Tenis | Estoril Open

El tsunami Davidovich devora a Monfils

  • Tremendo partido del malagueño para meterse en las semifinales del ATP 250 de Estoril, en el mejor partido de incipiente carrera

  • Victoria por 6-7, 7-5 y 6-4 ante un tenista de los 20 mejores del mundo y con un palmarés de calibre

Davidovich golpea la bola.

Davidovich golpea la bola. / Rodrigo Antunes / Efe

Así firma sus mensajes en redes sociales, #teamtsunami, el malagueño Alejandro Davidovich Fokina. Su irrupción en la primera división de la ATP, en Estoril, es sonada. Procedente de la fase previa, tumba a Gael Monfils, vigente número 18 del mundo, 6 en 2016. Un semifinalista de Roland Garros y del US Open, crema del circuito. Le fulminó tras dos horas y cuarto de un tenis salvaje, alternando momentos sublimes con algún fallo impropio. Pero así es Davidovich, volcánico y todo un carácter, genes rusos pero “malagueño 100%”, que vuela y se desliza por la arcilla lusa para alcanzar las semifinales en la mejor actuación de su incipiente carrera, su mejor victoria ante un Top 30 del mundo.

La pista Millenium de Estoril, donde se celebra el mejor torneo de Portugal, dotado con más de 500.000 euros en premios, despide con una ovación tremenda a Davidovich (19 años), que recibe un caluroso abrazo de Monfils al acabar. Algo así como un “bienvenido al circuito”. Con mirada alucinada, su staff, con el jefe Jorge Aguirre en cabeza, se abraza. En su segunda temporada de senior ya amagó el malagueño con resultados de nivel, pero la explosión llega en Portugal. Unas semifinales de un ATP 250 son cosa seria. Y un partido como el que hizo ante Monfils, aún más. El lunes aparecerá cerca del Top 100 del ranking ATP. Venció por 6-7, 7-5 y 6-4 en un partido con muchas alternativas y roturas de saque.

El primer set tuvo tramos de tenis brillantísimos para Davidovich, que perdió dos veces su saque y las recuperó, la última de ellas para forzar el tie break cuando Monfils servía. Cuando restaba con 5-4 tuvo hasta tres bolas de set el malagueño, una de ellas conseguida con un increíble revés paralelo. Desplegó puntos espectaculares Davidovich. Pero no tuvo frialdad en dos de esos tres puntos, llegó a tener la iniciativa para rematar sin hacerlo.

En cualquier caso, era un placer ver a Davidovich competir con un tenista en la élite mundial y dominarle constantemente, llevar iniciativa de puntos y conectar golpes de altísima dificultad. Muy bien con el revés, tanto paralelo como el cruzado, y con derechas eléctricas y una capacidad enorme de transformar situaciones difíciles en puntos a favor. En un tie break extraño, con los cinco primeros puntos ganados por el resto, Davidovich se desenfocó con el 3-2 y encajó seis puntos seguidos para caer por 7-2.

De primeras rompió en el segundo set el malagueño con 0-40 y un exquisito globo de revés a la línea, pero después entregó su saque por el mismo tanteo. Son esos momentos en los que debe mejorar su concentración para subir escalones. Concedía la iniciativa Monfils a Davidovich, pero su capacidad para abarcar pista le permitía también recuperaciones impresionantes. Entre el uso intensivo y el abuso de las dejadas (confesaba en una entrevista recientes que llegó a hacer 80 en un partido), con más puntos ganados que perdidos con esa suerte aprovechando que Monfils jugaba dos metros por detrás de la línea de fondo, Davidovich seguía en partido hasta que con 4-3 y saque para el malagueño (llegó a tener 40-15), el galo conseguía una bola de break. Davidovich respondía con tres puntos magistrales para igualar a cuatro. Con 5-5, Davidovich rompió con 15-40 después de unos puntos magistrales, como un drive la lado de la red que metió en la línea de fondo de manera inverosímil. Cerró con su saque para forzar el tercer set (7-5).

Se convirtió la manga definitiva en un ejercicio de supervivencia, con los dos tenistas exhibiendo cierta cansancio. Quinto partido en el torneo para Davidovich, un partido en dos meses Monfils. Rompió Davidovich con 1-1, pero no consolidó el break con un francés un poco más agresivo. 

Cayó un tanto en la desesperación el malagueño en un momento en el que debía tener tranquilidad. Pero, como todo deportista genialoide, volcó la situación rompiendo con 0-40 tras varios golpes fabulosos para colocarse 4-3 y saque. Lo entregó de 15-40 con tres dobles faltas y con un costalazo para intentar salvar una bola imposible. En ese vaivén transcurría un partido que se acercaba a su desenlace (4-4) y que el de La Cala del Moral volvía a poner en franquía rompiendo otra vez en blanco antes de cerrar con una bola larga de Monfils. Casi lloraba de alegría, botaban sus entrenadores en la grada. Ha llegado el tsunami Davidovich. 

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