Las gentiles | Crítica

Instagram suicida

Una imagen del nuevo filme de Amodeo.

Una imagen del nuevo filme de Amodeo.

Presentado en la sección oficial del pasado Festival de Cine Europeo de Sevilla, el nuevo largo de Santiago Amodeo parece querer regresar al espíritu independiente y pop de sus primeras películas (Astronautas, Cabeza de perro) en aquel emergente nuevo cine andaluz de la ‘Generación Cinexín’ después de un par de irregulares trabajos de encargo (¿Quién mató a Bambi?, Yo, mi mujer y mi mujer muerta). Y lo hace intentando navegar entre las aguas de ese neolenguaje de las redes sociales que sus jóvenes protagonistas femeninas usan como vía de comunicación y auto-representación, y esa férrea y determinista estructura dramática marca de la casa que suele imponer una dirección y una mirada demasiado adultas a un universo fluido que, sin embargo, se quiere expresado en la voz propia y el sentir confuso de sus adolescentes.

Estamos así ubicados entre el angst juvenil vivido desde dentro, con su coqueteo con el suicidio como salida romántica a las dudas, complejos y angustias propias de la edad, y ese otro marco narrativo que, a pesar de las buenas prestaciones de las debutantes Paula Díaz y África de la Cruz, pone en su boca (narradora o dialogada) un poco más (por supuesto más lúcido y autoconsciente) de lo que podría esperarse de sus cuitas de identidad sexual, amor no correspondido, amistad incondicional, rebeldía contra los padres (trazados en el límite de la caricatura a lo Solondz) y retos virales con destino a las stories de Instagram.

Así las cosas, ni la tragedia anunciada ni la vida entendida como eterno juego de verano terminan de encontrarse del todo en un filme que, desde el paisaje indie de la periferia urbana y suburbial, termina cobardeando en su salida moral, tal vez pensando nutrir sesiones didácticas sobre los peligros de las redes, la alienación 2.0 y otras patologías digitales patrocinadas por instituciones públicas del ramo.