Correr bien: cómo cuidan su cuerpo las mujeres que hacen del running un hábito
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Salir a correr se ha convertido en mucho más que una moda. Para muchas mujeres, es una forma de mantener el equilibrio, desconectar de la rutina y cuidar su salud sin horarios ni presión. Pero, como en casi todo, la constancia solo es posible cuando el cuerpo se siente bien. Y eso requiere algo más que voluntad: exige aprender a correr con cabeza.
Cada día son más las malagueñas que incorporan el running a su vida. Algunas lo hacen por placer, otras para mejorar su forma física o simplemente para respirar al aire libre junto al mar. Sea cual sea el motivo, lo cierto es que correr de manera segura pasa por conocer el propio cuerpo, escuchar sus señales y respetar sus tiempos.
Entrenar sin prisa y con propósito
Los expertos en medicina deportiva insisten: el cuerpo se adapta mejor a la regularidad que a la intensidad. Es preferible correr tres días a la semana de forma constante que lanzarse a hacerlo a diario sin descanso. El entrenamiento inteligente, ese que prioriza el progreso a largo plazo, combina sesiones de carrera con ejercicios de fuerza y movilidad. No solo mejora el rendimiento, sino que ayuda a prevenir lesiones, una de las principales causas de abandono entre quienes empiezan.
Los fisioterapeutas deportivos recomiendan incluir trabajo de glúteos, core y piernas dos veces por semana. Esto refuerza la estabilidad de rodillas y caderas, zonas que más sufren con los impactos repetidos. No se trata de levantar pesas como en un gimnasio profesional, sino de mantener el cuerpo preparado para moverse con eficiencia.
Descansar también forma parte del entrenamiento
Uno de los errores más comunes es pensar que el descanso es sinónimo de inactividad. En realidad, es cuando el cuerpo asimila el esfuerzo y se fortalece.
Dormir lo suficiente, respetar los días de recuperación y alternar superficies (asfalto, tierra, paseo marítimo) ayuda a reducir el impacto articular. En Málaga, con su clima templado y su terreno variado, se puede variar el entorno con facilidad: desde el litoral hasta los parques urbanos, cada superficie aporta un tipo de estímulo diferente. Escuchar las señales —una sobrecarga, una molestia persistente— y dar un día extra de descanso es una forma de autocuidado, no de debilidad.
Elegir el material adecuado: el confort es prevención
El equipamiento no convierte a nadie en atleta, pero sí puede evitar molestias y lesiones. Un sujetador deportivo que sujete correctamente, prendas transpirables y, sobre todo, un calzado adecuado son aliados imprescindibles. Cada pie tiene su forma y su pisada, y usar las zapatillas correctas puede marcar la diferencia entre disfrutar o lesionarse. Por eso, muchas corredoras optan por consultar catálogos especializados, como la sección de zapatillas running para mujer, donde se encuentran modelos adaptados a diferentes tipos de entrenamiento, superficie y nivel de experiencia. El objetivo no es seguir modas, sino encontrar el ajuste que respete el movimiento natural del cuerpo y proporcione amortiguación suficiente sin perder estabilidad.
Alimentar la energía
Correr no exige dietas estrictas, pero sí una alimentación equilibrada. Los nutricionistas deportivos recuerdan que el combustible del corredor debe ser variado: hidratos de carbono complejos, proteínas de calidad y grasas saludables. Las mujeres, por su metabolismo y composición corporal, suelen necesitar un aporte adecuado de hierro y calcio para mantener el equilibrio energético y muscular. Por eso, una buena planificación (comer suficiente y de forma regular) puede marcar la diferencia entre correr con energía o sentirse agotada.
La hidratación también cuenta. No solo durante la carrera, sino a lo largo del día. En una ciudad como Málaga, donde las temperaturas suben pronto incluso en primavera, beber agua con frecuencia es tan importante como calentar antes de correr.
La mente también corre
Correr no solo fortalece músculos: también libera tensiones. La práctica regular de ejercicio aeróbico se asocia a una reducción de los niveles de estrés y mejora del estado de ánimo, según informes de la Organización Mundial de la Salud. Para muchas mujeres, salir a correr se ha convertido en su momento del día: una pausa mental que equilibra trabajo, familia y vida personal. El ritmo constante de la carrera ayuda a ordenar los pensamientos, y esa sensación de control —respirar, avanzar, sentir el cuerpo— explica en parte por qué tantas corredoras mantienen el hábito durante años.
Málaga, un circuito natural
Si hay una ciudad que invita a moverse, es Málaga. Con kilómetros de paseo junto al mar, clima benigno y luz todo el año, el entorno se convierte en el mejor gimnasio gratuito. Correr aquí es fácil; hacerlo bien, un acto de cuidado personal. Y, como en todo hábito saludable, el equilibrio es la clave: saber cuándo acelerar y cuándo parar, cómo cuidar el cuerpo que te sostiene y con qué equiparte para seguir disfrutando cada zancada. Recuerda: el éxito en el running no está en la meta ni en el cronómetro, sino en poder volver a atarse las zapatillas mañana y salir otra vez, sin dolor, sin prisa, y con ganas.
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