Clara y Claire | Crítica

Un sol exterior

El amor maduro en tiempos de redes sociales. Bien pudiera haber sido este el high concept editorial de la novela de Camille Laurens que ha dado origen a esta película. En su epicentro, Juliette Binoche encarna a una profesora de Literatura divorciada y recién abandonada por su amante, una mujer en crisis y aún deseante a la que el súbito descubrimiento de Facebook (Tinder para qué te quiero) le servirá para crear una identidad paralela, más joven y atractiva, con la que empezar un pequeño juego de seducción con un amigo de su ex-amante.  

Clara y Claire responde así, en un primer momento, a este juego virtual de suplantación, reactivación del deseo y recuperación de la autoestima, un juego que se quiebra empero hacia derroteros inesperados y dramáticos que Nebbou filma con efectismo y tendencia al subrayado.

A la postre, la película abandona el retrato íntimo (y por tanto, a la Binoche y su espectáculo) y se entrega en su segunda parte al cambio de punto de vista y a la metaficción, a la catarsis plagada de ases en la manga que lleve el drama, la conciencia y la culpa al territorio de lo literario.

Aunque no lo parezca, Binoche está aquí lejos de su personaje en Un sol interior, de Claire Denis, otro filme sobre el amor y el deseo femeninos en la edad madura que huye y escapa con finura y ligereza de todos los trucos, volantazos y (falsos) misterios que encierran esta película en un modelo de telefilme con cierto pedigrí de sofisticación y la justa dosis de evasión tranquilizadora para asiduos a la versión original.