Carnaval de Málaga | Entierro del Boquerón

El Carnaval eleva al cielo su último suspiro

  • Con el Entierro del Boquerón culmina un mes de celebraciones en torno a la fiesta del Dios Momo

El Boquerón arde en la playa de La Malagueta.

El Boquerón arde en la playa de La Malagueta. / Marilú Báez

El Carnaval de Málaga 2019 ya forma parte de la historia. Más de un mes de actividades repartidas en una veintena de escenarios donde la alegría era la nota predominante en la fiesta del Dios Momo. El aumento del público en las actividades en la calle ha sido una de las notas más peculiares de esta edición.

La última jornada ha vuelto a dejar una sensación de final, con la fiesta escapándose entre los dedos para no volver. El último pasacalle de fantasías y grupos de animación se ha coordinado con el concurso de coplas en la plaza de la Constitución y permitió disfrutar de un ambiente especial junto a la Gran boqueroná, donde se repartieron centenares de raciones de boquerones fritos.

Pero el momento más esperado ha llegado en calle Martínez con la aparición del Boquerón sobre un patinete. El epitafio del Carnaval cuenta con un protagonista principal y el resto de actores pasan a formar parte de su cortejo, el más largo de los últimos años. Las obras de la Alameda Principal y la ya extinta rotonda del Marqués de Larios han modificado el trazado por Sancha de Lara y no cabía nadie más para ver a fantasías, drag queens, grupos de canto y de animación, charangas y plañideras que daban su última despedida a Momo.

Mientras la cabeza del cortejo alcanzaba ya la mitad del Palmeral de las Sorpresas, la gran estructura del Boquerón aún se encontraba en la plaza de la Marina. Otro año más, y el público lo agradeció ante las temperaturas altas que registró la jornada, el pez ha lanzado chorros de agua que pillaron inesperados al respetable en algunas ocasiones. Las acrobacias de Gym Victory, los bailes de Nueva Luna o la Asociación de Mujeres García Grana y las notas de Calipso hicieron las delicias de mayores y pequeños.

Aunque una parte de la ciudad y sus visitantes ignorase el evento entre las terrazas de Muelle Uno, otra ha decidido participar en las aceras disfrazándose. A pesar de no contar con el permiso de llegar hasta La Farola por el paseo peatonal, el cruce bajo el puente de calle Vélez ha mejorado respecto a otros años. Sin embargo, el recinto donde debía arder la alegoría carnavalera ha sido mucho más pequeño y ha obligado a ampliar el perímetro y a esperar a los Bomberos para evitar incidentes.

Con las antorchas encendidas, Rafael Acejo y Teresa Porras han prendido fuego al boquerón que, en apenas un minuto, se ha visto envuelto entre llamas para culminar un Carnaval más. Una fiesta hecha de ilusiones, disfraces y papelillos, convertida a base de esfuerzos en una fecha para celebrar y que nadie la infravalore. El Carnaval es Málaga.

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