El agua sigue como una asignatura pendiente en Andalucía
La Comisión Europea insta a la adopción de medidas para hacer frente a la sequía
Hay margen en materia de "cultivos resistentes" a la escasez y en la inversión para "usos más eficientes"
El marzo lluvioso no impide la sequía más prolongada en seis décadas en Andalucía
Ha habido un alivio, pero ahí sigue la sequía. Las lluvias caídas en Semana Santa llegaron a Andalucía justo en el momento en el que la situación comenzaba a ser crítica, justo cuando los ciudadanos de numerosos puntos de la región empezaban a padecer restricciones en la cotidianidad de los grifos y el campo y la industria acusaban mayores recortes. Las lluvias de la Semana Santa de marzo, tan copiosas como insólitas, no han tenido sin embargo una correspondencia en lo sucesivo. Porque abril y mayo han sido meses particularmente secos en comparación con los valores históricos y junio... Junio es junio ya. La sequía por tanto persiste. Pero frente a la persistente realidad, Andalucía sigue teniendo el agua, su gestión, como una delicada asignatura pendiente.
Los organismos europeos sugieren a las administraciones públicas que intervengan con más afán con objeto de mejorar la gestión de la escasez de agua, un mal que se agudiza con el transcurso de los años en esta parte del planeta. Un dato que sirve de ejemplo: la sequía en Andalucía, según ha concluido la Aemet en el resumen de la primavera, es ya la más prolongada de las últimas seis décadas. Con la realidad de la escasez como implacable evidencia, la Comisión Europea propone medidas que se centran principalmente en el sector agrícola, responsable del 70% del consumo de agua.
Andalucía está entre las regiones de Europa más afectadas por la sequía. La región tampoco sale bien parada en un contexto de progresivo calentamiento, que será singularmente agudo en el sur peninsular, según las actuales proyecciones publicadas en los estudios climáticos. Este panorama, avisa la Comisión Europea, puede tener consecuencias negativas no sólo para la economía sino para la "sociedad" y la "biodiversidad". Y resulta particularmente acuciante ahondar en la adopción de políticas. Por tal motivo, en el reciente informe de recomendación del Consejo relativa a las políticas económicas, sociales, de empleo, estructurales y presupuestarias de España, Bruselas insta a insistir en políticas que ya están en marcha como "la recogida y el tratamiento de aguas residuales, la reutilización del agua, la reducción de fugas en las redes y el suministro general de agua". También sugiere la Comisión continuar con la prevención en materia de inundaciones y en las obras de restauración de los ríos.
Sin embargo, a Europa le preocupa mayormente la agricultura. "La captación de agua en el sector agrícola", recoge el texto de la Comisión Europea, "plantea retos particulares para la gestión del agua y su eficiencia". Pero las excesivas captaciones no hacen sino provocar un paulatino empobrecimiento de las tierras y del agua potable para el consumo humano. Para enmendar esta asignatura pendiente, en un contexto de "creciente escasez y estrés hídrico", Bruselas propone a las administraciones españolas el incremento del uso de "cultivos resistentes al cambio climático" y el gasto en inversiones en infraestructuras para un "uso más eficiente del agua".
La Junta de Andalucía, que informa cada semana de la realización de infraestructuras hídricas, ha contabilizado en 3,5 millones de andaluces y más de 17.000 hectáreas las que se están siendo beneficiados por las obras. La falta de ellas ha provocado sucesivas sanciones por parte de la Justicia europea los años precedentes.
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