total, una veintena de patrullas, que fueron recibidas con piedras y botellas, hiriendo con carácter leve a dos agentes de la Benemérita y a un Policía Local.

El grupo de subsaharianos arrojaba contra los agentes todo lo que encontraban a mano, enfrentándose directamente con la policía o desde los tejados de varias viviendas. Sobre las 03:30 intervino en la barriada la Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic) de la Comandancia de Almería, provista de material antidisturbios y con apoyo de un helicóptero del Servicio Aéreo, quienes facilitaron el paso y actuación a los Bomberos y pusieron fin a los incidentes de orden público, quedando éste restablecido sobre las cinco de la madrugada.

La Guardia Civil mantuvo todo el día de ayer un dispositivo de seguridad en la barriada para evitar de nuevos incidentes. Durante la madrugada procedieron a la detención de A.C. de 33 años de edad y P.G. de 30 años, ambos naturales de Guinea Bissau; de B.O. de 31 años, de Nigeria y de E.F. de 19 años, de Sudán, vecinos todos de Roquetas de Mar, por desórdenes públicos, atentado y resistencia grave a los agentes de la autoridad.

La Policía Judicial mantiene abierta una investigación por el homicidio, por lo que se esperan próximas detenciones. La Guardia Civil de Almería ha iniciado una investigación para esclarecer los hechos y lograr detener al autor de la muerte del subsahariano. Se busca a una persona del propio barrio.

Un ajuste de cuentas por asuntos relacionados con el tráfico de drogas es la principal hipótesis que baraja la Guardia Civil en la muerte por herida de arma blanca de este senegalés.

Fuentes de la Subdelegación del Gobierno informaron a Efe de que los agentes siguen buscando al presunto autor del apuñalamiento, al parecer un varón de etnia gitana que se dio a la fuga del lugar de los hechos.

La ONG Almería Acoge rechazó vincular la muerte con un "brote xenófobo", y lo achacó a lo "complicada" de la zona en que se produjo, conocida como las 200 viviendas, donde conviven personas de etnia gitana, como el presunto autor del crimen, y subsaharianos.

El portavoz de Almería Acoge, Juan José Castillo, declaró a Europa Press que todo se debe a que "se ha encendido la mecha y ha explotado de pronto sin más". Castillo negó que hubiera algún tipo de enfrentamiento entre clanes a falta tan sólo de que se produjera un incidente de estas características.

Anoche, al cierre de esta edición, proseguían los disturbios, que se habían reanudado poco después de las 22.00 cuando un grupo de subsaharianos apedreó una ambulancia que había acudido al barrio a socorrer a un vecino que se había caído de forma accidental.

Los subsaharianos asentados en las 200 Viviendas de Roquetas de Mar afirmaron que este colectivo nunca ha mantenido disputas en la zona y que los altercados responden "al nerviosismo y el dolor" por la muerte de "un inocente". Los vecinos del barrio de toda la vida defienden a los subsaharianos, "que nunca se meten con nadie" y justifican en parte el estado de "irritación" que derivó en los incidentes.