Izquierda censora

A los izquierdistas andaluces les importa el daño electoral y no el que está haciendo a las víctimas la ley del 'sólo sí es sí'

Pleno en el Parlamento de Andalucía.

Pleno en el Parlamento de Andalucía.

EN cuarenta años de autonomía, el Parlamento de Andalucía nunca había usado el artículo 171 del reglamento de la Cámara para impedir que los diputados debatiesen sobre un asunto de absoluta actualidad y que está entre las preocupaciones de los andaluces: los graves efectos que está teniendo la aplicación de la ley del sólo sí es sí.

La norma aprobada por el Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos ya ha beneficiado a más de 500 delincuentes sexuales con condena firme y ha excarcelado a casi una cincuentena de ellos.

La reforma no sólo es un verdadero fracaso, sino que supone un descrédito político que tendrá consecuencias electorales, especialmente para el PSOE, por permitir un ejercicio de gobierno con compartimentos estancos y no impedir ni antes, ni hasta muchos meses después, el desatino de esta norma, sobre la que avisaron a tiempo el Poder Judicial y el entonces ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, al igual que la vicepresidenta primera en ese momento, Carmen Calvo. Y les costó el cese.

En Andalucía los casos se acercan a la centena. Pero la Cámara que representa a los andaluces no debatirá sobre ello.

El veto es reglamentario, porque la reforma del Código Penal es una competencia exclusiva del Estado y el citado artículo exige para debatir sobre ese asunto que lo apoye los dos tercios de la Cámara. Ni la mayoría absoluta del PP, ni ésta sumada a los escaños del Vox llegaban por dos a los 72 exigidos.

Pero que se ajuste al reglamento no oculta que es pura censura de los tres grupos de izquierda que están en minoría en el Parlamento: PSOE, Por Andalucía –la versión regional de Unidas Podemos– y Adelante Andalucía. Una izquierda censora que impide que se hable del daño que han hecho a muchas personas por pura soberbia de sus representantes en Madrid. Por no reconocer que la ley es un mayúsculo error con graves problemas de técnica jurídica.

A esta izquierda no le importan los testimonios de las víctimas, como el de Lucía Castro, la joven sevillana que el mismo día que votaban contra debatir de la ley del sólo sí es sí contaba en estas mismas páginas que se siente revictimizada y no entiende que se le haya rebajado seis meses de cárcel a un tío suyo que la agredió sexualmente y que tenía una condena de 11 años de prisión.

Sólo les importa censurar por interés electoral. Cruel.

Su censura es, empero, estéril. Porque la sociedad andaluza, como la española, no va olvidarse por esta victoria pírrica de sus señorías. Las consecuencias están ahí y no han acabado. Y eso sin que aún haya reincidido alguno de los excarcelados, un problema recurrente con este tipo de condenados.

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