Innovación

La revolución que trae la inteligencia artificial

La inteligencia artificial tiene en el sector sanitario uno de sus campos con más aplicaciones.

La inteligencia artificial tiene en el sector sanitario uno de sus campos con más aplicaciones. / M. G.

La inteligencia artificial abre una nueva era. Una en la que esta tecnología hará posible “el uso de doctores virtuales” o de sistemas que permitan “monitorear a las personas mayores que viven solos”, que permitirá la enseñanza a través de “tutores virtuales”, la mecanización de la “evaluación” “de pruebas de redacciones o preguntas abiertas” y en la que se podrá usar modelos para “predecir el fracaso escolar”, calcular “el riesgo de incendios forestales” o “identificar tendencias y patrones en la opinión pública sobre temas políticos y sociales para que los gobiernos puedan tomar decisiones más informadas”.

Estos son algunas de las más de 40 aplicaciones que la Junta de Andalucía considera que tendrá la inteligencia artificial en los próximos años en la comunidad y que ha detallado en la estrategia para el desarrollo de esta tecnología hasta 2030, que el Gobierno andaluz ha aprobado recientemente. Con este plan, la Junta pretende revolucionar la Administración pública y convertir a la comunidad en “la locomotora de la transformación digital en España”.

En la estrategia se recogen aplicaciones de la IA en sectores clave como el agroalimentario (desde la utilización de modelos de predicción climatológios, al uso del Internet de la Cosas para mejorar la respuesta a las plagas, o los robots autónomos para trabajos duros, como “cosechadoras para la recogida de fruta en agosto”) o el turístico, a través de chatbots de atención a los turistas o para “analizar los flujos de personas y reorientar a los turistas a zonas menos saturadas”, con lo que mejorar la experiencia del visitante.

La inteligencia artificial permitirá la automatización de múltiples tareas, lo que la Junta pretende aprovechar para mejorar los servicios públicos, ganar en eficiencia y reducir costes. Así, detalla su aplicación “en la tramitación de solicitudes y permisos, la gestión de documentos y la atención al cliente”, para ello propone la utilización de “asistentes virtuales”, “especialmente en la atención médica y la educación”, “como apoyo a los seres humanos en la elaboración de pliegos y en la valoración de ofertas”, o incluso para generar “un sistema de recomendación de políticas públicas” a través de la análisis de datos sobre inversiones.

En áreas como la sanitaria, consigna la aplicación que ya hace de esta tecnología para la “generación de pacientes sintéticos o simulados”, con los que generar “historias de salud desde el diagnóstico al tratamiento del paciente”, el “análisis de las imágenes para asistir al cribado del cáncer de mama” o “la gestión de la lista de espera quirúrgica”. Y entre las aplicaciones futuras detalla “la planificación, el diagnóstico y el pronóstico del paciente. El uso de doctores virtuales que, mediante información de los síntomas recogida por preguntas y el historial médico, junto al empleo de algoritmos, puedan identificar patrones y realizar diagnósticos personalizados, además de la monitorización de la evolución de la salud del paciente”. En esta misma área, destaca las ventajas que la IA aporta en el “diseño de tratamientos personalizados”, la “identificación de factores genéticos susceptibles de desarrollar alguna enfermedad” o su uso “para el descubrimiento de fármacos”.

El documento desgrana, asimismo, la utilidad en el ámbito educativo, donde ya forma parte de proyectos como Preduca (un sistema predictivo inteligente para la creación de itinerarios personalizados del alumnado) o Hipatia (modelo predictivo de abandono escolar). La estrategia incide en las oportunidades en el análisis de datos para frenar el fracaso escolar, el desarrollo de la figura de los “tutores virtuales” o la mecanización de tareas como la “evaluación de redacciones y pruebas de respuesta abierta”.

En el ámbito medioambiental, se usará para “la predicción basada en datos de incendios, elaborando mapas de peligro” o, con el fin de evitar la contaminación del aire, la aplicación “de algoritmos de conducción ecológica para así optimizar las rutas y el tráfico”, así como para la mejor toma de decisiones sobre los recursos. Un uso similar al que establece en las redes de logística, con la optimización heurística de las rutas o la mejora en la previsión de la demanda, además de plantear la implantación de los vehículos autónomos.

Asimismo, la alta capacidad para acumular y tratar datos convierte a esta tecnología en una herramienta oportuna para “detectar el fraude y luchar contra el blanqueo de capitales” o para analizar y proponer soluciones en servicios financieros de inversión”. En esta línea, propone diversos usos para “ahorrar costes en el consumo de energía”, o “para la toma de decisiones y realizar predicciones” en sistemas de inversión. Además, servirá para “detectar precedentes en jurisprudencia” y“ayudar a establecer predicciones acerca de la duración de las sentencias y las puntuaciones de reincidencia”.

En el ámbito judicial, también considera que puede ayudar a “crear métodos de procesamiento de datos accesibles y comprensibles buscando la imparcialidad (ausencia de sesgo), así como la equidad e integridad”.

En esta misma línea, en igualdad, la estrategia apuesta por utilizar esta tecnología para “detectar el contenido” en redes sociales que incluya “mensajes de odio para poder filtrarlo de manera automática”, o “para identificar tendencias y patrones en la opinión pública” que permitan a los gobiernos tomar decisiones con mayor información.

En seguridad, aporta usos para “predecir áreas de alto riesgo y tomar medidas preventivas”, así como para ayudar en la gestión del tráfico, mientras que en cultura, destaca los usos para recrear edificios o analizar y restaurar textos de fuentes antiguas y archivos.

Un código ético y un uso responsable

La Junta se fija como objetivos posicionar a la comunidad en la vanguardia en el ámbito europeo en el desarrollo de la tecnología, mejorar la competitividad del tejido productivo, incrementar la confianza en la IA y fomentar su uso desde la Administración. El Gobierno andaluz es consciente de que tiene un gran potencia y su irrupción puede tener un gran impacto, que puede llevar aparejadas “preocupaciones éticas, legales y sociales”.

En este sentido, la Junta detalla una serie de acciones para abordar una IA ética y justa que beneficie a toda la sociedad, con el compromiso por garantizar la seguridad y los derechos de todas las personas con transparencia. En este sentido, la Administración anuncia la creación de un grupo de trabajo asesor que elaborará de un código para una IAética y de un servicio que certifique que ésta se aplica correctamente.

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