Comunidades energéticas: guía básica sobre qué son y cómo funcionan

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Comunidades energéticas: guía básica sobre qué son y cómo funcionan

17 de diciembre 2025 - 00:00

En los últimos años, las comunidades energéticas han empezado a estar más presentes en todo lo relacionado con transición ecológica, sostenibilidad y modelos de consumo compartido. Su importancia aumenta a medida que ciudadanos, cooperativas y ayuntamientos buscan alternativas energéticas más democráticas y menos dependientes de las grandes corporaciones. Así, por ejemplo, el número de personas y empresas que deciden instalar placas solares en Málaga ha aumentado en los últimos meses.

Para elaborar este artículo hemos contado con el asesoramiento de NTIC, cooperativa con sede en Málaga, con años de trayectoria en la implementación de instalaciones fotovoltaicas y soluciones de autoconsumo colectivo.

¿Qué es una comunidad energética?

Una comunidad energética es una forma de organización local mediante la que personas, pymes, ayuntamientos o entidades sociales se agrupan para gestionar y compartir energía renovable.

Su objetivo principal no es la rentabilidad económica, sino maximizar el ahorro, la eficiencia energética y el impacto ambiental positivo en el entorno. Se basa en la participación abierta, gobernanza democrática y el reparto igualitario de beneficios.

¿Quién puede formar parte?

No es necesario ser propietario de una vivienda; en muchos casos, los inquilinos también pueden participar si existe un acuerdo entre las partes.

El funcionamiento de una comunidad energética

El funcionamiento de una comunidad energética puede parecer complejo al principio, pero se basa en una estructura de colaboración organizada. Estos son los pasos generales que siguen la mayoría de los proyectos:

  1. Identificación del grupo promotor: un conjunto inicial de personas interesadas en impulsar el proyecto.
  2. Estudio técnico y legal: se analiza la viabilidad de instalar sistemas de generación renovable, como placas solares en tejados comunitarios o espacios públicos.
  3. Constitución legal: se suele formar una cooperativa o asociación legalmente reconocida para gestionar el proyecto.
  4. Instalación de la infraestructura: instalación de placas solares u otros equipos de generación y medición.
  5. Reparto de energía y beneficios: la energía generada se comparte entre los miembros, reduciendo así la dependencia de la red eléctrica convencional.

Tipos de comunidades energéticas

Existen varias formas de organizarse como comunidad energética, dependiendo del alcance y los objetivos:

¿Qué ventajas ofrecen?

Algunas de las ventajas más comunes son el ahorro en la factura eléctrica y la reducción de emisiones de CO₂. Además, también es importante la independencia energética respecto a las grandes distribuidoras, la participación ciudadana activa en la transición energética y el fomento de la economía local, al generar empleo e inversiones en el entorno.

¿Qué se necesita para crear una?

Si estás pensando en formar parte o impulsar una comunidad energética, es recomendable seguir algunos pasos clave:

Aspectos legales y regulatorios

La normativa sobre comunidades energéticas está en evolución. En España, se han dado pasos importantes en los últimos años, como el Real Decreto 244/2019, que regula el autoconsumo compartido, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que incluye menciones explícitas a las comunidades energéticas.

Se han abierto también líneas de financiación específicas desde IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), con fondos europeos Next Generation.

¿Cuál es el papel de la tecnología?

La tecnología juega un rol esencial, con contadores inteligentes, que permiten medir y repartir la energía generada de forma precisa y sistemas de monitorización en tiempo real, que ofrecen datos sobre producción y consumo. Por otra parte, las plataformas digitales de gestión energética ayudan a distribuir de forma equitativa la energía entre los miembros.

¿Dónde están funcionando ya las comunidades energéticas?

En España, hay comunidades energéticas activas en múltiples regiones, como Cataluña, Andalucía, Valencia y Navarra, con fuerte implicación municipal y ciudadana. En muchos casos, estas iniciativas surgen desde abajo, promovidas por vecinos o colectivos preocupados por el cambio climático y el aumento del precio de la electricidad.

¿Tiene futuro este modelo?

Todo indica que sí. La transición energética necesita no solo tecnología, sino también nuevas formas de organización social. Las comunidades energéticas ofrecen una vía práctica para avanzar hacia un modelo más sostenible, descentralizado y participativo.

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