FP Dual: una oportunidad para impulsar el talento joven
Contenido ofrecido por Aguas de Torremolinos
La empresa Aguas de Torremolinos impulsa desde el curso 2020/21, con notables resultados, esta modalidad que combina la presencia en el centro educativo con la formación práctica directamente en el centro de trabajo. Alejandro y Natalia, que fueron pioneros en el ciclo superior de Gestión del Agua del IES La Rosaleda, cuentan sus experiencias ya como empleados de la empresa
El empleo sigue siendo una de las principales preocupaciones de los ciudadanos de la Costa del Sol. La provincia de Málaga cuenta con una tasa de desempleo del 12% según la última EPA y en el caso concreto de Torremolinos, la cifra es del 14%. El problema se acrecienta en el caso de los jóvenes, pues, estadísticamente, son los que más dificultades tienen a la hora de encontrar empleo junto a las personas mayores de 45 años. Sin embargo, están surgiendo iniciativas que nacen de la colaboración directa entre los centros de formación y las empresas que buscan cerrar estas brechas. Es el caso de la FP Dual.
Esta modalidad de Formación Profesional cuenta con la particularidad de que se realiza en alternancia entre el centro educativo y la empresa, de manera que permite al estudiante recibir formación en el centro docente y al mismo tiempo poner en práctica lo aprendido en un centro de trabajo. Una gran oportunidad que garantiza una ocupación de calidad a muchos jóvenes, pues sus datos a nivel general indican alrededor de un 80% de empleabilidad.
Uno de los sectores donde más sentido cobra esta sinergia es el del agua. Este es clave para la economía verde, genera confianza y contribuye al desarrollo de otros sectores ejecutando proyectos para avanzar en el desarrollo sostenible y actuando frente a la emergencia climática, pero también presenta dificultades a la hora de afrontar el relevo generacional en sus plantillas. Actualmente, a pesar de las últimas lluvias, la Costa del Sol vive una sequía muy severa y con el objetivo de preservar el agua en el futuro, empresas como Aguas de Torremolinos están apostando por la innovación para la regeneración y la reutilización del agua, permitiendo dotar de una segunda vida a las aguas residuales para nuevos usos en las ciudades, la industria y la agricultura. Esto también se traduce en la creación de puestos de trabajo y, por tanto, nuevas oportunidades para los jóvenes.
Por eso, la empresa cuenta desde el curso 2020/21 con un convenio de colaboración con el IES La Rosaleda de Málaga para apostar por esta oportunidad educativa y ofrecerles formación práctica sobre el terreno a los alumnos del Grado Superior en Gestión del Agua, un ciclo pionero en Andalucía al ser el primero con su nivel formativo. Desde entonces, la empresa ha acogido a nueve alumnos en sus instalaciones a lo largo de estos años, y cinco de ellos han tenido después una relación contractual con la empresa, por lo que el grado de empleabilidad es muy alto. Este año, la empresa formará a dos estudiantes de primer año del grado, además de a otros tres de segundo año que ya estuvieron el curso pasado.
Y es que este es un sistema dual no sólo porque se combina la formación en el centro educativo y el centro de trabajo, sino también porque se benefician directamente tanto el alumnado como la empresa. Lo explica Salvador Quesada, responsable de Recursos Humanos de Aguas de Torremolinos.
“Nuestra parte técnica precisa de un grado de especialización que, hasta que no se implantó este modelo, sólo se conseguía a través de la experiencia. Nuestro personal operario no son fontaneros al uso. Tenemos instalaciones diferentes, materiales diferentes, procesos diferentes que requieren una especialización muy concreta y difícil de adquirir. Ahora, con este modelo no ocurre, porque el alumnado hace la parte práctica de su formación directamente con nosotros y ese conocimiento práctico lo van adquiriendo de manera intensiva y a la vez natural, por lo que el periodo de adaptación es mucho menor”, cuenta.
Durante su formación práctica, la empresa pone a disposición del alumnado los medios materiales y recursos humanos imprescindibles para desarrollar con eficiencia las actividades previstas en el programa formativo. Ello incluye, tutores con experiencia acreditada, cesión de los materiales y equipos necesarios para desarrollar su trabajo o el uso de las instalaciones de la propia empresa con el objetivo de formar a profesionales del sector que sean expertos en realizar un uso eficiente del agua, con todas las garantías y basado en la digitalización.
Jóvenes que abren camino
Cuando Alejandro acabó sus estudios tenía claro que no quería estudiar una carrera, porque no había ninguna que le llamase la atención. “Yo quería algo relacionado con un oficio y, mirando grados superiores, me encontré que ese mismo año había empezado este grado en Gestión del Agua en La Rosaleda”, apunta.
De este modo se convirtió en pionero: fue el primer alumno en realizar su formación en Aguas de Torremolinos y también el primero en conseguir un contrato con la empresa. Ahora ya lleva más de dos años siendo miembro de pleno derecho de la plantilla y realiza diversas labores como operario en la red de aguas. “Me dedico al mantenimiento de las redes y a controlar que el agua llega al grifo del consumidor en cantidad y calidad suficiente, con todas las garantías sanitarias, minimizando el impacto de las fugas y las averías, que tiene muchísima importancia ahora durante la sequía”.
Ahora no duda en recomendar a otros jóvenes que sigan sus pasos. “Yo lo recomendaría porque tiene muchas salidas. Hay que ponerle ganas, pero lo recomendaría sin dudarlo porque es un sector esencial que necesita gente joven”, dice.
Además, otra ventaja con la que cuenta este nuevo modelo de formación es que puede dar impulso a la incorporación de la mujer en un sector muy masculinizado, ofreciendo una mayor especialización y abriendo así un camino al talento femenino. Es el caso de Natalia, que empezó el grado un año después que Alejandro y terminó convirtiéndose en la primera mujer operaria de la historia de Aguas de Torremolinos.
Ella reconoce que si el ciclo no hubiera tenido esa parte práctica directamente en la empresa no lo hubiese elegido. Tras haber cursado una FP de prótesis dental e higiene bucodental a la que no se terminó dedicando, quería algo relacionado con la jardinería o la agricultura, sectores con los que tiene relación familiar, pero por casualidad se encontró con el de Gestión del Agua y le terminó seduciendo la idea de que fuera dual. “Yo quería estar más en la empresa, que es donde realmente se aprende, que sentada en una mesa. Si no hubiera tenido esa parte práctica, a lo mejor me lo pienso y no hago el grado”, cuenta.
A pesar de que ahora se mueve en un sector técnico con amplia mayoría masculina, Natalia reconoce que se siente completamente integrada en la plantilla. Y es que, en el fondo, está acostumbrada a abrir camino. “Yo ya he estado trabajando de jardinera y de agricultora, oficios en los que la mayoría eran hombres, y nunca he tenido ningún problema para adaptarme. Sí que es verdad que aquí al principio, como los compañeros nunca habían tenido a una mujer trabajando con ellos, estaban un poco expectantes, pero debo de reconocer que hasta el momento la experiencia ha sido magnífica”.
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