De libros

Lorenzo Silva gana el Planeta con una intriga policíaca para tiempos inestables

  • El madrileño consigue el galardón con 'La marca del Meridiano', una nueva entrega de su pareja de investigadores Bevilacqua y Chamorro. La periodista Mara Torres queda finalista con 'La vida imaginaria'.

Hijo y nieto de militares, licenciado en Derecho, abogado, escritor y admirador de Raymond Chandler, Virginia Woolf y Franz Kafka, el madrileño Lorenzo Silva (1966) ha ganado el Premio Planeta de Novela, dotado con 601.000 euros, por La marca del Meridiano, una intriga policíaca que supone el regreso a las librerías de su celebrada pareja de guardias civiles. Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro son los protagonistas de la serie que más ha contribuido a la fama de su autor. Un proyecto que arrancó con El lejano país de los estanques (Premio El Ojo Crítico 1998), continuó con El alquimista impaciente (Premio Nadal del año 2000) y prosiguió con La niebla y la doncella, Nadie vale más que otro (relatos), La reina sin espejo y La estrategia del agua, obras publicadas por la editorial Destino, uno de los sellos del Grupo Planeta.

Ahora, en esta nueva entrega, presentada bajo el lema Te protegeré, los dos investigadores han de resolver un extraño crimen que les llevará tras la pista de un caso con derivaciones éticas y emocionales. Es una historia ubicada en la España actual, que Silva presentó bajo el seudónimo de Bernie Ohls (uno de los protagonistas de El sueño eterno de Chandler, encarnado por el actor Regis Toomey en la mítica cinta de Howard Hawks) y que ilustra el auge de la novela detectivesca en esta competición, como había advertido la víspera el escritor Juan Eslava Galán en su comentario de las obras finalistas.

Lorenzo Silva, autor también de La flaqueza del bolchevique (que fue finalista del Nadal 1997 y llevó a la gran pantalla el director Manuel Martín Cuenca), vuelve ahora a adentrarse, con un crimen como punto de partida, en las sombras y luces de la naturaleza humana y en las siempre complejas relaciones entre hombres y mujeres.

Silva ha asegurado sentirse orgulloso de formar parte de una nómina de ganadores en la que están sus admirados Ramón Sender y Manuel Vázquez Montalbán. Ha explicado que la novela ganadora es la historia de un hombre que nació en Montevideo y vivió en Madrid y "el meridiano del título es el de Greenwich, la línea que hay entre Madrid y Barcelona". Este hombre, que vive en Madrid, tiene que investigar un crimen en Barcelona, donde vivió en otra época, y esa pesquisa será también "un viaje a su propio pasado".

En unas breves palabras tras conocerse el fallo, Lorenzo Silva ha dado las gracias a su familia y a Barcelona, "un personaje más de esta novela y que se ha mostrado muy generosa conmigo, pues aquí recibí mi primer gran premio (el Nadal) y también me dio la mujer que quiero y una casa para vivir". En un tono más político, Silva ha dicho en catalán que "vivimos en democracia y todos pueden decir lo que quieren y piensan", pero su deseo es que "nunca haya otra línea divisoria que ese meridiano, que después de todo no es más que una línea imaginaria".

La finalista resultó ser la conocida periodista Mara Torres, con la novela La vida imaginaria. La presentadora del informativo de La 2 debuta en la ficción tras haber publicado dos libros de crónica periodística: Hablar por hablar. Historias de madrugada y Sin ti. Cuatro miradas desde la ausencia (ambos en Aguilar). Presentó su novela con el seudónimo de Pilar Otero y El búnker como título provisional. La obra ofrece una mirada comprometida frente a problemas sociales de la máxima actualidad.

Por lo demás, el suspense también protagonizó la velada literaria en el Palacio de Congresos pues en la mesa de autoridades se reunían nada menos que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, el ministro de Cultura José Ignacio Wert, partidario de “españolizar a los niños catalanes”, y el presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara. Las declaraciones que los tres han realizado en los últimos días sobre las consecuencias de la deriva nacionalista en Cataluña habían despertado tanto morbo que la posibilidad de conocer de qué se habló en esa tribuna eclipsaba por momentos a las deliberaciones del jurado. Un gran despliegue de seguridad a las puertas del recinto, que habría hecho igualmente las delicias de la pareja Bevilacqua y Chamorro, fue el telón de fondo de unas conversaciones que quedarán posiblemente para la Historia de España y Cataluña.

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