Primavera en Beechwood | Crítica

Una biblioteca propia

Josh O'Connor y Odessa Young en una imagen del filme.

Josh O'Connor y Odessa Young en una imagen del filme.

Una secuencia condensa el sentido de esta Primavera en Beechwood que, con la apariencia, traducción y cartelería de enésimo heritage film made in Britain, trabaja más bien bajo su superficie de “cuidada ambientación de época” y rituales sociales para arrancar un relato sensorial y suspendido sobre ese momento determinante en la vida de una joven sirvienta (Odessa Young) destinada a ser un día escritora de éxito.

En ella la vemos recorriendo desnuda las estancias y la biblioteca de la casa del joven aristócrata (Josh Connor) del que es amante, justo cuando éste se ha marchado a una reunión después de tener sexo. Basado en la novela de Graham Swift, el filme de Eva Husson suspende así un instante sobre el que pivotan las idas y venidas de un relato hecho de fragmentos que salta en el tiempo para reconstruir la historia íntima de esta mujer y su paulatina emancipación, una emancipación inspirada en Virginia Woolf en la que la escapada del destino de clase, la pasión por la escritura o la libertad sexual, fraguada en una nueva relación ‘prohibida’ con un filósofo negro, marcan el camino de independencia y empoderamiento en un mundo de convenciones y compartimentos estancos.

Estamos en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, aquellos alegres veinte que vieron florecer cierto optimismo sobre las ruinas del duelo, aunque un clima melancólico atraviesa el entorno de esta historia de afirmación, especialmente en esa pareja que encarnan Colin Firth y la omnipresente Olivia Colman, también en el amante que está sustituyendo en cierta forma al hermano muerto en su desempeño para perpetuar la dinámica social en la que vive.

El filme funciona así a varios niveles con cierta inclinación arty, una estética impresionista y un interesante agujereo narrativo apenas afeado en ese tramo final donde Glenda Jackson encarna a la escritora ya laureada, foco de activación de un relato zigzagueante y en retrospectiva que se abre a la verdad de los cuerpos y los fluidos para regresar una y otra vez a aquellos instantes de un domingo radiante donde todo fue posible.