Loli Tormenta | Crítica

Un cuento de despedida

Susi López en una imagen de 'Loli Tormenta', filme póstumo de Agustí Villaronga.

Susi López en una imagen de 'Loli Tormenta', filme póstumo de Agustí Villaronga.

Si el cine de Agustí Villaronga (1953-2023) se revelaba en sus inicios como una incursión personalísima en el lado más siniestro de las fábulas infantiles (Tras el cristal, El niño de la luna), su película póstuma, esta Loli Tormenta que aparentemente nada tiene que ver con el grueso de su filmografía (99.9, El mar, Aro Tolbukhin, Pan negro, El rey de La Habana, Incierta gloria, El vientre del mar), lo hace también como suerte de testamento vital, luminoso, conciliador, inclusivo y voluntariamente naif de quien parece saber que está entregando su última película.

La ligereza de trazo, el uso del color y la disposición narrativa en viñetas propia del cómic presiden una comedia con abuela excéntrica y niños elocuentes tocada por la ingenuidad de la mirada infantil y el tono siempre leve del juego cómplice y distanciado sobre sus materiales dramáticos. La historia de Mario Torrecillas bebe del tebeo libertario e irreverente para tratar asuntos serios con tanto respeto como socarronería: la vejez, muerte, el Alzheimer, la inmigración, la vida marginal, la pobreza energética, la especulación inmobiliaria, la educación, o la familia elegida son aquí el marco flexible para un encadenado de situaciones cómico-vitales que funcionan mejor de forma aislada que en su conjunto ensamblado, donde un exceso de música denota demasiado el pegamento de seguridad.

Al fin y al cabo, Loli Tormenta es un filme de gestos impredecibles, salidas inesperadas y personajes siempre en fuga, criaturas tocadas por la gracia y la autoconciencia en un mundo costumbrista trascendido por la caricatura amable y empática. Y a pesar de su supuesto protagonismo, tal vez sea el de Loli Tormenta, veterana ex-atleta y entusiasta abuela de dos nietos huérfanos de madre interpretada por Susi Sánchez, el personaje menos redondo de todos los que por aquí desfilan, episódicos memorables que, como los de Fernando Esteso, Celso Bugallo y Pepa Charro, o los impagables niños debutantes Joel Gálvez, Mor Ngom y Maria Anglada Sellarés, se llevan este filme de la mano para celebrar la vida en las calles y barrios de una Barcelona popular que parece estar pidiendo un respeto por sus viejas formas de vida en comunidad.