Crónica personal

Pilar / Cernuda /

Lengua vehicular

27 de septiembre 2013 - 01:00

Aver. Dice el texto propuesto por el Gobierno y UPyD, dos partidos que se han quedado solos ante ese proyecto educativo, que "las administraciones educativas garantizarán el derecho de los alumnos a recibir las enseñanzas en castellano, y en las demás lenguas cooficiales en sus respectivos territorios. El castellano es lengua vehicular en la enseñanza en todo el Estado y las lenguas cooficiales lo son también en las respectivas comunidades autónomas". Pues ese texto ha sido rechazado por la oposición, incluido el PSOE, partido que ha gobernado, que aspira a gobernar algún día, y al que esta periodista suponía sentido de Estado que desde luego el señor Rubalcaba, ex ministro de Educación, no demuestra al poner la proa a un texto que recoge simple y llanamente el derecho de todo español a recibir enseñanza en el idioma común. Y además, el derecho, y la obligación también, a aprender la lengua de la región en la que vive.

¿Entendería un francés que se escamoteara a un ciudadano de su país el derecho a aprender francés? ¿Podría comprender un ciudadano de Alemania, país federal como le gusta a Rubalcaba, que un niño alemán no tuviera derecho a recibir enseñanza en alemán? La política, el dime qué defiendes tú para decir yo lo contrario, nos está llevando a la pobreza cultural, al despropósito, al disparate.

En Baleares, el Gobierno ha decidido que la enseñanza sea trilingüe, que los alumnos estén obligados a aprender perfectamente el castellano, el catalán -lengua de las islas- y el inglés, lo que parece lógico en una región turística y más lógico todavía en un mundo globalizado en el que el inglés es el idioma común, tanto que se ha convertido en imprescindible. Pues se ha armado la de San Quintín, no por la inclusión del inglés, sino porque los que están contra la ley consideran que si se obliga al castellano quedará en inferioridad de condiciones el catalán.

Se adjudica a varios autores la frase: "El nacionalismo se cura viajando". No todos los nacionalismos, pero sí se cura efectivamente el nacionalismo radical, el analfabetismo cultural, el racismo y la mayoría de los "ismos". Si nos desprendemos de nuestras señas de identidad, ni siquiera viajando encontraremos referencias sobre nosotros mismos. No hay nada más ridículo que un español que no comprende su idioma y se queda embobado ante la riqueza lingüística de un ciudadano de cualquier país latinoamericano. Ciudadanos que se sienten orgullosos de que el castellano, el español sea un idioma cada vez más solicitado.

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